₀₇. ravka no es casa

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CAPÍTULO SIETE

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CAPÍTULO SIETE

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DESPERTAR EN LOS BRAZOS DE NIKOLAI SE SENTÍA COMO EN CASA: eso solo era suficiente para aterrorizarla; Morana nunca tuvo un hogar y había una razón para ello. Ella era una plaga, y solo destruiría lo que tocara. Y, sin embargo, Morana disfrutó de la sensación, mientras él dormía, permitiéndose perderse en su calor.

Después de unos momentos, ella se escapó de sus brazos, saliendo de casa, mientras empujaba los momentos de la noche anterior en la parte posterior de su cabeza: no había muerto, y se dirigían a Ravka, no había razón para estarlo. Preocupada por eso, no había razón para mostrarle a Nikolai lo rota que estaba realmente.

Nikolai. Sus labios se dibujaron en una suave sonrisa. Su nombre salió de su lengua naturalmente como si siempre hubiera tenido que saberlo. Tal vez esa había sido la razón de su renuencia a llamarlo Sturmhond: se sentía antinatural, y ella era tan antinatural como quería ser.

Morana estaba a punto de ponerse de pie, para salir de la cabina, cuando la mano de Nikolai se envolvió alrededor de su brazo y tiró de ella hacia atrás sobre la cama. Mirando por encima del hombro, Morana lo miró arqueando una ceja, fingiendo lo mejor que podía que no la molestaran.

—Tú no te vas a ir —le dijo bruscamente. Morana puso los ojos en blanco mientras intentaba irse de nuevo, pero él no se movía.

—Suéltame, Nikolai.

Él soltó su brazo pero deslizó un brazo alrededor de su cintura y tiró de ella hacia atrás sobre la cama, por lo que estaba acostada de nuevo. Se incorporó sobre un codo y la miró, sus ojos ardían, toda señal del capitán dorado había desaparecido. —No te irás hasta que obtenga algunas respuestas.

—¿De verdad crees que no puedo vencerte en una pelea? —preguntó Morana.

La fachada seria de Nikolai se rompió por una fracción cuando una sonrisa diabólica se pintó en sus labios. —Sé que puedes vencerme, cariño, y te dejaría.

Morana entrecerró los ojos hacia él. —Solo déjame ir.

Sacudió la cabeza con un chasquido de su lengua. —No te dejaré ir hasta que me digas qué diablos pasó anoche. Así que haz eso o pelea conmigo, Morana.

—No pasó nada anoche.

Nikolai puso los ojos en blanco. —Puedes fingir tanto como quieras que no pasó nada cuando sales de esta habitación. Pero ahora... ahora necesito respuestas.

Apretando la mandíbula, Morana lo empujó y salió de la cama. No podía decírselo, admitir que era una abominación para una de las pocas personas que nunca la había visto como tal. Se pasó una mano por el cabello mientras llegaba al baúl donde guardaba su ropa, mordiéndose el labio para no hablar, ¿para no llorar? ¿Por qué ella siquiera lloraría?

✓AMANECER -nikolai lantsov²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora