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BORN TO DIE.

Eran las diez u once de la noche, corría por las aceras de las oscuras calles sin importarme nada, las lágrimas caían mientras el miedo llenaba cada parte de mí, no me importaba nada en estos momentos, yo solo corría hasta que mis pulmones dolieran.

No estaba lista para nada en estos momentos, solo podía pensar en correr hasta el lugar sin importar el frío que hacía, sin importar que corría con mi pijama, en estos momentos mi cabeza estaba en blanco mientras yo temblaba.

Las calles estaban desiertas, me había escapado de mi casa hace quince minutos sin que nadie lo notase, en mi cama había una almohada con sabanas encima que simulaban ser yo, para no alertar a mi abuela.

Hace un par de horas todo estaba bien.

Hace un par de horas nos estábamos riendo como si nada.

Como una persona podía mentir tan bien...

Ya habían pasado treinta minutos y seguía corriendo como si nada, mis pies dolían y mi pecho no podía más, estaba demasiada agitada, pero no me importaba, yo no era importante en estos momentos, a lo lejos vi las luces del sitio encendidas y me apresure hasta llegar a la entrada de la clínica.

Mis manos temblaban, estaba realmente asustada.

Esto debía ser una broma.

Al entrar a esta miré a todos lados, mientras miraba las escaleras corriendo hasta estas, ganándome una reprimenda de una enfermera, la cual me fulmino con la mirada mientras yo solo seguía corriendo hasta ver la puerta del tercer piso.

Al entrar lo primero que vi me hizo pedazos, en el suelo estaba Clara llorando mientras temblaba, para entonces de la nada soltar un potente grito que me heló la sangre haciendo que mis lágrimas salieran cuanto antes, mientras caía al suelo.

—¡Mi niña!, ella solo esta dormida haciéndonos una broma—habló la madre de Harley mientras varios enfermeros la sostenían—¡Viola!—habló está en cuando me vio, en sus ojos había una esperanza desesperada—Diles, tú eres su mejor amiga, ve a despertarla.

Yo temblaba y estaba ahí llorando mientras en mi pecho había una pizca de esperanza de que la madre de Harley estuviera en lo correcto, por lo que me limpie mis lágrimas y me puse de pie nerviosa mientras me disponía a caminar a la habitación de donde habían sacado a la madre.

Entré con una sonrisa de nerviosismo, viendo el cuerpo de Harley tumbado encima de la cama, tenía los ojos cerrados y estaba sumamente quieto, no vi su pecho subir y bajar, por lo que me acerque para tocar su hombro.

—Harley, deja de jugar—hablé en un tono bajo, pero juguetón—Clara está llorando junto a tu madre, no es gracioso ya.

—Vamos Har, te acompañaré a comprar ropa—hablé yo tocando su hombro, estaba frío—Vamos Har, vamos a por ropa nueva.

—Señorita...

—Har, solo debes de abrir los ojos, diles a todos que estás jugando—hable riéndome nerviosa—Vamos Har, tu mamá te espera.

Espere una reacción, mientras mi pecho me apretaba cada vez más, las lágrimas en ningún momento habían parado de salir, la esperanza en mi pecho se agotaba mientras no podía aceptar lo que me había dicho, Clara en aquella llamada, hace una hora.

Aquella esperanza paso a ser dolor, mi pecho ardía mientras allí solo estaba yo mirando el cuerpo de mi amiga en aquella camilla, mientras la puerta detrás de mí estaba abierta dejando a la vista la escena.

No podía aceptar que mi mejor amiga estaba muerta en estos momentos.

No podía aceptar el simple hecho de que ya no la vería, ni que no la escucharía, reír o criticar mi forma de vestir o actuar, no podía aceptar el simple echo de que ella ya no estaba, no podía aceptarlo, pero a mi cabeza llegó un recuerdo.

—Chicas, no podre quedarme por mucho tiempo, ya que tengo que acompañar a mamá a un lugar—habló ella llamando nuestra atención mientras nosotras la miramos—sepan muy bien que las quiero hasta el final y perdón por no estar aquí hoy.

—¿Así que eso era tu despedida?.

Mi pecho dolía, así que solo me sostuve del barandal de la camilla mientras lloraba, pero sentí un fuerte empujón viendo como la madre de Harley llegaba de sorpresa mientras me sonreía.

—¿La despertaste Viola?.

Negué con la cabeza, esta solo miró el cadáver de su hija mientras empezaba a llorar poniendo su mano en su rostro, allí estaba ella sollozando mientras yo caía al suelo de nuevo llorando ya sin importarme nada.

—¿Qué le diré a Sebastián?, ¿Quién me apoyará en todas mis puterías? ¿Quién será mi mejor amiga ahora?.

Entonces los recuerdos junto a ella se reprodujeron en mi mente como una película, desde el inicio hasta la época actual, las risas cuando yo hacía chistes malos, las peleas a la que ella se metía solo por defenderme, las veces que me abrazó sin importar nada.

Aquella vez cuando me intente suicidar, la vez que me beso en aquella fiesta solo para darle celos a los chicos, cuando nosotras nos emborrachábamos riendo a carcajadas, cuando ella siempre me tomaba en cuenta para todo.

Dolía demasiado, sentía que no podía respirar, así que lleve las manos a mi pecho.

Nada sería como antes.

Nadie nunca está listo para la partida de un ser querido, por más tiempo que pase enfermo siempre tendremos la esperanza de que habrá un milagro y esa persona sanara y volverá a ser como antes.

Nadie nunca está listo, yo no era la excepción en este caso.

Los recuerdos de todo el tiempo que pase con ella fueron suficientes para derrumbarme, ahora debía de aceptar que nunca la volvería a ver, nunca la volvería a escuchar, jamás nos volveríamos a hacer chistes de doble sentido.

No volveríamos a bailar bajo la lluvia, no volveríamos a caminar juntas por los pasillos de la escuela, no volveríamos a hablar con Diego, ya ella no pedirá nada en la cafetería, ella ya no me regalará labiales de fresa, ella ya no me defenderá de todos.

Donde están aquellas sonrisas, donde quedaran aquellas palabras, donde quedaran aquellas tardes.

Te necesito.

Lo que más me afectaba era que ella quería vivir, mientras que yo no le daba importancia a la vida, eso me afectaba el simple hecho que mientras yo solo gastaba y consumía oxígeno sin valorar la vida, personas que sí quieren y anhelan vivir mueren.

En donde quedaron aquellas promesas Harley.

Fuiste una guerrera hasta el final, no pudiste ganar esa batalla mortal, solías bailar y sonreír en el filo de la muerte, además de que ya sabias lo que se aproximaba, sabías que no te quedaba mucho, por eso las palabras hoy.

Un día que nunca olvidaría, un diez de agosto que me marcaría para toda la eternidad.

No lo evite y me lance sobre el cuerpo de mi amiga mientras lloraba, su cuerpo estaba frío e inerte, ya no había restos de un alma allí, ya debía de aceptar que nunca más la volvería a ver jamás, y que tampoco diría ''O las tres o ninguna''.

Ya no tenía a alguien en quien confiar.

En el suelo pude ver el celular de color rosa, el cual pertenecía a Clara, lo tome en mis manos mientras veía que el fondo de pantalla era una foto de Har soplando las velas en su cumpleaños, pero lo que me llamo la atención fue una hoja de Word en la pantalla.

—Mil razones para amar a Harley.

Entonces lo abrí sin importar que enterándome de algo que siempre fue claro, pero que yo nunca me di cuenta, nuevamente, mientras eso explicaba para mí un poco la actitud de clara.

Eso explicaba muchas cosas.

¿Acaso ella se sentía intimidada por mí?

Las chicas Cool Nunca lloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora