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Pov Amity

− ¿¡Quién mierda es!? - el grito de Willow terminó de despabilarme, y corrí lo más rápido que pude hacia el primer piso de mi nueva casa mientras me ataba el cinturón de la bata con manos temblorosas.

En cuanto llegué al recibidor, me encontré con la espalda de Willow, mientras ella observaba por la mirilla con el ceño fruncido.

Echándose un vistazo rápido al reloj de pared comprobé que recién eran las seis de la mañana.

− ¿Qué haces aquí Hunter? - masculló Willow cuando abrió la puerta, y miré de arriba abajo al amigo y socio de Luz.

Estaba agitado, desarreglado y asustado.

Un estremecimiento de alarma me recorrió entera.

− Hay problemas - dijo simplemente, y por la mirada desenfocada que tenía, supe que algo andaba realmente mal.

Siete minutos más tarde, Hunter ya estaba sentado en el sillón de la sala con un café en la mano, mientras yo arrullaba a Emma en mis brazos, que había comenzado a llorar por todo el barullo.

− Necesitamos información clara Hunter, así que deja de jadear, ¡Y habla de una maldita vez! - Willow esta fuera de sí, caminando de lado a lado en la habitación, mientras se pasaba las manos por el cabello nerviosamente.

− Luz me ofreció dejarme todos sus negocios ahora que se estaba saliendo de la mafia. Lo rechacé - comenzó mientras inspiraba hondo - En las últimas semanas todo ha sido un desastre con lo que está haciendo. Despidió a todos sus guardaespaldas excepto a los que están aquí ahora, ha desbaratados miles de negocios y se ha ganado una buena cantidad de enemigos. Habíamos estado hablando ella, Boscha y yo en un restaurante ayer por la noche, y allí le dije que debería tener más cuidado, pero ustedes saben lo terca que es... - sacudió la cabeza lentamente, y yo estuve a punto de sufrir un colapso nervioso.

− ¡Dime de una buena vez qué le sucedió a mi novia!

− La secuestraron, Amity - susurró Hunter lentamente - A ella y a Boscha, las secuestraron ayer al salir del restaurante. Adrian se contactó conmigo a la madrugada para hacer que le pasara el dinero de Luz a su cuenta bancaria. Piensa asesinarla, pero no creo que sea pronto.

Cerrando los ojos con fuerza, me dejé caer sobre el sillón de un cuerpo frente a él, y Willow se cubrió el rostro con ambas manos.

− Es mi culpa - susurré, estrechando a mi hija más fuerte contra mi cuerpo.

− ¿Tú culpa? ¿De qué hablas Amity? - Hunter me observó como si repentinamente me hubiera salido un tercer ojo en medio de la frente.

− Si yo no le hubiese pedido que se saliera, nada de esto hubiera sucedido, nada.

− Hubiera ocurrido tarde o temprano Ams. Esto no es culpa de nadie.

− ¿Gajes del oficio? - mascullé amargamente, mientras bajaba la cabeza y besaba la mejilla de mi nuevamente dormida hija.

Willow suspiró, y se sentó junto a Hunter.

− ¿Qué podemos hacer?

− No mucho. Prácticamente, yo y tres tipos que están protegiéndolas allá afuera somos los únicos empleados que le quedan a Luz. No somos nada en comparación a todo lo que tiene Adrian.

− Debemos sacarlas de allí - susurré, con la vista perdida en algún punto fijo, y noté la mirada de Hunter fija en mí.

− Es prácticamente imposible, Amity.

− ¡Van a asesinarlas! - exclamé.- No voy a permitir que eso suceda sin antes dar batalla. Este hijo de puta se metió en mi vida como un maldito tornado y no voy a dejar que se vaya así como si nada. No lo hará.

MÍA | LUMITY G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora