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Corría desesperado por los pasillos de la inmensa escuela en la que estudiaba, su respiración se agitó y su preocupación aumentaba por cada paso que daba. 

Y es que nunca se esperó que le dijeran que Spreen se estaba peleando. 

Hacía ya dos semanas que se habían hecho pareja y no tardaron en contárselo a sus amigos ya que los dos se sentían cómodos y seguros con eso. Todos se alegraron mucho por ellos y los felicitaron, obviamente sin faltar ese típico comentario de "ya era hora" que los hacía fruncir su ceño para luego reír. 

Volviendo al presente, sabía que su novio era alguien... no problemático, si no alguien que pensaba que la violencia era la solución para callar a la gente, siendo que no era así. 

Cruzó otro pasillo más y ahí encontró una manada de estudiantes juntados en una ronda, sabiendo que significaba esto se abrió paso entre la gente y halló finalmente a su pareja tirada en el suelo con toda su cara golpeada y encima de una chica castaña el doble de golpeada que él. 

—¡Spreen! —gritó Roier llamando la atención de todos ahí. 

El híbrido tenía su mano en forma de puño a punto de dirigirlo hacia la chica debajo de él, hasta que al escuchar la voz de su novio hizo que volteara la cabeza encontrándose con la mirada preocupada del mexicano. 

Volvió a mirar a la jóven debajo de él con desprecio —Que sea la última vez que vuelvas a hablar así de mi novio porque te hago mierda hija de puta, ¿me escuchaste?— soltó por última vez y se levantó en dirección al castaño. 

Llegó hasta donde estaba el castaño y lo abrazó fuertemente escondiendo su cara entre el cuello de su pareja. El de bandana se sorprendió un poco, pero no dudó en corresponder el abrazo acurrucando al pelinegro entre sus brazos. 

—Vámonos de acá, porfa.— pidió el argentino mirándolo con esos hermosos ojos violetas, él sonrió y aceptó. 

Gritos y murmullos se empezaron a escuchar entre toda esa multitud que había, el ver aquella escena de la pareja los hizo decir e inventar un montón de cosas en cuestión de segundos. 

—¡¿Alguien más quiere que le parta la jeta en dos?! ¡Pelotudos de mierda! —dijo casi en un grito Spreen con la ira hasta el tope, lanzó un gruñido al aire y todos se callaron al instante. 

Tomó la mano del mexicano y se lo llevó de ahí, el castaño lo siguió en silencio intentando ocultar su reciente sonrojo debido a lo sexy y fuerte que le pareció el argentino estando así de enojado. 

—¿A dónde podemos ir? quiero ir a algún lado en dónde estemos nosotros dos nomás. —le preguntó el híbrido mirándolo en busca de respuesta. 

—Vayamos a la enfermería amor, debería curarte esos golpes. —respondió el más alto dejando un besito en su cabeza. 

Ingresaron a la enfermería que por suerte estaba vacía ese día, según habían escuchado, la enfermera tomó licencia médica por tres semanas. 

Roier se sentó en una silla que estaba desocupada, palmeó su regazo indicando a su novio que se sentara también. Spreen hizo caso omiso a su petición sentándose a espaldas del castaño, ya que sabía que lo iba a regañar de una forma u otra. 

El mexicano empezó a dejar besitos en la nuca, hombros y cuello del híbrido. Sonreía al notar el rojizo color de la piel contraria por culpa del sonrojo que tenía. 

—Amor... ¿por qué te agarraste a chingadazos con la Estefanía? 

Spreen curvó sus cejas para abajo al recordar ese nombre, suspiró estresado y comenzó a contar —Esta mañana cuando iba pasando al lado de ella escuché tu nombre, así que me hice el que revisaba algo en mi celular para seguir escuchando. 

—Eso es de alguien chismoso cielo. —rió al ver la mirada asesina que su novio le mandó. 

El pelinegro siguió con su relato —Entonces... escuché que empezó a decir cosas horribles de vos, sobretodo cosas sobre nuestra relación y demás.  

Roier agachó su cabeza desanimado, se lo esperaba. Esperaba recibir rumores o malas caras al empezar a salir con Spreen, uno de los chicos más deseados en toda la escuela. Y es que mírenlo a él y después a su pareja, Spreen era alguien tan perfecto y él... era él. 

—Así que me enojé, la encaré y todo llevó a cagarla a piñas. —dijo despreocupado el argentino, pero se giró extrañado al no escuchar palabra proveniente del mexicano. 

Al notar la mirada desanimada del castaño, se levantó de su lugar sentándose nuevamente pero quedando frente a frente con el menor. 

—Ro, ¿qué pasa? —le preguntó suavemente posando sus manos en las mejillas del chico.

—Es que amor... mírate a tí y luego mírame a mí, tú eres tan perfecto y yo... no te llego ni a los talones. Era de esperarse que la gente comenzara a decir cosas o a cuestionar nuestra relación, pero pienso que todo es culpa mía porque yo no...

No pudo continuar ya que unos labios impactaron contra los suyos callandolo, Spreen había empezado a besarlo con algo de rudeza pero correspondió el beso lo mejor que pudo enrollando sus brazos en la cintura contraria. 

Cuando se separaron, controlaron un poco su respiración y el híbrido tomó la palabra —Escuchame Roier,vos sos todo lo que busco en una persona. Estoy seguro que si alguno de esos pelotudos vieran mi verdadero personalidad, no aguantarían estar conmigo ni por un día, en cambio vos no, vos me conocés más que bien y me hacés sentir tan especial como nunca nadie lo hizo. Te amo, te amo y te amo, y no me importa lo que diga la gente de vos, porque vos sos perfecto y él único para mí. 

Sus ojos brillaron y sus mejillas se tiñeron de carmesí, nunca escuchó palabras tan lindas de su pareja y el sentimiento fue algo que amó. 

—Yo te amo más cielo, y me esforzaré todos los días para seguir siendo perfecto para tí. 

El argentino sonrió y nuevamente juntó sus bocas en un suave y tierno beso, siendo bien recibido por el castaño quien correspondió gustoso. 

Luego de su lindo momento de amor, Roier se dispuso a curar las heridas de su novio dejando besitos por toda su cara una vez que curó y vendó todos los golpes. 

—Los besos siempre curan todo mi amor. —dijo excusándose. 

El ojivioleta rió divertido agarrando el cuello de la camisa del castaño para besarlo. Creía que su nueva obsesión eran los labios de Roier, porque no podía dejar de besarlos. 

Y la nueva adicción de Roier era Spreen, porque su novio era totalmente perfecto para él. 



















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Hola corazones, ¿cómo están? 

Me quiero tomar un pequeño tiempo para hablar con ustedes. 

Quizás han estado viendo todo esto del guapoduo y que supuestamente mañana se van a casar. 

Bien, mi idea era hacer un OS tratando de eso, pero que al final de la boda Ro se arrepienta y vaya a buscar a Spreen porque nunca pudo superarlo. 

Y si me preguntan, no me gusta el guapoduo por más que intenté aceptarlo o querer que me gustara, simplemente, seguiré siendo spiderbear stan hasta la muerte.  

Bueno ¿les gustaría que trajera un oneshot con esa idea que les dí? les agradecería si me respondieran y opinaran respecto a esto. 

Cuídense mucho y espero les vaya bien el día de hoy, los quiero <3 

¡Mírame, chico de pestañas bonitas! | spiderbear.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora