Capítulo 3

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-Por favor solo déjame ir.- muevo mi brazo con más fuerza pero el intento es en vano.

-No creas que te voy a soltar.

El gordo está a tan sólo unos cuantos pasos. Sacudo una vez más mi brazo pero el muchacho decide sostenerme con más fuerza.

-Perdón tío, esta muñequita no ha tomado sus medicinas. Por favor Alicia vamos a casa.- habla tratando de convencer al chico pero obviamente fallando mientras se acerca para llevarme con él.

-¿Medicinas? ¡Por favor! Mínimo podrías mentir mejor tío- está confundido y enojado.- Lárgate de aquí, está claro que no quiere estar cerca de ti.- dice el desconocido con su acento.

Me arrastra con él, sin siquiera preguntarme si quiero ir. Caminamos algunos minutos, lo suficiente como para que el depravado no nos siga o encuentre.

-Por favor suéltame.- finalmente logro liberarme de su agarre.

No quiero quedarme a hablar. Quizás consiga un poco de dinero y pueda llamar a mamá o pueda ir a conocer la universidad que no he visto desde que llegué.

-No creas que te vas a ir tan rápido.- me detiene y yo me quejo en voz muy baja- Tendrás que explicarme por qué estabas escapando de ese gordo.

-Te agradezco que me ayudaras, ahora déjame seguir caminando. No te conozco...no sé ni cómo te llamas y quieres que te cuente lo que me pasó.- susurro calmada, me suelta, retrocedo un poco, me doy vuelta y comienzo a caminar.

-No eres de aquí, ¿verdad?- suelta sin más.

Me detengo y sin intención a que me escuche, le respondo:

-Mi acento me delata.- murmuro, sonrío y sigo con mi camino.

Sin rumbo alguno, mis pies me conducen por la calles de Madrid. Mis ojos miran el pavimento y mis brazos se entrelazan suavemente.

Estoy perdida. No sé dónde estoy y tampoco a dónde voy, pero estoy completamente segura que no voy a regresar a ese horrible lugar. Lo bueno es que tengo mi celular en el bolsillo.

.

No he tenido mucha suerte; no tengo donde dormir, no tengo ropa y en la universidad...bueno no es muy diferente al colegio con respecto a las personas que me rodean, la única diferencia es que tengo una conocida. Su nombre es Diana, se ha portado bastante bien conmigo.

-Así que no tienes donde pasar la noche.- pronuncia Diana sacándome de mi trance.

Es 4 años mayor que yo; está a punto de terminar la universidad. Ella no se ha portado nada mal conmigo y necesito ayuda, así que le dije lo que había pasado hace algunos días; claro siendo lo suficiente reservada, fría y alejada que soy.

-Sí y no sé que hacer.- pongo mi cabeza para atrás- Lo perdí todo. El poco dinero que tenía en el banco lo gaste en mis libros y lo único que tengo es mi celular que por suerte lo tenía en mi bolsillo antes de salir de la casa.

Sí, es lo único que tengo. Pero pienso venderlo para comprar ropa o tratar de alquilar un lugar.

-Puedo ayudarte con un poco de ropa. Tengo ropa prácticamente nueva que no me la pongo, te la puedo dar si quieres pero no te puedo ofrecer quedarte en mi casa, es muy pequeña y aparte de todo es de mi prima. Aunque conozco a alguien que podría ayudarte, se llama Rubén es un buen amigo mío.

Me quedo pensando un instante.

-Es de confianza...no te preocupes-Me dice y asiento-Voy a preguntarle, ¿vale?- saca su celular y llama a su amigo o eso creo.

-Claro.

Hablan por unos minutos. Entre risas, gritos y sonidos extraños, ella se despide y me sonríe.

-Vamos, te llevaré a su casa.- se da media vuelta y camina, pero segundos más tarde se da media vuelta- Primero te doy algo de ropa limpia ¿vale?

.

Es un gran edificio, con muchas ventanas y es bastante bonito.

-Vamos, no te quedes ahí.

Reacciono, pongo la mochila en mis hombros y me dirijo con ella hacia la puerta.

Entramos y mientras subimos hasta el piso indicado trato de imaginar mi aspecto trasnochado y sucio.

Comienzo a arrepentirme poco a poco de haber venido a Madrid.

Finalmente llegamos al piso y ella camina un poco antes de parar en seco delante de una puerta y tocar el timbre.

Doy un vistazo fugaz a mis manos que aún llevan pequeñas heridas por el enfrentamiento al borracho y por haber caído al suelo.

El ruido que hace la puerta al abrirse me saca de mis pensamientos, ligeramente me estremece y, a la vez, regreso a ver a la misma.

<<Tengo demasiada suerte, ¿verdad?>>

Es el mismo chico alto del otro día; me mira detenidamente, bastante asombrado y confundido como yo.

Ambos se saludan alegremente, al parecer se llevan bastante bien.

-Rubén ella es Alicia, la chica de la que te hablé.- me señala a mí - Alicia el es Rubén, mi amigo.

-Hola.- digo en voz muy baja y muestro una sonrisa llena de vergüenza y nerviosismo.

-Hola.- me dice. Levanta la mano y me dedica un pequeño y agradable gesto con la misma antes de meterla en el bolsillo de su pantalón.

-¿Quieres pasar?-. Pregunta. Refiriéndose obviamente a Diana.

-Gracias pero no puedo Rubén. Tengo que irme, he quedado con Raúl para pasar la tarde juntos.- aunque ella trate de ocultarla, la emoción que tiene se nota.-Así que es mejor que ya me vaya. Adiós- se despide de mi con un beso en la mejilla y de él con un beso volado.

-Adiós.- decimos ambos.

-Bueno, supongo que quieres pasar.- dice en un tono burlón.

Simplemente asiento y el me abre paso para que yo pueda entrar a su departamento. Cuando paso a su lado me doy cuenta que le doy muchísimo centímetros más abajo del hombro y me pongo un poco nerviosa por su estatura.

Es realmente alto y yo realmente pequeña.

-Te enseñaré donde te vas a quedar ¿vale?- dice al momento de cerrar la puerta y pasar por mi lado.

-Si, claro.- digo en un susurro casi inexistente y me dispongo a seguirlo.

-Creo que es lo suficientemente para ti.

Abre la puerta y me da paso para entrar. Es un espacio pequeño al igual que la cama, tiene una ventana con cortinas rojas, un mueble empotrado a la pared para guardar la ropa, una mesa de noche y un poco de espacio para poder poner un espejo o un escritorio pequeño. Tiene razón es lo suficiente para mi.

-Está bien. Gracias.- digo con un poco de vergüenza mirando al suelo.

-Vale.- es lo único que dice antes de dejarme sola.

-Perdón pero...- alzo un poco la voz y el me presta atención- ¿dónde está el baño?- me sonrojo y me aferro mucho más a la mochila.

Sonríe ligeramente y me dice:

-Ahí.- señala con su dedo a una puerta. Agradezco con un gesto y se va.

Entró a mi habitación, dejo la mochila encima de la cama, comienzo a sacar la poca ropa que tengo y la guardo en el mueble.

Me recuesto en la cama boca arriba y miro el techo.

Disfruto de la comodidad de la cama, la cual no había sentido en mucho tiempo.

***
Hola!
He estado totalmente ocupada.
Espero que les guste.

Paper Memories (Editando...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora