• 10 •

858 80 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Nos instalamos en un autobús privado rumbo a Alemania, era de noche, tuvimos que dormir en los asientos ya que no había camas o algo parecido, afortunadamente, los asientos eran reclinables, por lo que no íbamos incómodos, además de que todos vestíamos cómodas pijamas. El autobús
seguía su ruta por una carretera casi vacía, a excepción de uno que otro coche que pasaba por el mismo camino oscuro y silencioso que nosotros.
- Lis- el pelinegro llamó mi atención con un susurro desde su asiento de la otra fila- ¿estás despierta?
- Si ¿tú?- pregunté. Y luego me di cuenta de lo que dije- Que estúpida, pues claro que estás despierto.
Bill soltó una risita nasal.
- No te preocupes- restó importancia- ¿Qué dijeron tus papás de lo de... ?- y luego hubo silencio.
Mis padres estaban en el asiento de atrás de donde yo estaba sentada, no quería arriesgarme a despertarlos y terminar regañada por contarle a Bill lo que me habían dicho.

- Vamos a la cocina- propuse, me paré de mi asiento lo más silenciosa y cuidadosamente que pude, para no molestar a Georg, que estaba sentado en el asiento de al lado. Bill hizo lo mismo ya que Tom estaba dormido en el asinto de su lado derecho.
Tomé el peluche de zorro que me regaló Emily la última vez que nos vimos, antes de regresar a Alemania. El peluche se había convertido en una parte de mi, lo llevaba a todos lados.

Con no demasiada dificultad, ya que mis ojos se habían acostumbrado a la oscuridad, Bill y yo caminamos por los pasillos estrechos y alumbrados únicamente por la luz de la luna.
Llegamos a la cocina, era el lugar más apartado del autobús, había una pequeña estufa, un refri del tamaño de una mochila escolar, lavaplatos y repisas, además de una mesita de madera en medio y un sillón , Bill se sentó en el sillón, yo me quedé parada.

Agarré una manzana que estaba en un frutero negro, le di un gran mordisco, percatandome del hambre que tenía.
- ¿Quieres?- pregunté a Bill señalando otra manzana.
- Soy alérgico... - dijo apenado.
𝘜𝘺.
- Pero si estaré ciega, yo pensé que nunca las comías porque no te gustaban- Bill tenía cara de querer reir, supuse que era por el hecho de que nunca había reparado en algo obvio- ¿Eres alérgico a otra cosa?
- Picaduras de mosquitos- respondió-. No creo que quieras verme cuando me pican, parezco tomate y mi cara se hincha demasiado- burló de si mismo.
Solte una risita nasal.

Dejé mi peluche en la mesita y até mi cabello en una coleta, el autobús era caluroso.
-¿Es tuyo?- preguntó referente al peluche.
- Si, me lo regaló Emily.

El pelinegro me miró como si quisiera decir algo, luego miró hacia otro lado meneando la cabeza.
- ¿Qué pasa?
- Nada.
- Bill. Eres malo ocultando cosas.
Soltó un bufido.
- Dime que no te vas a burlar- me señaló con el dedo.
- Ya, lo prometo.
Me senté frente a Bill. Este último seguía sin decir nada. Tomé sus manos como para animarlo, al parecer funcionó.

- Siempre llevo un osito de peluche a los conciertos- confezó con un tono de voz entre divertido y avergonzado.
- Nunca te he visto con uno.
- No quería que lo vieras.
- ¿Por qué?
- Porque es algo muy infantil.
- ¿Y? Eso no te debería importar, te deberías sentir avergonzado si es que fueras un asesino o algo así, no por traer un peluche.

𝖩𝗎𝗌𝗍 𝗆𝖾 𝖺𝗇𝖽 𝗒𝗈𝗎 || 𝖡𝗂𝗅𝗅 𝖪𝖺𝗎𝗅𝗂𝗍𝗓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora