Ha sido muy difícil convencer a JungKook de que se aloje unos días en mi casa hasta que se aclaren las cosas. Al principio, se negó en rotundo, argumentando que no quería molestar, pero, finalmente, he logrado convencerlo, diciéndole que así yo también me iba a quedar mucho más tranquilo. El pobre se siente mal porque cree que me está involucrando en algo que no tiene nada que ver conmigo, no sabe que soy el primer interesado en averiguar la verdad y tampoco puedo decírselo. Me siento muy culpable por tener que mentirle así, pero, lamentablemente, no me queda otro remedio, lo hago por su propio bien.
Ahora, nos dirigimos a su casa para que recoja alguna ropa y los artículos de aseo que necesitará en los próximos días.
—¿Qué le vas a decir a tu compañero de piso? —JungKook acciona el intermitente para señalizar que va a estacionar el coche en un sitio libre, que ha encontrado cerca del edificio en el que vive.
—Que tienes una plaga de insectos en casa, o que se te ha roto una tubería, algo por el estilo. Aunque, no creo que le importe mucho mientras pagues tu parte del alquiler.
—¡O sea, que necesito que alguien me desatasque las cañerías! —exclama burlón.
—¡No me provoques! —Le recrimino, tan sorprendido como divertido por su ocurrencia. Parece que está haciendo un gran esfuerzo para restarle gravedad a las terribles circunstancias que nos han obligado a tomar esta medida extrema.
—Promesas, promesas… —Agita la mano derecha en el aire de una forma realmente cómica.
—¡JungKook ! ¿Quieres terminar empotrado contra el asiento o qué?
—¡Dios, no, qué incomodo! —Me dedica una mueca de desagrado—. ¡Ya no tengo edad para hacer malabares y contorsiones dentro de un coche! Prefiero una cama, o al menos una superficie amplia. Gracias.
—¡Eres un inconsciente! Un día de estos, esa bocaza tuya va a acarrearte un disgusto… —Le recrimino, entre risas. Me suelto el cinturón de seguridad y abro la puerta—. ¡Ya hablaremos muy seriamente tú y yo cuando lleguemos a mi casa! Ahora, vamos a por tus cosas…
—Sabes que, si tú quisieras, no te diría que no, ¿verdad? —Me suelta de pronto, mirándome fijamente y, como cada vez que se pone nervioso, mordiéndose el labio inconscientemente. Parece que, por hoy, ya ha finalizado el ambiente distendido y, ahora, tocan los asuntos incómodos… ¡Mierda, este tema otra vez no! ¿Señor de los cielos infinitos por qué me odias tanto?—. Estoy seguro de que podría… puedo hacerlo.
—Con todo lo que está pasando, no creo que sea el mejor momento para pensar en eso.
—¿Y si este momento es todo lo que tenemos? —argumenta con una expresión de profunda tristeza en el rostro y, de repente, a mí se me van todas las ganas de reír y sólo quiero llorar. ¡Esto es culpa mía! Nunca debí acercarme a él cuando sabía perfectamente que sólo estaba de paso en la tierra—. No quiero mirar atrás y darme cuenta de que he malgastado nuestro escaso tiempo juntos y… ¡No estoy dispuesto a permitir que la persona que me robó a SeokJinnie también me quite lo nuestro!
—¡No tiene por qué ser así, JungKook ! Podemos hacer mil cosas sin necesidad de la penetración. —Aunque claramente yo tenga una fijación obsesivo-compulsiva con ésta.
—Pero sé que tú quieres… —¡Mierda! ¡Y tanto que quiero, joder!—.
Entonces… ¿Cuál es el problema?
—Pues… —Tocado y hundido. ¿Qué le digo? ¿El problema es que si hago esto, terminaré olvidándome completamente de que antes era una mujer?—. ¿Esperamos a llegar a casa para hablarlo?
¿Por qué tengo la impresión de que, en todo lo referente a JungKook , no hago más que tratar de ganar tiempo? Un tiempo que no tengo, ese es el maldito problema y la verdadera razón de que estemos manteniendo esta discusión ahora.