capitolo sei

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they don't know about us

No saben que he esperado
toda mi vida solo para encontrar
un amor como éste

Hoy tenía reunión con Gabriel, de hecho, ya estaba tocando la puerta de su oficina. Hablaríamos del siguiente poemario que saldría a la venta, planeríamos la publicidad y los sitios a los que iríamos para conocer a las personas que les gusta lo que hago.

— ¿Puedo pasar? – Lo miro concentrado en su escritorio. Le tengo mucho aprecio a Gabriel, fue la primera persona en confiar en mí, el que me impulsó y me recordó que los sueños se pueden hacer realidad.

— Pasa, corazón. – Me sonríe, parándose para darme un abrazo, que correspondo. Luego nos sentamos, lo más importante del día de hoy es el trabajo.

— ¿Qué tal todo?

— Todo marcha bien. – Sé que se refiere al tema de Carlos, por eso soy directa con respecto a ello. Después de conocer bien al madrileño me he arrepentido de haber aceptado ese contrato, pero ya no le puedo dar marcha atrás, en un mes, podré seguir con mi vida y aunque lo haya engañado, quiero que el moreno siga siendo mi pareja, lo quiero en mi vida por mucho tiempo.

— ¿Ya viste la portada del poemario? – Me pasa la copia y la examino.

— Me gusta, justo lo que imaginé.

— Los chicos de diseño se esmeraron. – Le vuelvo a pasar la copia.

— Eso veo.

— Cristinita, ¿En qué te inspiraste? Debo saber para presentarlo a la prensa.

Dudo en mi respuesta, pero tengo que ser sincera.

— En Carlos. Él ha sido mi inspiración.

— ¿Qué? No me digas que... – No lo dejo terminar.

— Sí, Gabriel. Me he enamorado de él.

Sus ojos casi se le salen de la cara. Decido seguir contándole.

— Sé que las cosas no debían ir hacia esa dirección, pero ya es un hecho. Lo quiero y aunque esté siendo la peor persona del mundo, esa es mi forma de demostrarle que lo amo verdaderamente.

— Cristina, ¿Tú crees que él te vaya a perdonar sí algún día se entera? Dios nos libre de eso, pero es una posibilidad. – Veo preocupación en su rostro, pero niego.

— Eso no pasará. No lo voy a perder...

El miedo me recorre cada parte del cuerpo. Perderlo, es lo único que en éste instante temo. De solo imaginarlo me comienza a doler el estómago.

— Sí tú lo dices, te apoyo.

Le agradezco su gesto y decido cambiar el tema. Hoy es momento de celebrar el amor que le siento al madrileño, la poesía es la forma más cercana que tengo de darle mi corazón a alguien, porque cuando escribo, lo hago con el corazón en la mano. Y Carlos es el dueño de cada latido que emite el mío.

— ¿Quieres que se promocione como el poemario que le hiciste a tu novio?

— No, no quiero eso. Pero sí le dejaré una dedicatoria, que él sabrá comprender, deseo que sea algo solo nuestro.

Le confieso, me mira a la cara y sonríe.

— Me gusta mirarte feliz.

Ahora soy yo la que le sonríe y suspiro.

— A veces temo que se acabe.

Confesar mis miedos es algo que no suelo hacer a menudo, casi nunca en realidad.

— No lo tengas. Por favor, disfruta ese amor que se tienen, el tiempo que sea, de la forma que sea.

Su consejo me calma un poco. Tal vez lo que estoy haciendo o el cómo comenzó mi relación con Carlos no sea lo mejor que alguien podría hacerle a su ser amado. Pero estoy arrepentida, aunque ya no pueda hacer nada para cambiar el pasado, a Carlos lo he amado verdaderamente.

once razones - carlos sainz jr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora