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Pov Amity

Ma-ta-do.

Yo había asesinado a un hombre.

El pánico se apoderó de mí. A mí alrededor todo lucía tan confuso.

Sólo pude reparar débilmente en los hombres que entraron corriendo, guiados por Hunter, en el griterío que inundó el lugar, y en Luz, que me tomaba en brazos, hablándome.

No podía oír lo que decía. Sólo veía sus labios moverse frente a mí, como en cámara lenta.

Las imágenes estaban distorsionadas, y comencé a hiperventilar.

Luz seguía hablándome, con los ojos fuera de lugar.

Luego todo se volvió negro.

.

Alguien estaba acariciando mis cabellos acompasadamente.

Luz, era Luz.

Me abrazaba por detrás, mientras me consolaba tiernamente.

Olía a casa.

Me giré entre sus brazos, y me encontré de lleno con sus preciosos ojos marrones y su rostro, algo más pálido de lo normal.

Luz no dijo nada, y yo tampoco lo hice. Nos miramos durante minutos, en silencio, evaluando el estado del otro sin decir palabra.

Sin previo aviso, el horror me golpeó con fuerza.

− Shh, tranquila - Luz me estrechó contra su pecho, mientras sollozos desgarradores escapaban de mi pecho sin control.

− E-Emma - logré susurrar entre lágrimas.

− Está con Alador, dejé a cinco guardias protegiendo a Alador cuando nos fuimos. Los llamé, nada sucedió allí.

Me sentí más aliviada, pero el espanto seguía allí, muy presente.

− Mis manos - murmuré, contemplando las palmas de mis manos con los ojos muy abiertos.

− ¿Qué sucede con ellas?

− Están manchadas de sangre - susurré, y Luz las tomó entre las suyas, acercándolas a su boca para besarlas, primero una y luego la otra.

Las levantó, examinándolas cuidadosamente.

− Yo no veo ni una sola mancha en ellas - declaró cuando hubo terminado, y volvió a estrecharme entre sus brazos.

Rendida, me dejé rodear por aquella bruma de dolor, sollozos y palabras de consuelo susurradas.

− Esto tiene que parar - susurré finalmente, cuando mis ojos ya estuvieron irritados por tantas lágrimas derramadas.

− Ya hablamos sobre esto - la sentí tensarse bajo mis manos, pero su voz no sonó brusca como pensé, simplemente decidida.

No lo haría.

No lo intentaría.

− Necesito darme un baño - mascullé, y ella se relajó ante el cambio de tema.

Se incorporó conmigo en brazos, y me cargó hasta el cuarto de baño.

Con paciencia, me ayudó a despojarme de mi vestido, y luego me miró fija.

− ¿Quieres que me valla?

− No - respondí al instante - quédate.

La necesitaba ahora.

Ahora más que nunca, luego de haber tomado mi decisión.

Me dejé hacer, mientras Luz me enjabonaba como a una niña pequeña.

MÍA | LUMITY G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora