Capítulo 9

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*Phadet*

Al verla dormida sobre el sillón no puedo evitar en Ailén, son tan parecidas que aveces creo que es ella. Tienen los mismos ojos de mar, la misma piel blanca y suave, la misma amabilidad, incluso las dos tienen el cabello rubio, Vida lo tiene más corto que Ailén pero es el mismo cabello brillante.
Me acerco a ella en pasos cortos y lentos hasta llegar al sillón, la quito despacio el libro que tiene en la mano, me inclino hacia ella, acaricio su pelo y la aparto unos cuantos mechones de la cara, después acaricio su cara mientras vienen a mi mente diferentes recuerdos de la vida que tenía al lado de Ailén.

_ella no es Ailén, lo sabes... ¿cierto?

_si_dije apartando mi mano de su cara

_entonces... ¿que te hayas acercado a ella no tiene nada que ver con que se parezca a Ailén?

_no_dije seco y todavía mirándola

Eso creo

_hijo, debes olvidar ese suceso. Ailén murió

_lo sé abuelo, como también sé que Mar no es Ailén

_entonces ¿porqué la llamas Mar?

_...

_ella no debe ser la sustituta de Ailén en tu corazón, es una buena chica no la hagas sufrir

_no pretendo hacerla daño...

_no intencionadamente, imagínate cómo se sentirá cuando sepa que te acercaste a ella porque se parece a una amiga del pasado a la que amaste con todo tu corazón

_...

_no la hagas esto hijo, no se lo merece.

_ya nos vamos, o no llegaremos al toque de queda.

La cargué en mi espalda mientras ella seguía durmiendo, me sorprendió que no se despertara ya que la moví mucho para poder cargarla...

Tendrá el sueño pesado

Caminé con ella sobre mi espalda por las calles mientras alguna gente nos miraba mientras yo ignoraba sus mirada divertidas. Cuando llegamos a la universidad todos nos miraban sorprendidos, y yo no entendía porqué se sorprendían tanto, no era para tanto

Claro que no es para tanto... Solo es el chico más frío y alejado de las chicas de toda la universidad trayendo cargada a una chica.

La llevé a su residencia pero la señora que se encargaba del edificio de las chicas me detuvo ya que no se permitía la presencia de ningún chico en la residencia de chicas, así que tuve que mentirle diciendo que Mar estaba enferma, subimos juntos hasta la habitación, dentro encontré a su compañera de cuarto quien me miraba con los ojos bien abiertos y después se puso a gritar como una loca para después hacer un montón de preguntas, por suerte la señora no me permitió estar mucho más tiempo.

{. . .}

Yo estoy frente a una casa verde muy grande, tiene puertas de roble negro, el pomo de la puerta era de plata. La casa estaba rodeada por un muro de piedra bastante grande, tenían un jardín lleno de flores con diferentes colores. Camino con el corazón a mil por hora por el camino que lleva a la entrada de la casa, abro la puerta y camino hasta la sala de estar, en ella está mi hermana con la cara roja, y los ojos hinchados y rojos de tanto llorar. Ella me mira y niega, entonces subo corriendo las escaleras y llego a un pasillo en el que hay varias puerta cerradas cerradas, pero una me llama la atención, tiene dibujos de flores en ella y la luz está encendida.
Llego hasta la puerta y la abro muy despacio. Dentro de la habitación hay una niña con la cabeza totalmente calva, unos ojos azules sin la alegría que los caracteriza y un cuerpo extremadamente pálido y delgado...

_Ailén...

susurro causando que sus padres que están cada uno a un lado de la cama en la que ella está recostada me miren

_Phadet, ella no ha podido..._dice su madre llorando desesperada_Ailén no ha podido aguantarlo más, ella...ella...ella nos ha dejado

_tranquila Claudia, ahora dejará de sufrir_dijo el padre, pero ella no dejaba de llorar

_no...no, no, no..._susurraba mientras me alejaba corriendo.

Salí de la casa corriendo y crucé el portón del muro que rodeaba la casa

_¡no!...¡no puede haberse ido!..._grité mientras corría_ella no lo haría...ella no me dejaría solo_dije mucho más bajito.

Entonces sentí las lágrimas mojar mi rostro lentamente y después vi un coche venir hacia rápidamente y todo se volvió negro.

Me desperté sudando en la madrugada y decidí salir a caminar un poco, me puse un chándal, una sudadera, unas zapatillas y sin olvidar mi preciado pañuelo comencé a caminar mientras el día todavía estaba oscuro y llegué a la residencia de las chicas, todo estaba cerrado así que seguí mi camino hasta la biblioteca la cual abrí, entré y volví a cerrar. Caminé entre los estantes cogí uno de los tantos libros que me gustan de "paulo Coelho- El alquimista" fui al almacén y me quedé allí encerrado, no quería ver a nadie y tampoco quería ir a clase. Esperaría al momento de ir a la librería con Mar.

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