𝐝𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫𝐨𝐮𝐬 𝐠𝐚𝐦𝐞 | ❝ 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 𝑔𝑢𝑟𝑑𝑎𝑟𝑎𝑛 𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑝𝑟𝑜ℎ𝑖𝑏𝑖𝑑𝑜 ❞
donde Ander y Noah dejan
todo por mudarse con el marido
de su madre.
O
dond...
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tw: +18, sexo oral, descripción de mierda del mismo, sorry.
☽
ANDER
LA GALA ESTUVO... ¿BIEN?
NO hubo mayores inconvenientes, aparte de la notable ausencia del hijo mayor de William. Por lo demás, todo estuvo en lo que los más pijos llamarían normal.
La gente no paraba de preguntarnos cosas a Noah y a mí, terminando ambos agobiados. Ava era quien llegaba a nuestro rescate, agradeciéndoselo internamente, aunque nunca se lo diría en voz alta.
No podía evitar notar lo hermosa que se veía Ava en ese vestido negro brillante, resaltando las curvas de su cuerpo y mostrando su espalda solo cubierta por los finos tirantes.
La imagen no se borraba de mi mente al día siguiente. Me encontraba distraído, viendo un juguete de un Mazda Rx-7 naranja que me había regalado Ava, en lugar de completar mi inscripción a la Universidad.
Las manos de alguien tapando mis ojos me hicieron regresar a la realidad. Tomé las muñecas de la chica y me giré para ver quién era, quedando helado al ver a Cayetana de pie detrás de mi silla con una enorme sonrisa.
Su aspecto era exactamente el mismo que la última vez que la había visto: pelo rubio recogido en una coleta, ojos verdes llenos de cariño y suave piel.
Cayetana, quien me había engañado con mi mejor amigo, estaba en mi habitación. Me quité los audífonos, cerré la computadora y dejé ambas cosas en mi escritorio para girar mi silla, sin hacer ningún otro movimiento, sintiendo más dolor que otra cosa al tenerla delante.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté, poniéndome de pie finalmente.
—Vine a visitar a mi abuela. —Sus ojos no se apartaron de los míos cuando respondió. —Me pareció buena idea venirte a visitar, te echaba de menos.
No pude evitar poner una sonrisa incrédula.
—Sí, claro. Seguro has estado bien acompañada.
La sonrisa se desvaneció de su rostro.
—Ander, lo siento.—Se disculpó, tratando de poner una mano sobre mi mejilla, pero la evité tomando su muñeca y bajándola.
Desvíe la mirada hacia mi balcón, escuchando las risas y chapoteos de la fiesta de Nick.
No estaba preparado para enfrentar a Cayetana. Había pensado en cada palabra, en cada frase que le diría cuando la volviera a ver. Pero ahora, ni una sola palabra salió de mi boca.
