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Valientes.


Existen momentos en los que me preguntaba varias cosas, a veces existían días en los que me sentaba a ver las cosas desde un punto de vista cuestionable, tenía tantas preguntas y al mismo tiempo eran preguntas que en algún momento tendrían la respuesta.

Las personas somos una espada de doble filo porque exigimos tantas cosas sin saber la reacción que eso tendría en nosotros, pero debíamos aceptar que ello siempre volara hacia nosotros, queramos o no porque es lo que somos, estamos llenos de defectos que intentamos cubrir con vendas.

Somos lo suficientemente valientes para aceptar que el momento, con cada palabra y con cualquier acción, puede tener una repercusión enorme en nosotros, en como vemos e incluso aceptamos las cosas.

Allí estaba yo con los ojos abiertos mirando a Clara agarrar las manos de Harley, mientras esta última empezaba a despertar brevemente entre quejidos, apretó la mano de Clara, la cual solo dejo caer una lágrima.

—Clara—habló Harley abriendo los ojos y sentarse en la cama mientras veía a la chica que sostenía sus manos—Me desmaye frente a Sebastián, creo que...

La chica me miro abriendo los ojos como platos al verme allí, sentada en el suelo, intentaba procesar las palabras que Clara me había dicho minutos antes, ¿Cómo podía ser posible? Lo que me dolía era que Harley no había tenido la confianza de decirme las cosas.

¿Cómo no me había dado cuenta?

—Siempre he sabido que ustedes dos tienen sus secretos y que hablan demasiado—hablé poniéndome de pie—De verdad lo entiendo, pero en serio... Yo también soy parte de esta amistad...

—Viola—intento hablar Harley viéndose afectada.

—Viola, nada—hablé mientras una lágrima bajaba por mi mejilla—Harley, tienes Leucemia, como demonios piensas que tome esto, pero creo que tenías razón cuando lo dijiste el primer día.

—No te atrevas...

—Solo soy la mascota del grupo—hablé dándole la espalda a la Harley que abrió la boca para decir algo—¿Desde cuándo tienes esto?

—Viola...

—Desde cuando...

Harley miró hacia la izquierda, mientras parecía nerviosa—Desde los cinco años—habló ella acariciando su codo.

Yo solo asentí mientras le daba la espalda saliendo de la enfermería ignorando sus llamados, yo necesitaba procesar todo esto, de un momento a otro el día era tranquilo, pero en un parpadeo me doy cuenta de que todo es una auténtica mentira.

No lo soporté, no podía hacerlo, entendía que me estaba comportando como una hija de puta, pero de todas formas yo también era parte del grupo, no era justo, ¿Qué había de mí? Por primera vez no sabía qué pensar porque mi cabeza se había dividido en partes iguales.

Mis pasos eran largos, pero al mismo tiempo fuertes, mientras yo no me disponía a mirar a nadie a mi alrededor, solo tome respiraciones lentas mientras intentaba calmarme, me metí detrás de los baños, un lugar el cual estaba deshabitado por obvias razones, era mi lugar cuando quería estar sola.

Pero allí estaba alguien sentado en el pequeño banquillo con los ojos cerrados mientras tenía unos audífonos en sus oídos, se veía tranquilo por lo que sonreí cuando lo vi ahí, sentí como mi corazón se calmaba al tiempo que me sentaba al lado de él.

Las chicas Cool Nunca lloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora