Nuestra noche

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Charles se había dirigido directamente a la televisión nada más al ingresarse a la casa. Sergio dio una pequeña oración de agradecimiento por la cochera conectada a su casa, nadie pudo haber visto al niño entrar a su hogar, medio desnudo con los jeans tan bajos que mostraban sus líneas de bronceado.

"¿Eres el dueño de este lugar?" preguntó charles incrédulo, pasando sus dedos por el enorme televisor y mirando con entusiasmo la colección de videojuegos y señaló las consolas. "¿Juegas? Yo juego un poco. Aunque no soy muy bueno".

Era casi como si el castaño hubiera olvidado quién era y por qué estaba aquí, simplemente caminando por la sala de estar con la boca abierta de asombro, se miraba tan inocente, y Checo sintió otra repentina ola de culpa, no era que el fuera tan viejo, tenía solo 33, pero recordaba cuando tenia 19, cómo le parecían las personas mayores de 30 años, 33 era prácticamente un anciano, ¿no? Pero no podía negar que Charles era un hombre, unos centímetros más alto que el, de hombros anchos y un poco musculoso.
Se veía incluso mejor bajo la costosa iluminación de la casa de Sergio, que bajo las luces de la calle.

Tenía que controlarse a sí mismo, había permitido que un extraño, un prostituto, entrara a su casa, el de ojos verdes no parecía violento o un ladrón, pero Checo necesitaba mantener la cabeza despejada.
Él no conocía a este chico en absoluto.

"Sí juego, podemos tener una partida antes de que te vayas" le contesto Checo, y en ese momento Charles pareció volver a la realidad, acercándose a él con una pequeña sonrisa. Cuando estuvo cerca, el peli-negro volvió a oler el aroma a cocos, prácticamente podía sentirlo irradiando de la piel del mas alto.

"Supongo que quieres empezar, no?" dijo Charles con una sonrisa, tratando de quitarle el pantalón al otro
"¿Dónde está tu habitación?"

Sergio lo guió hacia el cuarto principal, y noto como la mirada de asombro volvió a la cara del mas joven mientras lo asimilaba todo.
Sergio entendía su reacción, de verdad, cuando el era un niño en México, nunca pudo haber imaginado vivir en una casa cómo está.
A veces, en las mañanas cuando todavía estaba medio dormido, había un segundo de confusión en el que se preguntaba de quién era la cama en la que estaba acostado, en qué casa estaba, antes de recordar que todo esto era suyo.
Que él, y su familia, nunca más tendrían que desear nada.

A menos, por supuesto, que Checo siguiera gastando todo su dinero en prostitutas.

Sergio se preguntó una vez más qué estaba haciendo, no necesitaba comprar sexo, el sabía que no era tradicionalmente guapo, ni lo suficiente extrovertido para usar su su encanto para conquistar, pero él era Sergio Pérez corredor de la F1, héroe nacional de México, la gente se le echaba encima todo el tiempo, realmente era una tontería pagar por esto cuando podía tener a cualquiera persona gratis.
Pero no quería a cualquiera, el quería a este chico, a Charles, y Charles necesitaba pago.

"¿Top o bottom?" preguntó Leclerc.

A lo que Sergio solo pudo parpadear confundido.
"¿Qué?" preguntó, desconcertado.

"¿Quieres follarme o que te folle? Soy versátil. Sin embargo, los condones son obligatorios de cualquier manera" dijo Charles con firmeza, como si hubiera tenido esta discusión antes.

A Checo le dio vueltas la cabeza, ¿Realmente estaba haciendo esto? Las cálidas manos de Charles, deslizándose debajo de su camiseta, acariciando su espalda mientras se inclinaba para besar la oreja de Checo, le respondieron su pregunta.

"Top" contesto Sergio con la voz entrecortada, si iba a dejar que un extraño se metiera a su cama, necesitaba tener el control, prácticamente podía sentir a Charles levantar sus cejas en modo de sorpresa, pero el chico no dijo nada al respecto.

"Lo que tú quieras" dijo Charles suavemente.

Eso fue excitante, tener a este hermoso chico que parecía dios griego diciéndole a Sergio que podía tener lo que quisiera, había tenido sueños cuando era adolescente que acababan así, en los que al apuesto chico popular de alguna manera le gustaba, a pesar de que era bajo, torpe y no tradicionalmente guapo.
Por supuesto que Checo había estado con gente hermosa antes, después de hacerse famoso y tener dinero pero no se hacía ilusiones acerca del por qué.

Al menos Charles fue sincero acerca de querer su dinero, en lugar de fingir que era su personalidad lo que le atraía.
Había un atractivo en la honestidad de todo esto.

Charles le dio otro beso a su oreja antes de dar un paso atrás para quitarse los jeans y los tenis, arrojándolos a un lado hasta que solo quedó en unos pequeños bóxers azules, luego comenzó a quitarle la ropa a Checo también.
Sus manos seguían rozando la piel del peli-negro, los dedos recorriendo sus abdominales con una mirada impresionada.

"¿Esto es lo que has estado escondiendo debajo del nomex?" preguntó con una sonrisa, trazando las líneas del estómago de Sergio.
"Deberías desnudarte más a menudo".

Le dio un suave beso en la boca, luego se deslizó en la cama de Checo, arrastrándose hasta el centro sobre sus manos y rodillas. "Entonces, ¿cómo me quieres, papi?"

Sergio sintió que algo se apretaba en la parte baja de su vientre, sintió que su rostro se sonrojaba, pero solo pudo hacer una mueca. "No - no me llames así, ¿de acuerdo?"

Charles lo miró por encima del hombro, con leve sorpresa en su rostro. "¿En serio? Está bien, Lo que quieras, Sergio. Me vas acompañar?" preguntó, estirando su tonificado cuerpo sobre la cama del mayor.

Sergio solo lo miró por un momento, el castaño se veía tan bien recostado contra sus sábanas rojas, como si perteneciera allí.
Checo se sintió abrumado por la repentina necesidad de comprar otra noche en ese momento, pero necesitaba mantener la cabeza fría.

Ni siquiera sabía si se divertiría.
Tal vez no serían compatibles.

Sergio observó cómo Charles deslizaba su ropa interior por sus largas piernas, arrojándolas a un lado sin cuidado, luego estiró sus brazos por encima de su cabeza y se relajó contra las almohadas.
Claramente estaba posando para el beneficio de Checo, que sintió que su miembro cobraba vida.

Tal vez realmente no serían compatibles... pero Sergio lo dudaba mucho.

Pretty Woman a Checlerc storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora