"Estaba mal.
Pero, ¿Dónde estaba realmente lo malo cuando jamás se había sentido tan vivo como en ese momento?
Buscaba en sus ojos la respuesta, en su piel suave y tersa, en el largo inmaculado de sus pestañas, en el arco naso de sus labios; pero...
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Jamás sintió su corazón irle tan errático como en ese momento. Ya ni siquiera se molestaba en ocultarlo pues era audible seguramente hasta para el otro. Y es que se batía dentro de su caja torácica con una bravura que hasta él mismo desconocía. No podía comparar situaciones, mucho menos personas, pero sentía las manos trabadas, pesadas, miedosas; no sabía cómo empezar y a su vez su cuerpo le pedía a gritos hiciera algo de una buena vez, porque se estaba quemando en su propia piel.
Así que fue a la segura y le besó. Con profundidad, premura y pasión. Dejando su pulso en evidencia. Tocar siquiera al menor como le iba a permitir hacerlo, le resultaba algo extraordinario, maravilloso. Como tantear una pieza del mejor arte, beber una taza del mejor café o una copa del mejor vino, comer un exquisito platillo.
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Cada sentido de él estaba a flor de piel, como nunca antes. Y se descubrió a sí mismo desenterrando todo eso que creyó muerto hace mucho tiempo.
Porque, cuando sus labios tocaban los propios, sus manos acariciaban su piel y sus suspiros inundaban su alma, era conocedor de sus propios deseos. Reconocía el gran deseo que venía conteniendo desde hacía mucho y que ya mismo tenía un dueño legítimo. Podría ponerle incluso su nombre y apellido.
Sus manos ansiosas recorrieron las curvaturas de su cuerpo, mientras con el suyo sentía la textura del mismo bajo su peso. Descendió por su cuello en una acción que ya era bastante común cuando mantenían esas intensas sesiones de besos en su sala o la del menor, aún si esta vez había más y no iban a tener contención ni le harían caso a la cordura como normalmente hacían para no excederse.
Esta vez no sería así, esta vez era más real, no se extralimitarían. Todo lo que habían evitado sucedería, por Dios que lo haría. Jeon se sentía acalorado, ansioso y terriblemente asustado. Tenía una noción de aquello, pero jamás se imaginó practicarlo, era claro que estaba ante un experto en el tema y ese era TaeHyung. No podía compararlo con una mujer, ni siquiera le cabía en la mente, pero quería entender mejor ese juego, conocerlo en todos los ambitos posibles.
Así pues, descubrirse a sí mismo en el ámbito del sexo con un hombre. ¿Sería tan fascinante? ¿Sería tan placentero? ¿O terminaría siendo un total fracaso?
