No entiendo cómo narices han podido grabarnos desde tan cerca sin que nos diésemos cuenta y, menos aún, cómo han logrado colarse en el correo interno de bufete porque la única manera que hay de acceder a él es desde uno de los ordenadores de esta oficina. Solamente un grupo muy reducido de personas saben… sabían lo nuestro: Tae , Jisso y ese policía pesado, Chen Nosequé, al que no nos quedó más remedio que decirle que habíamos dormido juntos para que dejase a JungKook tranquilo. Evidentemente, no puedo sospechar de los dos primeros, así que sólo me queda Chen. Supongo que no resulta del todo descabellado pensar que, al salir de la comisaria, nos siguió hasta la casa de JungKook y, como pasamos bastante rato hablando dentro del coche, tuvo tiempo a acercarse a nosotros, sin que lo viésemos, y conseguir ese video para usarlo en nuestra contra. Como últimamente me he convertido en la sombra de JungKook , quizá pretendía separarnos para dejarlo en una posición vulnerable… ¡Pues va listo! Lo único que no alcanzo a comprender es cómo cojones ha podido colarse en el bufete sin ser visto porque… ¿Si no ha sido él, quién más tendría algún motivo para hacer esto?
Ojalá JungKook me hablase, pero, desde que nos tropezamos en su puerta y Park BoGum nos llamó a su despacho, no ha abierto la boca. Estamos los dos sentados frente a su mesa, en el más riguroso de los silencios, mientras BoGum atiende una llamada tras otra porque, al parecer, los trabajadores del bufete no son los únicos que han recibido el video, también los clientes que JungKook representa tienen su correspondiente copia… ¡Esto es un jodido desastre!
—Disculpad la espera. —Nos dice muy serio, tras despedir al último cliente descontento y dejar el teléfono descolgado para evitar más interrupciones molestas—. Antes de nada, quiero que sepáis que pienso llegar al fondo de este asunto y descubrir quién ha filtrado eso, a través del correo interno, porque va a estar de patitas en la calle más rápido de lo que se tarda en darle a “enviar”.
—Gracias —mascullo, en vista de que JungKook continúa con su mutismo.
—No me las des todavía. —Me advierte con una mirada severa—. No tengo nada en contra de… lo vuestro. Alguna vez en la vida, todos hemos hecho cosas de las que no nos sentimos demasiado orgullosos. Lo que pase en la privacidad de vuestros dormitorios por las noches no me preocupa, ni quiero saberlo. Lo que me parece imperdonable es que lo hagáis en un sitio público, donde cualquiera puede veros y grabaros, porque estáis poniendo en peligro la reputación y el prestigio de este bufete, y eso si que no lo puedo permitir.
—Sólo era un simple beso, no estábamos haciendo nada indecente ni… —Trato de explicarle, pero, antes de que pueda terminar la frase, BoGum levanta la mano para que me calle y, luego, continua hablando.
—Como ya he dicho, no me importa, ni quiero que me lo contéis. —Me increpa molesto—. En treinta minutos, he recibido cinco llamadas de clientes furiosos, amenazando con cambiar de bufete, si no les asigno a otro abogado… ¿Qué se supone que debo hacer yo ahora?
—Pero JungKook es un buen abogado.
—Lo sé, pero los clientes no lo quieren cerca porque ese video les incomoda y, hasta cierto punto, yo puedo entender su postura. —Me responde. ¿Son imaginaciones mías o este tipo es un pelín homofóbico?—. No obstante, no quiero prescindir de un buen profesional como tú. —Le dice a JungKook —. Veré si podemos asignarte a los clientes menos… exigentes.
—A ver si me he enterado bien, BoGum … ¿Me estás diciendo, en serio, que una pandilla de ladrones y estafadores no quiere que yo los represente, en los juzgados, porque salgo besando a otro hombre en un video? —pregunta JungKook atónito, tras despertar repentinamente de su trance.
—Lo lamento mucho, de verdad, pero es así. Incluso hubo un par de clientes que me dejaron caer sus sospechas de que se trataba de un…“profesional del sexo” porque es… bueno… un chico muy joven.