SARAH

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   La fiesta del hermano de Seokjin era esta noche

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La fiesta del hermano de Seokjin era esta noche. Fiorella había ofrecido prepararnos en su departamento pero sinceramente prefería quedarme en mi casa. Tenía la esperanza que saliera un imprevisto, tal vez mamá me necesitara para ayudarla con algo o mis hermanos llamarán por alguna emergencia y tuviera que quedarme aquí. No, no tenía ganas de salir pero si aceptaba el plan de Fiorella ella me volvería loca insistiéndome.

Busque en mi armario algo adecuado para fiestas. Pensé en los tops y faldas que otras chicas suelen usar, yo no tenía nada de eso. No salía seguido.
Encontré algunos vestidos, dos faldas tableadas, un short y algunas camisas que podrían funcionar.

Comencé a cambiarme. Faldas con camisas, no me gustaban. El short con la camisa blanca, podía funcionar pero algo con encajaba bien. Quizá la exposición de mi vientre, me cubrí con la mano.
Lancé la camisa a lo lejos, furiosa.

Me probé dos de los tres vestidos, eran floreados y básicos, no podía ir con esto. El tercer vestido era negro, básico. Era ajustado al cuerpo aunque bastante elástico. Era con cuello alto y sin mangas y me parecía adecuado, pues hacia algo de frio en las noches.
Me lo coloqué y no recordaba que fuera tan corto o al menos no estaba acostumbrada a usar cosas así. Mis piernas estaban demasiado expuestas y la celulitis era algo que me atormentaba mostrar. Aun así, me tomé una foto y se la envié a Fiorella.

-Te ves preciosa. Creo que unos borcegos irían bien con el vestido y una chaqueta de jean.

Me lancé sobre el placar otra vez en busca de borcegos, tenía solo dos, uno eran más altos que los otros. Me miré al espejo, seguía sin estar convencida pero mi paciencia conmigo misma se había agotado. Opte por las eran más altas y luego me coloqué la chaqueta de jean.
Dejé que mi cabello cayera sobre mi espalda. Siempre llevaba mi pelo lacio y esta vez decidí hacerme algunos bucles en las puntas, para cambiar un poco o eso pensé.

Me quedé unos segundos observando mi reflejo. Desearía sentir confianza por primera vez y no seguir dudando de si me veía bien o no. Seguía suplicando que algo surgiera y me impidiera irme pero al parecer todo seguiría en orden.
Vi la llamada de Fiorella y supe que ya estaba en la entrada esperándome.

Me terminé de maquillar colocándome un labial nude y me bajé. De hecho no sabía maquillarme como Fiorella, pero tanto verla hacerlo, creo que algo aprendí. Mi maquillaje era lo único que no me hacía dudar.

- ¿A dónde irás así vestida? -mamá apareció en la sala. Volteé para verla detrás de mí. Sus ojos recorrían mi cuerpo, fingió una sonrisa amable.
-A una fiesta.
- ¿De quién?
-Un compañero de la universidad.
- ¿Estas segura que...? -sus ojos se detuvieron en mis piernas expuestas.
-De que, madre.
-Bueno... -camino alrededor de mí inspeccionándome con mayor atención- ¿No crees que sería mejor si usas algo más largo? Se nota tu celulitis, no se ve bien, amor -ladeo la cabeza.
-Mamá, estoy bien así -quise disimular la inseguridad que me provocó.
-Tal vez un pantalón largo y una blusa sería mejor.
-Mamá...
El bocinazo de Fiorella me salvó. Dejé a mi madre allí en la sala y corrí hacia el auto de mi amiga. Fingí que nada de lo que mi mamá me había dicho que había afectado y que la angustia me oprimía la garganta.
-Te ves hermosa. ¿Cómo es que nunca usas ese vestido? -Fiorella aceleró el coche.
Jamás volveré a usarlo y me arrepentía de ponérmelo.

Al llegar a la fiesta, Fiorella y yo quedamos boquiabiertas al ver la mansión en la cual vivía Seokjin.
Había allí unas cien personas o un poco menos, tal vez exagere un poco, pero era una gran multitud.
Parecía una escena sacada de ese tipo de películas como «Proyecto X». Gente bailando alrededor de una enorme piscina iluminada. La casa completamente llena. Alcohol por todas partes. Parejas besándose en cada rincón. Realmente me sentía fuera de lugar.

Fiorella entrelazó nuestros brazos y me guio hacia adentro. Una vez que encontramos la cocina, dejamos las botellas de alcohol que habíamos traído. Abrí una lata de cerveza y seguí los pasos de mi amiga. La gran mayoría de chicos se detenía a observarla. Su pequeña y marcada figura, su trasero, el escote de su top blanco. Fiorella parecía no notarlo.
En cambio las miradas hacía mí eran de rechazo. Algunas chicas murmuraban mientras no disimulaban verme a las piernas. Bajé la falda para ocultarme un poco más.

La hora había avanzado. Fiorella me obligó a bailar con ella. Me negué más de una vez pero su respuesta siempre era la misma:
- ¡Que se joda cualquiera que te mire mal! ¡Eres hermosa, Sarah! -gritaba a toda voz para que cualquiera que estuviera cerca la escuchara.
El alcohol no tardaba en hacerle efecto. Solo podía reír tímidamente cuando gritaba así.
-Veo que se están divirtiendo -Seokjin apareció en medio de nosotros con una amplia sonrisa y un vaso con alguna extraña bebida azul.
-Demasiado -Fiorella gritó. Observó a Seokjin y luego dirigió una mirada hacia mí-. Iré por algo de beber.
-Iré con...
-No. Quédate aquí, tal vez encuentre a Suga en el camino -guiñó un ojo. Fiorella solía tener algo privado con el chico más callado de la universidad. Tenía un aura misteriosa, supongo que eso atraía locamente a mi amiga.

Seokjin me regalo una sonrisa tímida. Me sentía nerviosa cuando se trataba de estar tan cerca de un chico guapo. Y no es que Seokjin me volviera loca, pero no podía negar que tenía una belleza que no había logrado encontrar en nadie más.

- ¿Quieres acompañarme? -señaló el patio trasero, que estaba rebosando de gente.
Asentí. No tenía más opción. Seokjin era el único rostro familiar, además de Fiorella, en esta fiesta.

Caminamos pasando entre la multitud. Nos alejamos lo suficiente como para poder escucharnos sin tener que gritar.
Nos sentamos en unos columpios. Él continuaba bebiendo de su vaso y yo aún sostenía mi cuarta lata de cerveza, caliente.

- ¿Este es tú patio de juegos? -Seokjin soltó una pequeña risa. No me consideraba alguien graciosa, pero hacía comentarios irónicos cuando me sentía nerviosa o cuando tenía confianza. Quizá ahora era una mezcla de ambos.
-Me gusta jugar en el arenero -señaló. Nuestras risas se combinaban bien-. Creí que no vendrías hoy.
-No lo iba a hacer -confesé.
- ¿Por qué?
-Digamos que este no es mi hábitat natural -di un sorbo a mi cerveza.
-Tampoco es el mío -ladeo una sonrisa-. Pero es mi casa, no podía huir. Por cierto, te ves muy bonita.
Sentí mis mejillas arder como fuego. Rogué que no lo notara. Seokjin sonreía cabizbaja.
-No eres de las que cree los cumplidos, ¿verdad?
-No los recibo con frecuencia.
-No entiendo porque. Creo que eres bonita -lo dijo como si fuera algo tan normal. Como si no estuviera coqueteando, como si solo dijera que el clima está fresco o que tiene sueño. Ni siquiera intentó mantener el contacto visual. Solo lo soltó.
-Pues, gracias... yo...
- ¿Seokjin? -ambos levantamos la mirada. Jazmín estaba frente a nosotros. Llevaba un vestido rojo, ajustado a su cuerpo. Un escote pronunciado dejando ver su pecho. Su cabellera cobre por encima de los hombros.
-Jazmín -él respondió.
-Te estuve buscando toda la noche -confesó. Me dirigió una mirada de rechazo pero volvió su atención a Seokjin, se acercó a él-. ¿Cómo has estado? Disculpa que no respondí tu mensaje anoche.
Vi a Seokjin tensarse ante la disculpa de Jazmín. Al parecer comenzaba a suceder algo aquí que no me interesaba saber. Por lo que decidí ponerme en pie e irme dejándolos solos.
- ¡Sarah! -Seokjin intentó detenerme.
-Déjala -Jazmín se puso en medio-. Tu amiga te busca, Sarah... -bajo su mirada a mis piernas y ladeo una sonrisa asquerosa. Bajé mi falda con las lágrimas a punto de explotar en mis ojos. Seokjin negó con su cabeza.
-Buenas noches -me marché. No busqué a Fiorella, solo decidí irme. Sabía que venir sería un error. Debía haberme inventado un pretexto yo misma.

Love Yourself (Kim Seokjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora