Capítulo 6

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Había llegado el fin de semana, las pruebas para entrar a los equipos de deporte de la universidad habían empezado. Ahora estábamos todos en la cancha de baloncesto, todos veíamos el partido que jugaban los que querían entrar al equipo entre ellos. Él estaba sentado al lado del capitán viendo el partido tranquilamente y no pude evitar mirarle durante un período de tiempo prolongado. Tenía una camisa sin mangas gris, unos pantalones rotos negros, unas botas negras y su habitual pañuelo enrollado al cuello.
El partido terminó y el capitán eligió a  cuatro jugadores nuevos para cubrir los puestos de los estudiantes de último año que se habían ido el año pasado.

Después tocaban las pruebas para el equipo de Voleibol, yo estaba muy nerviosa. No es que no supiera jugar al voleibol, sabía jugar y jugaba normal, ni la peor... ni la mejor, pero estaba muy nerviosa, no me tranquilizaba la idea de que él iba a estar allí, mirándome.
Estaba en el vestuario poniéndome las zapatillas para después salir a realizar la prueba, pero al intentar abrir la puerta esta no cedía, intenté abrirla por mucho tiempo pero seguía sin ceder; grité, pedí ayuda, pero nada. Después de pasar mucho tiempo intentando salir sin respuesta decidí sentarme y esperar a que las demás volvieran de la prueba, pero de un momento a otro el vestuario se quedó sin luz, todo estaba completamente oscuro y entré en pánico. Mi respiración se volvió rápida y dificultosa, todo mi cuerpo comenzó a temblar y en mis ojos se comenzaban a acumular las lágrimas. Distintos flashbacks del trauma que me causó la nictofobia, oía la lejanas voces de mis padres, abuelos y hermanos gritar mi nombre a lo lejos buscándome,  intentaba responder, decirles que estaba aquí; gritar para pedir ayuda, pero no me salían las palabras, simplemente me había quedado muda, y empecé a llorar con las rodillas pegadas a mi pecho.

Después de unos minutos en la misma postura temblando y llorando, alguien abrió la puerta y se acercó a mi con pasos apresurados, no podía distinguir a la persona frente a mi ya que tenía la vista nublada por las lágrimas...

_tranquila, tranquila..._se apresuró a decir cuando estaba a mi lado_Ailén tranquila, estoy aquí...contigo_ acarició mi cabello un par de veces, me besó en la coronilla y me cargó en brazos_tranquila, nada va a pasarte, estoy aquí contigo. No dejaré que nada te vuelva a pasar_con esas palabras cerré los ojos.
Puede que no pudiera distinguir la cara de la persona que me tenía en brazos, pero si distinguí ese inconfundible pañuelo.

{. . .}

Desperté en una habitación blanca, estaba rodeada de cortinas y yo estaba sobre una cama de hospital por lo que deduje que me encontraba en la enfermería de la universidad.
Hice el esfuerzo por sentarme en la camilla y escuché murmullos de una conversación fuera de mi margen de visión.

_¿cómo está?

_bien. Está descansando, cuando despierte debería comer algo

_esta bien, yo me encargo, gracias

_de nada.

Dejé de escuchar los murmullos y escuché pasos, después oí una puerta cerrarse y después nada, todo era silencio. Bajé mis piernas todavía sentada en la camilla y comencé a ponerme las zapatillas...

_Vida_oí la voz de Kimberly llamarme_¿cómo estas?_preguntó acercándose apresuradamente

_estoy bien, tranquila_dije recibiendo su fuerte abrazo_pero tal vez no por mucho, me estas asfixiando

_lo siento_dijo_estaba preocupada

_estoy bien

_nunca me dijiste que le tenías miedo a la oscuridad

_es que no es algo de lo que me guste hablar

_entiendo

Oí la puerta abrirse y miré hacia el lugar del que venía el ruido, de entre las cortinas blancas apareció él, su ceño ya no estaba fruncido como de costumbre, su mirada era relajante y protectora, llevaba en las manos una bandeja con un sándwich y una botella de zumo. Al ver a Kim, su ceño se frunció y su expresión se volvió seria, se acercó a nosotras y le tendió la bandeja a Kim

_la doctora ha dicho que debe comer algo cuando despierte. Aquí tienes, puede comer esto_ella lo cogió la bandeja y él se fue sin decir nada más.

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