𝐝𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫𝐨𝐮𝐬 𝐠𝐚𝐦𝐞 | ❝ 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 𝑔𝑢𝑟𝑑𝑎𝑟𝑎𝑛 𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑝𝑟𝑜ℎ𝑖𝑏𝑖𝑑𝑜 ❞
donde Ander y Noah dejan
todo por mudarse con el marido
de su madre.
O
dond...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
☽
ANDER
ESCUCHAR LA MÚSICA DE NOAH NO FUE lo que más disfruté del viaje. Noah no quiso que mamá fuera por ella, así que me tocó a mí ir por ella a casa, aunque seguía un poco enfadada por no haberle dicho que mamá se iba a casar con un desconocido.
Durante todo el viaje, los dos pasamos la mayor parte del tiempo en silencio, por parte de ambos, y con la música un poco alta, por parte de Noah. Ninguno de los dos intentó decir o comentar algo.
Bueno, durante las tres horas estuve pensando en cómo decirle a Noah que Cayetana me había engañado con Álvaro. Aunque ya han pasado tres meses desde lo sucedido, Noah estaba enfadada conmigo y con mamá, y aunque en su momento intenté hablarle, ella me ignoraba.
Cayetana y Álvaro actuaron como si nada hubiera pasado mientras yo estaba con mamá en un crucero. A Álvaro lo evité lo más que pude y a Cayetana solo le decía que estaba ocupado ayudando a mamá con la decoración de la habitación de Noah y que no podía hablar.
Fueron los tres meses más largos y difíciles que he vivido. Durante el día le ponía la mejor cara que podía a mi madre y por la noche pensaba en qué haría con respecto a esos dos. ¿Debo seguirles hablando? ¿Los ignoro hasta que se olviden de mí?
Terminar con Cayetana es algo que tengo pensado hacer, no tengo claro cuándo, sé que en algún momento encontraré la valentía para hacerlo.
Como ahora, que después de pensarlo mucho, bajé el volumen de la música, recibiendo una mala mirada por parte de mi hermana menor.
—Tengo que decirte algo —le dije, pero Noah volvió a subir el volumen de la música.
Rodé los ojos antes de decidir apagar la radio para que me prestara atención.
—Hablo en serio, Noah.
Pero Noah no bajó el libro que estaba leyendo.
Suspiré y, sin darme cuenta, apreté el volante con más fuerza.
—Cayetana me engañó con Álvaro —dije sin más, escuchando cómo a mi lado mi hermana cerraba su libro de un golpe.
—¿Qué? —preguntó atónita, mirándome por primera vez desde que se subió al coche.
—Ocurrió mientras yo estaba con mamá —le expliqué.
—¿Por qué no me lo contaste? —me preguntó.
—Estabas enfadada y me evitabas —le recordé, y de reojo pude ver que bufaba y cerraba los ojos por un momento.
