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—¡Señor Jeon! ¡Buen día, que bueno que lo veo! —El hombre apenas detuvo su caminar al salir de casa y dirigirse a dónde había dejado su antigua Chevrolet estacionada, bajo la sombra de aquel sauce, rodó los ojos frustrado

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—¡Señor Jeon! ¡Buen día, que bueno que lo veo! —El hombre apenas detuvo su caminar al salir de casa y dirigirse a dónde había dejado su antigua Chevrolet estacionada, bajo la sombra de aquel sauce, rodó los ojos frustrado.
Park Jimin le siguió tan incansable como siempre, se preguntaba, ¿Por qué no le dijo que no desde un principio? Se hubiese evitando tanta molestia.

Además, esa chatarra ni servía. Estaba mejor en un deshuesadero.

—Buenos días, Jimin, ¿Qué sucede? —Dijo con desgana, caminando delante del muchacho.

—Ya sabe, solo preguntarle si ya arregló mi cortadora de pasto —Jeon suspiró. Había abierto la puerta del conductor dispuesto a subirse e irse, pero tampoco era tan grosero para dejar parado ahí a medio trecho a aquel joven que esperaba una respuesta. Así que solo esperó a que llegara  hasta donde él mientras se recargaba en el ventanal de la puerta misma y lo miraba acercarse con aburrida expresión.

—Lo siento, lo he olvidado la verdad, pero debo decirte que no guardes mucha esperanza. Está muy jodida —Jimin torció una mueca.

—Ah, vaya, debe ser eso. Había pasado mucho guardada entre las cosas de mi padre —Jeon asintió.

—Igual veré qué puedo hacer, quizá solo sea cambiar algunos engranajes y demás —Le dijo haciendo sonreír al muchacho de abultados labios y mejillas, de cabellos de oro.

—Está bien, gracias JungKook —El hombre asintió.

—Oh, por cierto —Dijo antes de subir ahora sí a su vieja camioneta. Se esculcó el bolsillo delantero de su camisa de algodón a cuadros y sacó algunos dólares doblados en un pequeño fajo. Luego se los tendió a Park— Te adelantaré la renta, después de todo faltan dos días para la fecha límite —El muchacho sonrió asintiendo y tomando el dinero.

—Siempre tan responsable, gracias —El hombre asintió y sin más se despidió entrando a su camioneta.

—Nos vemos, Jimin —

—¡Adiós, señor Jeon! —Le despidió alegre. Y es que sí, se preguntarán, ¿Por qué pagaba una renta a un chico como él? Pues era ni más ni menos que el dueño de aquel lugar. Su padre hacía un par de meses que había muerto y había dejado a su único hijo la herencia de aquel pequeño coto de sencillos apartamentos fuera de la ciudad. Era joven e inexperto, pero era dueño de todo eso así que le respetaban como quiera que fuese. De todos modos, Jimin era muy educado y buena gente con todos para ser tan joven. Responsable también y muy trabajador. 

Aquel lugarcito estaba a la orilla de un lago, era una extensión de 7 casas, casi juntas de una sola planta que eran rentadas por aquel joven. Todo esto a una hora, cuando mucho, de la ciudad. Quien quisiera una vida tranquila y sin tanto lujo, podría vivir allí cómodamente. Tenía todos los servicios necesarios; luz, agua, telefonía e internet.

Y Jeon JungKook era uno de ellos. Iba a cumplir tres años viviendo allí, había conocido al padre de Jimin y era un gran hombre, su hijo había sacado mucho a él, solo que era más empalagoso y parlanchín, chismoso también, por lo que alguien como él y a su edad buscaba evitar. Pues quería una vida tranquila y en paz.

~*Lost On YOU*~(𝘒𝘖𝘖𝘒𝘝).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora