Capítulo 5

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Las arcadas provocan un gran ardor en mi garganta, espero que él no me escuche o será un tanto incómoda la situación.

No me siento muy bien después de hacerlo pero tampoco me sentía bien antes, comí exactamente lo que no tenía que comer, fue demasiado para mí.

Finalmente no consigo vomitar nada, aparte de saliva y, lo que supongo, jugos gástricos; tiro de la cadena del inodoro para que corra el agua y me apoyo en la tapa unos minutos, para recobrar el aliento.

Me incorporo, lavo mis manos y abro la puerta. Al parecer él sigue dormido después de todo el ruido que hice no ha salido, lo cual me alegra...no quiero pasar un mal momento.

Camino cuidadosa y silenciosamente hacia la habitación. La poca luz que traspasa las cortinas me da a entender que apenas deben ser las 3 de la madrugada y el frío me lo confirma al colarse por la única prenda que llevo encima, una enorme camiseta vieja y rota.

Me recuesto sobre la cama y cubro mi cuerpo con las sábanas, observo la ventana y cierro los ojos tratando de quedar dormida.

Mis oídos captan un estruendo terrible, suena como si algo se hubiera destruido. Abro mis ojos con mucha dificultad, la luz los quema y me hace sentir un pequeño dolor; levemente me restriego los ojos.

Poco a poco mis ojos se acostumbran a la luz de la habitación y terminan abiertos sin mucho esfuerzo. Levanto las cobijas y salgo de la cama, cabe recalcar que con mucha pereza.

Algo somnolienta abro la puerta, mientras lo hago comienzo ha hacerme una idea de como me veo con mi terrible y asqueroso aspecto mañanero.

Camino unos cuantos segundos para llegar a la cocina y encuentro al chico alto agachado en el suelo recogiendo lo que parece, un plato roto y un poco de comida tirada.

Siente mi presencia y me mira.

-Buenos días.- dice y baja su mirada a mi camiseta de pijama pero rápidamente la desvía a los pedazos del plato roto.

-Buenos días.- hablo bajito, esta vez con intención de que me escuche.

Miro mi camiseta y recuerdo que no traigo brasier, ahora entiendo porque me ha visto la camiseta; tengo la costumbre de dormir sin brasier.

Estoy avergonzada y de seguro sonrojada, cruzo los brazos sobre mis pechos, tratando de taparlos.

-Si quieres desayunar, ahí hay cereales y en el refrigerador está la leche, o ahí hay fruta. Come lo que quieras.- dice cuando acaba de recoger todo.- Por ahí están los platos y en las puertas de ahí- señala un par de puertas pequeñas junto al refrigerador- están los vasos.

-Gracias.

Asiente y se va.

Veo el plato lleno de algunas frutas, decido coger una manzana. Me acerco, la tomo y me voy.

Voy a mi habitación y cierro con seguro, ya que me quiero cambiar.

Cojo los jeans de ayer y una camiseta azul muy oscuro, algo bastante cómodo.

Es sábado por la mañana, así que puedo ir a conocer un poco el sector, quizás y encuentro algún lugar donde pueda trabajar a medio tiempo.

Arreglo mi cama y la habitación, tomo mi celular, voy al baño y me lavo los dientes. Salgo del departamento sin decirle nada a Rubén, tampoco tengo por qué hacerlo.

Cuando llegó a la calle trato de memorizar dónde está el edificio exactamente, no tengo ganas de perderme sinceramente. Miro de un lado al otro, tratando de decidir por donde ir. Finalmente decido caminar hacia la izquierda ya que veo con dificultad, cabe recalcar, una cafetería y un poco más lejos puedo ver un supermercado bastante pequeño de hecho, donde seguramente necesitan personal.

No he tenido ni un poco de suerte. En la cafetería hay un lugar para mesera pero la paga es una miseria comparada al tiempo que debo trabajar. De martes a sábado desde las 6 hasta las 11, los domingos tendré que trabajar desde las 6 hasta las 9 y los lunes tengo libre. Después fui al supermercado y fue muchísimo peor.

Se me ha ido toda la mañana en esto, veo mi teléfono y ya son las 2 de tarde, ya debería regresar.

Salgo del supermercado y comienzo a caminar. En un para de minutos ya estoy en frente al edificio, no he ido muy lejos aunque tenía miedo de perderme.

Entro al edificio y comienzo a subir las gradas; al llegar al piso correcto, camino hacia la puerta y trató de abrirla peor está con seguro.

Quizás y cerró la puerta con llave cuando salí. Toco el timbre, espero unos minutos y nadie responde.

Saco mi celular y busco el número de Rubén, pero me doy un golpe mental al comenzar ha hacerlo, obviamente no tengo su número.

Vuelvo a timbrar pero como era de suponerse, no hay respuesta.

Comienzo a tener miedo. Lo más probable es que haya salido y yo tenga que quedarme aquí afuera, esperando en la puerta hasta que llegue.

Si le hubiese dicho que iba salir, quizás me esperaba o me daba la llave; pero por lo tarada y vergonzosa que soy no lo hice.

Se me viene a la cabeza la idea de llamar a Diana podría pedirle que llame a Rubén y así que venga y me abra la puerta o que le diga cuánto se va a tardar y salgo a seguir recorriendo las calles de Madrid.

Saco el celular y busco en mis pocos contactos el número de ella, no tardó mucho en encontrarlo y marco.

-¿Si?- escucho la voz de Diana y por alguna razón me calmo.

-Hola Diana, soy Alicia.

-Hola Alicia, ¿qué pasó?- pregunta con una minúscula gota de preocupación.

-Me quedé afuera del departamento y Rubén aún no me da las llaves, ¿puedes llamarle y decirle si me puede abrir o cuánto tiempo demorará?-

Escucho cómo se ríe tenuemente de mi situación.

-Claro, no te preocupes. Yo le llamo cariño.

-Gracias, Diana.- digo aliviada.

-No es nada. Ya te mando un mensaje con la respuesta a tu pregunta, ¿vale?- dice Burkina

-Está bien.- digo 2 segundos antes de que me cuelgue.

Bloqueo mi celular y lo guardo en mi bolsillo. Veo mis zapatos y por alguna razón me dan gracia.

Poco a poco están pasando los minutos y el mensaje de Diana no llega, espero que no se olvide de lo que le pedí.

Creo que han pasado 30 minutos y sigo en espera del mensaje.

Cojo mi celular y revisó la hora por enésima vez; 2:50 de la tarde. La ansiedad aumenta con cada minuto que pasa.

La vibración toma desprevenidamente a mis manos y me asusto.

La pantalla se ilumina y se ve que tengo un nuevo mensaje, y es de Diana. Lo abro con rapidez y comienzo a leer:

Perdóname por responder tan tarde, pero al parecer Rubén estaba un poquito ocupado y no ha escuchado el timbre, me dijo que ya te va a abrir la puerta. Así que...

Ni siquiera he acabado de leer y la puerta del departamento se abre y encuentro a un Rubén despeinado y muy desarreglado en la puerta despidiéndose de una chica que no he visto en mi vida. Ahora capto a lo que se refería con ocupado.

-Adiós.- le dice el a ella antes de soltarla de la cintura. Ella solo hace un gesto con las manos y se va.- Lamento haberte dejado esperando, he estado un poco ocupado.- dice después de unos minutos, al darse cuenta de mi presencia.

-Está bien.- sonrío.

-Vale.- deja la puerta abierta y entra en el departamento.

Yo lo sigo y finalmente cierro la puerta.

Espero no tener tantas visitas como estas.

***
Lo sé muy aburrido pero subí capítulo. La siguiente semana subo el siguiente ❤️

Con amor y depresión,
Yo.

Paper Memories (Editando...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora