Capítulo 8

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Sin peleas

Ivanna

Estoy en el comedor mientras que me preparan el almuerzo y mi cabeza sigue pensando en lo último que paso ayer con Matteo. Tengo claro que le conté de mi extraño sueño, pero ¿Por qué?, de un momento a otro creo que me sentí con la seguridad de decírselo. Cuando lo hice pensé que se iba a empezar a burlar, pero, no, fue algo raro. Y en segunda, ¿Por qué de la nada se altero y me corrió? Parecía más a gusto y de la nada todo cambio, sigo sin entender eso y no sé porque mi cabeza quiere hallar un porque de eso. Me harta ya que yo ya no quiero pensar en eso, pero mi mente sí. Trato de pensar en otra cosa, pero al final vuelvo a pensar en todo eso. Parece un bucle sin fin.

El mesero viene con una bandeja hacia donde estoy.

Por fin, ya tenía hambre.

Cuando empieza a dejar la comida en la mesa se me ocurre que podría sacarle platica. Me le quedo viendo pensando en si debería o no hablar con él, en un momento el se percata de esto.

– ¿Pasa algo? – me pregunta.

– No – respondo – o bueno, quería saber su nombre.

– ¿Mi nombre?

Asiento mientras empiezo a agarrar los cubiertos para empezar a comer. El se queda parado, pensando en si debería o no decírmelo.

Ya no me extraña que se queden así a cada pregunta que haga. Supongo que tienen esas ordenes de no responder al menos que sea necesario.

– Martin.

Apenas me iba a llevar el tenedor con comida a la boca hasta que escuche el nombre. Mierda, ¿Por qué me suena familiar?

– ¿Lo conozco de algún lado Martin?

Su cara palidece ante mi pregunta y rápidamente me responde.

– No.

– Que raro, me suena familiar.

– Nunca nos hemos visto señorita, con permiso.

Se me hace raro ese cambio tan repentino al preguntar si nos conocíamos. Al parecer toda la gente de este castillo tiene esos cambios de humor.

Arrugo la cara al pensar en eso.

Que estrés, yo no podría.

Volteo a ver mi plato y agarro un pedazo de comida y me lo meto a la boca.

Esta frio.

No quiero ir a que me lo calienten y esperar mas para comer. Muero de hambre. Me resigno y empiezo a comerme todo.

Cuando acabo me levanto para ir con el mesero. No lo encuentro y lo empiezo a buscar por todos lados. Entro a la cocina y ahí está.

– ¿Tu eres el que cocina?

El me voltea a ver y ya lo veo mas tranquilo. Esta normal.

– Si, ¿No le gusto la comida? – su cara cambio a preocupación.

– No es eso, la comida estaba perfecta. Pensé que era el mesero o sirviente.

Luego de decir eso su cara se relaja, pero a la vez noto algo de triste o desilusión.

Gente rara.

– En fin, mi plato lo deje allá – aclaro.

El asiente y se vuelve a girar para seguir cocinando.

Yo me voy y me dirijo a la habitación para arreglarme. Espero que aquí tengan caballos.

Desde que me capturaron ya no e podido cabalgar y extraño mucho eso. Es parte de mi vida. Aunque no tengo a mi acompañante voy a intentarlo con otro caballo. Solo espero que no se me dificulte tanto.

Irresistible ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora