XVII

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El rubio volteó por octava vez hacia su izquierda, sonriendo con algo de vergüenza al ver que su acompañante estaba al tanto de sus acciones. Tomó un buen puñado de palomitas y se los llevó a la boca, masticando y tragando las mismas con rapidez, esto con la intención de calmar los temblores que su cuerpo desprendía cada cinco minutos. Estaba en el cine, había sido invitado y llevado hasta allí por Sunghoon. Y que película estaban mirando? Megan.

Parecía ser el único en aquella sala al que le causaba terror aquella malvada muñeca, androide, holograma, quién sabe que demonios era. Le parecía aterrador como asesinaba, poniendo como justificación proteger a la niña, la forma en la que repentinamente aparecía al frente de la tía, y sobre todo, su aspecto, ese cabello rubio y esos gigantescos ojos. Por todos los cielos! Esa muñeca le traería pesadillas.

Pegó un leve, pero muy notorio respingo en su lugar cuando la muñeca se desconectó por si sola y salió del laboratorio dispuesta a asesinar a todo aquel que se le cruzara. – Estás bien? – Preguntó Sunghoon, con una pequeña sonrisa burlona - S-si, es sólo que.. Ah! – No pudo ni siquiera terminar la frase cuando otra de las víctimas de Megan había sido liquidada – Ya no falta mucho, aguanta veinte minutos más – Le musito el más alto, el asintió en respuesta, aún muerto de miedo.

Poco tiempo después la aterradora película terminó, dejando a Shotaro perturbado, ya que al parecer la historia continuaba con el ordenador principal, que horror. – Vendremos cuando se estrene la segunda parte?- Se burló Sunghoon, rodeando el cuello del rubio con su brazo, ya se encontraban fuera de la sala, camino a la salida – Vendrás tu sólo, ami no se me antoja traumarme más – Sunghoon rió – Pero si ni siquiera es tan buena, no logro entender cómo te asustó esa cosa –

-No digas que ati no-

- Pues no –

Continuaron caminando hacia la salida, cambiando de tema y manteniendo una conversación divertida – A dónde vamos? -Quiso saber Shotaro, elevando levemente su cabeza para mirar a los ojos del más alto – Hum…tenía planeado dejarte en tu casa –

-Cómo? Tan pronto? -  No quería volver a casa tan pronto, había invertido demasiado tiempo en su outfit, peinado y maquillaje como para volver luego de dos horas – Quieres hacer algo más? – Preguntó Sunghoon algo sorprendido por la reacción del menor, quién normalmente no quería hacer mucho – Hum… no, tienes razón, hay que volver - Shotaro no tenía intenciones de regresar, pero el contrario no parecía pensar lo mismo, por supuesto no quería incomodar a nadie, y optó por volver.

Caminaron unos cuantos metros hasta la parada de autobús, Shotaro estaba algo desanimado, Sunghoon no pasaba de cosas superficiales que normalmente hacían las parejas, y era lindo, no hiba a negar que le gustaban los besos y las miradas con cariño, pero para él todo eso rasultaba algo.. básico.

Con Sungchan por el contrario, tenía pensamientos totalmente diferentes. Con Sungchan nunca sabía que ocurriría después, debido a que éste era capaz de lo inimaginable, no parecía tener vergüenza alguna, y aunque en ocasiones eso no era bueno, por una extraña razón disfutaba de ello. No era bueno, pero quería estar con Sungchan, pasar tiempo con sus amigos y los de él, que casualmente, tenían una relación parecida a la suya.

Sunghoon no se comparaba en nada a Sungchan, y estaba conciente de lo terrible que era comparar, sin embargo no podía evitarlo. Sunghoon le hablaba y de forma automática su cerebro le preguntaba << Qué habría respondido Sungchan? >>. Cada vez que Sunghoon lo besaba a su mente venían flashbacks de Sungchan besandolo mil veces mejor. No podía dejar de pensar en Sungchan, y se había resignado a ello. No obstante y sabiendo esto, no podía continuar sacando provecho del pobre Sunghoon..

𝐋𝐢𝐤𝐞 𝐚 𝐫𝐨𝐬𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora