—¿Amo?
Namjoon gimió cuando Taehyung arqueó una ceja hacia él. Supo de alguna forma, que esto iba a estallar en su cara en el mismo instante en que puso sus ojos en Seokjin. Solo que, no imaginó que fuera a explotar en sus morros cuando Taehyung estuviera allí para verlo. Su amigo nunca lo dejaría vivir en paz.
—Seokjin, levántate. —El pequeño se puso de pie al instante, pero mantuvo la cabeza baja, y las manos entrelazadas detrás de la espalda. Todo esto de la sumisión estaba empezando a volverlo loco. No conocía la historia del chico, y comenzaba a pensar que no querría conocerla.
Era obvio para cualquier persona que viera al hombre que había sido terriblemente maltratado. Eso en sí mismo enfadaba tanto a Namjoon que quería perforar una pared. Los moretones que desfiguraban el delicado rostro de Seokjin, fueron suficiente para sacar su, por tanto tiempo reprimida, vena protectora, que mantenía soterrada desde hacía años, con el fin de ser capaz de realizar sus funciones en la agencia.
No estaba muy emocionado con que estuviera emergiendo amenazadoramente de su cabeza. Namjoon suavemente agarró a Seokjin por su barbilla y levantó su rostro. No le pasó inadvertido que, aunque él, estaba mirándolo directamente a la cara, el jovencito mantenía los ojos bajos. —Seokjin, ¿qué te dije sobre llamarme Amo?
El chico tragó tan fuerte que Namjoon lo oyó. —No hacerlo — susurró.
—¿Cómo te he dicho que me llames?
Los ojos de Seokjin parpadearon por un momento, y luego volvieron a caer. —Namjoon.
—Entonces eso es lo que espero que me llames —dijo—. No soy tu Amo. Nunca seré tu-
—Namjoon, espera.
Éste miró a Jimin, un poco irritado porque el hombre lo interrumpiera cuando estaba hablando con Seokjin sobre algo tan serio. —¿Qué?
—¿Puedo hablar contigo a solas un momento?
Namjoon seriamente quería poner los ojos en blanco, pero Jimin era el rey. —Seokjin, quédate aquí. Regresaré. —Cuando se alejó de éste, se preguntó por qué sentía la necesidad de decirle algo en absoluto. No era como si el joven le perteneciera.
Cuando llegó al otro lado de la habitación, y se quedó de pie ante Jimin, cruzó los brazos sobre su pecho, y fulminó al pequeño rey con la mirada. Pero siguió mirando de reojo a Seokjin. Podía ver que el hombre estaba asustado, y eso extrañamente oprimió el pecho de Namjoon. No podía recordar la última vez que se había sentido tan ansioso.
—¿Qué?
—Mira —dijo Jimin—. No sé de dónde viene Seokjin ni lo que le ha ocurrido, pero es posible que desees ser un poco más cuidadoso con la cosa del Amo. Creo que lo toma mucho más en serio que lo que tú piensas.