Eran aproximadamente las seis de la mañana, y Julián ya estaba despierto, siendo vestido por sus soldados. Esta vez no llamó a Enzo.
No volvió a ver a su soldado desde esa extraña confesión...
Se miró en el espejo de cuerpo completo, por un momento no creyó que era el rey y que estaba a cargo de todo tipo de autoridad.
Se parecía a su papá... Que buen hombre. Lo extrañaba tanto, ojalá pueda cumplir con todas las responsabilidades que le quedó pendiente a su difunto progenitor.
Los soldados finalizaron su labor y amablemente se retiraron de los aposentos.
Volvió a masajear su sien.
“está bien, es mi deber”.
Se volvió a mirar en el espejo; se veía tan elegante, como si fuera a modelar en alguna parte –aunque técnicamente tendría que saludar a las personas y caminar formalmente, así que, sería un tipo de modelaje–.
Escuchó toques en la entrada del salón.
— adelante. — arregló su cabello bien peinado por las sirvientas.
— ¿Joven rey? — era esa voz, de nuevo.
— soldado... ¿Algún inconveniente? — fingió arreglar su corbata, aunque solamente consiguió empeorarlo.
— no, ninguno, su majestad. — se acercó cautelosamente.
— bien, ¿entonces qué sucede, soldado? — se dió vuelta, para mirar al azabache.
Se sobresaltó un poco cuando se dió cuenta que tenía a su soldado, prácticamente, enfrente suyo, a unos pocos metros de distancia.
— vine a verlo, mi señor. — le dedicó una cálida sonrisa.
Julián sólo asintió. — está bien.
— lo extrañé mucho, mi joven. — delicadamente puso sus manos en la corbata del menor, arreglandolo. — veo que tiene problemas con la corbata.
El castaño lo miraba expectante, sonrió levemente y apreció ver su corbata bien hecha. Que satisfecho lo ponía su soldado.
— bueno, ¿Está listo el vehículo? — se separó ligeramente del azabache y tomó rumbo hacia la puerta.
— mi rey. — llamó.
Julián giró su cabeza, prestando atención al contrario.
— mi señor, ¿sigue molesto por lo de anoche? — sus ojos reflejaban tristeza.
— ¿Qué ocurrió anoche?
— usted sabe... Que mi cuerpo anhela el suyo, mi joven.
Levemente sus cachetes se tornaron en un color carmesí, no debió preguntar si ya sabía la respuesta.
— n-no se preocupe, está bien. Ahora concentremos toda nuestra atención en el trabajo pendiente de hoy. — volvió a tomar su camino y agarró la manija de la puerta.
— Julián.
Se quedó intacto. Su compañero no lo llamaba por su nombre desde que eran niños y empezó su mandato.
Volteó su cabeza sobre su hombro, Enzo estaba a unos pasos cerca de él. ¿En qué momento se había acercado tanto?
— mi dulce rey... — acarició la mejilla de su menor.
Con los ojos bien grandes por la sorpresa, se alejó brutalmente, chocando con la puerta de madera y golpeándose la cabeza.
Se empezó a sobar en el golpe, levantó un poco su vista y tenía la cara de Enzo, que reflejaba preocupación.
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~su majestad~ // Enzo F. x Julián A.
Romance«su majestad... Yo lo amo.» Enzo es un soldado que desea poder tener a Julián, no como un amigo, sino como algo más... Sería un poco complicado, pero no imposible. Julián es el nuevo rey, siempre estuvo dispuesto a ser monarca aunque sea a tan tempr...