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Sirius miraba el techo sin querer moverse.

Al despertarse lo primero que notó fue un brazo rodearlo por el abdomen. Y al mirar para abajo se encontró con la cabeza de Remus posada en su pecho.

No quería alterar su sueño, estaba tan pacífico que le generaba paz. Roncaba muy suavemente, su respiración era tranquila. La forma en la que lo abrazaba como para resguardarse entre sus brazos lo hacía sonreír ampliamente.

No pudo evitar subir su mano y comenzar a acariciar su cabello. Estuvo así durante casi una hora, disfrutando internamente de aquel momento.

Sinceramente no sabía que hacer, lo que sentía era muy nuevo para él.

Lentamente tomó el brazo ajeno para quitárselo de encima, oyó cómo Remus se quejaba para voltearse y continuar durmiendo. Sirius se levantó y, luego de tapar al chico con las mantas, salió de la habitación para preparar el desayuno.

Era un completo inútil con los desayunos, él siempre bebía un simple café o leche con cereal, nada más que eso. Miró la cocina con indecisión y meditó unos minutos si arriesgarse en preparar algo o no.

–Bueno, primero lo primero.

Se dirigió a la cafetera para poner a hacer café y luego comenzó a sacar frutas para cortarlas, estaba improvisando por completo.

–Te vas a cortar. –se oyó una voz burlesca detrás suyo. Se giró y miró a Remus, dejó caer el cuchillo al verlo así. Tenía el cabello desordenado y aún usaba su ropa, sus ojos estaban algo entrecerrados y una marca de la almohada se hallaba en su mejilla derecha. Era condenadamente hermoso.

–Qué gracioso. –ironizó.

–¿Te ayudo?

–No, está bien.

Remus ignoró sus palabras y se colocó a su lado para ayudarlo, se encontraban en un silencio bastante cómodo.

–¿Quieres café o prefieres otra cosa?

–Café está bien.

Sirius tomó dos tazas y las llenó de líquido, buscó en la alacena un paquete de galletas y caminó hasta la mesa con Remus detrás suyo.

–No sé que te gusta desayunar. –elevó sus hombros avergonzado.

–Está perfecto, Sirius. –le sonrío cortamente.

–Debes ir a tu casa ¿verdad?

–Sí, debería hablar con mi madre y buscar las cosas para el trabajo.

–Bien, cuando quieras puedes decirme y te llevo.

–No hace falta.

–Lo sé, pero quiero llevarte.

–Siento que me estoy abusando de ti. –Sirius dibujó una sonrisa burlona, haciéndolo rodar sus ojos. –Por favor, deja de malinterpretar lo que digo.

–¡No dije nada!

–Tu sonrisa lo dice todo.

Sirius rió y lo miró con cariño, sentía que estaba cayendo por aquel castaño de cicatrices.

Y Remus estaba en una situación similar. Sentía tanta paz y tranquilidad que por dentro rogaba que aquella no fuera la primera y última vez en compartir su mañana con Sirius.

–¡Estoy devuelta!

Remus se giró al oír la voz de Euphemia. La pelirroja entró a la cocina e hizo una mueca al ver al chico, ya estaba al tanto de la situación gracias a James, pero le destrozaba el corazón verlo así.

UNKNOWN [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora