𝐝𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫𝐨𝐮𝐬 𝐠𝐚𝐦𝐞 | ❝ 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 𝑔𝑢𝑟𝑑𝑎𝑟𝑎𝑛 𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑝𝑟𝑜ℎ𝑖𝑏𝑖𝑑𝑜 ❞
donde Ander y Noah dejan
todo por mudarse con el marido
de su madre.
O
dond...
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☽
ANDER
EL TRAYECTO DEL CLUB A LA CASA DE los Leister fue bastante incómodo, al menos para mí. Ava, para mi sorpresa y alivio, se mantuvo ocupada mirando su teléfono o mirando por la ventana de vez en cuando.
No faltaba mucho para llegar a la casa de los Leister cuando Ava rompió el silencio entre nosotros.
—¿Podrías llevarme a otro lugar? —preguntó, tomándome por sorpresa.
—¿A dónde? —pregunté, sintiéndome cansado.
—No está lejos, te diré cómo llegar, ¿de acuerdo? —dijo, girándose hacia mí.
Mantuve la vista en la carretera, pensando en qué hacer. Por un lado, realmente quería llegar a mi habitación, quitarme este maldito traje y descansar. Pero por otro lado, no podía negarme, porque si lo hacía, sospechaba que Ava encontraría la manera de ir sola, y eso me llenaba de preocupación.
—¿Tienes a alguien que te lleve de regreso a casa?—le pregunté, a lo que ella asintió.—Está bien —dije suspirando, escuchando cómo soltaba una pequeña risa a mi lado—.¿Por dónde?
Lo que no sabía en ese momento era que me vería envuelto en algo que haría que reviviera cosas de mi pasado que preferiría dejar atrás.
Nunca pensé que Ava y Nick estuvieran metidos en carreras clandestinas.
Ava me había obligado a bajar. Mi plan era dejarla y regresar a casa, quitarme este traje y dormir hasta que alguien tuviera que subir a despertarme.
Pero Ava me hizo acompañarla, ya que al parecer quería presentarme a alguien. No era muy bueno haciendo amigos, pero el lugar y lo que se hacía allí no me parecía un ambiente muy seguro para una cría de 17 años.
No sé cómo Nicholas permitía que su hermana se involucrara en este tipo de cosas.
A medida que nos adentrábamos en el lugar, los nervios me invadían. La última vez que estuve en una carrera clandestina, acabé detenido y dejamos que el hombre que hacía llamar nuestro padre no me tratara muy bien.
Mi padre era un amante de los autos y se encargó de que Noah y yo también lo fuéramos.
Pero tan solo recordar esa noche después de que mis padres fueron a buscarme a la comisaría, en especial la parte donde mi padre me gritaba, me ponía nervioso.
