Prólogo

218 15 5
                                    

- ¿Puedes ver lo estúpida que eres? ¿Cómo puedes salir así? Con esa cara demacrada, así de gorda. Ese sostén no te queda bien. Mira esas piernas...esa blusa te hace ver más gorda de lo que ya eres. Esa chaqueta que llevas te hace ver extremadamente patética, con esas mangas tan largas un poco más y tus manos se pierden. Ni con esa capa de maquillaje te ves decente. No puedo creer que puedas salir así y no te de vergüenza-. Aún con las lágrimas corriendo mi maquillaje, ensuciando mis mejillas, yo sigo riéndome mientras miro aquella sudadera ancha grisácea cubriendo mi cuerpo y decepcionándome, una vez más, de mí al verme al espejo.

Poco a poco el humor al igual que la risa, comienza a desvanecer; dejando solo odio, dolor y depresión.

-Eres tan patética... -susurró para mí misma. Siento debilidad en mis piernas y caigo al suelo.

Mi frente encuentra el suelo y se apoya en él. Sollozos, lloriqueos y gritos ahogados salen de entre mis labios. Sellados como un par de puertas están mis ojos, aun así dando paso a que las lágrimas broten.

Sin tener noción de lo que hago, cierro mis puños y lanzó, al azar, golpes contra el cemento cubierto con madera. Uno tras otro. Lo golpeo una y otra vez sacando mi furia en el acto, mientras grito desesperada, dañando completamente mi garganta. Y sigo llorando ahí, lamentándome de ser yo, arrepintiéndome de alguna vez decir que amaba la vida. Deseando que mi mamá no me hubiera tenido.

Que yo jamás hubiera nacido.

Me alejo del frío y duro suelo, limpiando mis lágrimas y estas siguen saliendo, provocando que mi intento sea en vano. Puedo sentir mi corazón latiendo a una velocidad inimaginable, casi sobrehumana. La delgada navaja brilla desde mi mesa de noche. Llamando mi atención pidiéndome a gritos, sin decir una sola palabra, que la tome entre mis manos y la use.

Miro la navaja brillar y luego mis pálidas piernas temblar. Sin pensarlo dos veces me estiro y agarro aquel metal. Con fuerza y decisión entierro esa arma letal, abriendo mi piel y arrasando con todo a su paso; dejando forjado mi odio, ira y dolor.

Y al final mis piernas terminan adornadas con varios cortes y vestigios de sangre corriendo por los mismos. Siento aquel incontrolable y agradable ardor. Mis lágrimas caen en mis heridas ya que no he parado de llorar.

Llevo las rodillas hacia mi pecho hasta fundirlas con el mismo, dejo descansar mi cabeza sobre mis rodillas y la cubro con mis brazos. Aquel espeso y rojizo líquido, que nos mantiene vivos, se ha apoderado sin temor alguno de mis nudillos y heridas, siento que se derrama de una manera incontrolable por mis piernas hasta llegar a manchar el suelo.

-Te odio-. Me susurro, haciendo que el odio que tengo hacia mi crezca. Me acurruco a mí misma, tratando de acabar con mi llanto.

Cierro los ojos, con dificultad y temor, tratando de despertar de esta pesadilla.

Sigo gimiendo, sollozando y lamentándome entre lágrimas.

Quisiera dejar de hacerme daño y parar de llorar todos los malditos días pero, es la única manera en la que puedo sacar todo mi dolor y odio a la luz.

Quiero despertar y ver que todo fue una pesadilla, levantarme mirarme al espejo y ver que soy alguien diferente, alguien absolutamente perfecta. Pero eso jamás pasará así que lo único que me queda es volar por mi mundo ficticio. Soñar que algún día esto acabará y me despertaré.

Quiero salir de mi infierno. Mas es imposible hacerlo. Mis demonios son cada vez más, me piden un infierno más grande y yo estoy dispuesta a darles lo que me piden. Cada vez me hundo más y más; me estoy hundiendo con ellos. Estoy atrapada y ya no puedo salir.

Sigo arrullándome. Calmándome. Sin pensar en nada en concreto más sintiendo tantas cosas por dentro. Ya estoy más tranquila, apoyo mi espalda contra la dura pared de ladrillos y cemento. El líquido salado aún sigue rodando por mis mejillas.

Sin parar con mi llanto, mis ojos se van cerrando poco a poco, mis músculos se relajan y mi corazón comienza a tranquilizarse; alertándome que poco tiempo me quedaré dormida.

Paper Memories (Editando...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora