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Everyday.


A veces las personas esperamos más de lo que deberíamos de otras personas, a veces nos creemos todas aquellas promesas que lanzan al aire, a veces creemos que son tan transparentes como nosotros nos mostramos ante ellas.

No podemos exigir mucho de una persona, al final son solo eso personas, ninguna persona estará para siempre porque con el tiempo las personas se cansan y encuentran de otra persona que de verdad si las completen.

No estoy en posición de decir o pensar eso, porque tengo a las mejores amigas que cualquier persona podría desear, pero también entiendo que todo aquello que está por las nubes en algún momento tendrá que bajar.

Me dejé caer en el suelo en un split abriendo los ojos al sentir el leve choque de mi entrepierna con el suelo mientras le sonreía a Dorotea la cual me miraba con los ojos achinados, los demás hacían cosas, pero Dorotea estaba fijamente en mí, ya que en ningún momento se me despegaba.

Corrí al escenario mientras veía a Paolo llegar, amarré un pedazo de tela a mi cara mientras caminaba tratando de ser silenciosa, para luego lanzarme encima de Paolo como una auténtica loca, incluso con grito y todo.

El chico se espantó y empezó a correr mientras yo lo seguía riendo como una sin cerebro, pero nada podía detenerme, Las chicas de Gimnasia se apartaron con una sonrisa al verme correr sobre sus vigas, para luego saltar a las barras.

El chico corría soltando chillidos pocos masculinos mientras yo corría detrás de él riendo.

—Te voy a pegar lo pobre— grité haciendo que el chico corriese—¡Zapatos de segunda mano!.

El chico chilló aterrado mientras que cuando por fin lo alcancé sonó una canción, la cual nos hizo parar, en lo alto estabas Atlas con sus audífonos puesto mientras su cabello caía por su espalda, las luces del lugar empezaron a parpadear.

—Chicos, Código de Glitter—gritó Dorotea mientras todo el mundo la miraba y empezaba a correr de un lado a otro.

El código de Glitter es cuando el supervisor distrital estaba pésente en las instalaciones para hacer el chequeo mensual a los docentes, Agarré a Paolo mientras empezábamos a bailar al ritmo de la música, mientras que alguien nos ponía el arnés.

—Este arnés no es Gucci—le hablé a Paolo jodiéndolo.

—Déjame en paz garrapata.

Todos reían de como actuaba Paolo porque él es el tipo de persona egocéntrica, altanera y sumamente presumido, una de las cualidades con las que no soy compatible, yo no era juez para dictar el futuro de alguien, pero ese tipo de personas eran el blanco de mis bromas pesadas.

El supervisor entró y empecé a bailar una coreografía rara con Paolo, él me seguía como podía, pero se veía pegajosa, ya que con las mezclas de Atlas, podíamos hacer lo mínimo, Atlas sonrió mientras alzaba sus manos mostrando sus uñas las cuales brillaron.

—El club de Danza nunca decepciona...

El hombre salió del lugar, después de escasos segundos dejando que la puerta se cerrara al hacerlo la maestra Dorotea salto feliz mientras mis compañeros celebraban con júbilo, ella solo me miro con una sonrisa mientras aplaude.

—Te falta fuerza, pero sigues siendo buena—habló, pero suspiro por un breve momento—Tu clase termino, ve al área de pintura, Sandra me regañará demasiado si llegas tarde de nuevo.

¿Eso había sido un alago? Que había hecho yo para merecer esta sensación en estos momentos, sentía que flotaba en el agua, sentía emoción porque solo me quede allí viendo a Dorotea mirarme como si yo tuviera dos cabezas, definitivamente todo en mi vida estaba mejorando.

Las chicas Cool Nunca lloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora