Return To The City

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Dos años antes

Sentada en la mesa de una concurrida cafetería en National City, se encontraba dibujando el boceto de una nueva ilustración que debía entregar en pocos días. Lena Luthor respiró profundo, había notado ya que su novio había llegado, pero le encantaba los juegos que hacían como pareja. Pronto su móvil sonó como lo imaginaba, le había llegado una notificación de él, mordió su mejilla internamente y sonrió desbloqueándolo.

—"Estoy viendo a la mujer más hermosa que jamás haya visto nunca, ¿qué hago?"—Jack

—Ah, ¿sí? Pues, yo te diría que te le acerques y tal vez tengas suerte —le escribió, sabía que estaba sonriendo, lo amaba tanto.

"Espero no fallar en el intento, Lena Luthor" —siguió sonriendo antes de volver a responderle el mensaje.

—¿Acaso una chica te intimida, Jack? —escuchó una pequeña risa detrás de ella, era él.

Siempre tan bien vestido y guapo, su barba finamente recortada, su cabello cuidado y el color de su piel morena pareja, la cautivó desde que se conocieron casualmente por trabajo. Lena estaba demasiado enamorada de él, se entendían en muchas cosas, entre otras no tanto y, sin embargo, llevaban tres años juntos, nada se comparaba a estar en sus brazos, sentir sus besos y oler su perfume.

—Aquí está la mujer irlandesa más bella del mundo —Lena se levantó envolviéndolo rápido en sus brazos.

—Por fin llegas —le dio un breve beso en sus labios—. Hueles muy rico —le confesó limpiándole un poco de labial que había quedado en sus labios.

—Lo sé, lamento llegar tarde —sonrió mirando por encima de su hombro el dibujo que hacía—. Traje tu dulce favorito —le mostró una caja de chocolates Maltesers que le iluminó el rostro.

—¡Mis favoritos! —exclamó tomándolos e inmediatamente abriéndolos para meterse a la boca unos cuántos, él solo le sonrió.

—¿Qué tenemos aquí? —intentó ver el dibujo, pero Lena le instruyó la vista colocando su cuerpo en el cuaderno.

—¡No lo veas! Lo harás cuando esté terminado, Jack —él se echó a reír asintiendo, amaba que fuera apasionada con su trabajo.

—Nena, hoy quiero que de verdad salgamos  a cenar. Así que hice una reservación en un elegante restaurante —Lena arqueó ambas cejas sorprendida.

—¿Sigue el plan en pie? —Jack asintió robándole un chocolate, Lena agarró su brazo y se abrazó a él— Yo tenía una mejor idea, ¿por qué no nos quedamos en casa y yo te hago de cenar?

—¿Qué? No, gracias —ella lo miró ofendida—. Ambos sabemos que no es tú fuerte cocinar, la vez pasada casi morimos indigestados.

—Gracias, eso me hace sentir muy bien. ¡No fue culpa mía! —se echó a reír dándole un pequeño golpe en el brazo— Era la receta de tu madre.

—Sí, claro —rodó los ojos divertido—. En serio, esta noche será especial, te lo prometo —acarició su mejilla y miró la hora en su reloj de muñeca—. Ahora le echas la culpa a mi madre —se rieron negando con la cabeza.

—Mira, quiero enseñarte algo —avanzó un par de páginas en su cuaderno de dibujo y se lo mostró, era un retrato suyo.

—Vaya, ¡está genial! —halagó mirándolo— ¿Cómo sabías que vendría con esta ropa? —señaló la forma del saco y corbata.

—Te vi por el reflejo del vidrio, así que no perdí oportunidad de dibujar a mi guapo novio —respondió con orgullo mirando su obra.

—Eres increíble —se inclinó para besarla, lamentaba que debía irse a trabajar—. Nena, debo irme, no quiero llegar tarde al trabajo.

—No, quédate unos minutos —se colocó en pie abrazándolo—. No te vayas.

—Nada más me encantaría y lo sabes, pero no puedo —le dio un pequeño beso—. Debo irme, nos veremos en la noche.

—Está bien, está bien —le dio otro beso—. Estoy ansiosa de que llegue la noche—otro beso—. Te amo, Jack.

—Yo también te amo, muchísimo, nena —le dio un último beso—. Nos vemos en la noche, sigue terminando ese magnífico dibujo.

—Lo haré, ten cuidado —él asintió dándole una última vez otro beso como despedida y salió del local.

Lena sonrió a través de la vitrina, no podía estar más enamorada; suspiró tomando su lápiz mientras lo veía pasar. Sus miradas volvieron a conectarse unos segundos más sin saber que verdaderamente serían los últimos. Escuchó un grito de una mujer alertando a las personas.

¡Tengan cuidado!

Fue muy tarde, la vida se le desboronó en los dedos, sus ojos habían contemplado lo peor que jamás hubiese imaginado. Sus ojos se humedecieron, sin importarle sus pertenencias salió corriendo, Jack había sido atropellado.

Actualidad

Odiaba sentir tanto frío, no le gustaba el invierto para nada, había salido a caminar un rato; aprovechando su salida, abrió el buzón buscando correspondencia. Recibos que sus padres debían pagar y nada para ella, caminó hacia el interior viendo el nombre de cada sobre.

—¡Mamá! —llamó desde abajo— ¡Papá! —parecía que habían salido y no se habían molestado por avisarle.

Dos años llevaba viviendo en Metrópolis con los señores Luthor desde la muerte de su novio. Para esa hermosa ojiverde, cuya piel parecía familiarizarse con la nieve y cabello negro. La vida había perdido sentido, no era igual, quiso alejarse lo más posible de todos, ni siquiera contestaba las llamadas que recibía sobre trabajo o su mejor amiga, Samantha. Apretó el viejo contestador, quería escuchar los mensajes de voz, esperando no encontrar noticias alarmantes.

¡Lena!, sé que estás de duelo, pero extraño a mi mejor amiga. Quisiera saber de ti, tus padres me han estado manteniendo informada —la ojiverde suspiró escuchando el siguiente mensaje—. ¿Sabes que no dejaré de molestarte hasta que contestes? Vamos, Lena, respóndeme. Necesito contarte muchas cosas, como que acabo de conseguir un nuevo trabajo y pude vender la casa de mis padres —se quedó sorprendida de que su mejor amiga se animara a hacerlo—. Sé que esta última parte te llamó la atención, Lena. Hay muchas cosas que han cambiado en dos años, regresa ese culo tuyo a la ciudad. ¿O quieres que vaya por ti a Metrópolis? Mira que bastante caro me está saliendo por estar llamándote desde acá.

Dicho eso, no lo pensó mucho, respiró profundo mirando de repente a sus padres, estos asintieron dándole un apoyo silencioso que necesitaba. Corrió al garaje donde estaba el auto de su difunto novio y le quitó su cobertor, llegaba el momento de volver a National City.

—Sabemos que estás haciendo lo correcto, hija —apoyó su padre entregándole la última caja, esta pertenecía a Jack—. Nos dieron esto, pero creo que te corresponde a ti tener sus últimas pertenencias.

—Estamos orgullosos de ti, mi amor —la abrazó su madre fuerte—. Dale nuestros saludos a Sam y llámanos si necesitas algo nuestro.

—Gracias, lo haré —sostuvo fuerte la caja dejándose abrazar más, respiró profundo antes de llorar—. Los amo.

—Nosotros también te amamos, conduce con cuidado —Lena asintió subiendo al auto, llevaba mucho tiempo que no lo conducía y todavía olía a él.

Tres horas más o menos duró el trayecto de Metrópolis a National City, se sentía tan extraña manejando su auto, pero a la vez consolada de saber que no estaba sola, podía sentirlo cerca. Se estacionó en el parqueo del edificio que vivía Samantha y sonrió suavemente al verla ahí esperándola fielmente.

—¡Finalmente estás aquí, amiga! —una emocionada Samantha apenas salió del auto— No puedo creer que todavía mantengas el auto de Jack contigo —Lena se entristeció y ella notó su error, tenía que ayudarla a salir adelante—. Retiro dicho, mejor ven y abrázame —se dieron el abrazo feliz de volverse a tener juntas—. Te extrañé muchísimo.

—Y yo a ti, Sam —suspiró en medio abrazo sintiéndose como una niña pérfida en medio de la enorme ciudad y sin él.

Love AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora