¿Y si lo llevamos? Será divertido

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• volkacio y webonauta
• soft y medio corto
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—¿Llevas las toallas?

—Sí, las guardé.— dijo el ruso por lo bajo acercándose a su prometido, llevando en sus hombros una mochila con todo lo necesario.

Hace unos meses la pareja dió un gran paso en su relación, y en esta nueva etapa de sus vidas tomaron una muy buena decisión. Mudarse al centro de la ciudad fue sin dudas la mejor elección, no solo el departamento era amplio y hermoso con vistas increíbles, también podían gozar de un pequeño lujo que brindaba el edificio.

Fue una gran sorpresa cuando supieron que había una piscina en el penúltimo piso, abierta para los residentes la mayor parte del año. Tenía sus respectivos horarios, siendo por la tarde el más concurrido de todos, y ellos eran bastante consientes de eso. A pesar de no molestarles en lo absoluto, preferían un millón de veces algo de privacidad. Fue por eso que, después de varias observaciones, encontraron un espacio que cumplía su tan anhelado deseo.

Y sí, quizás parezcan unos locos al levantarse temprano por una piscina, pero esos locos enamorados tan solo querían nadar y disfrutar de su mutua compañía.

Aquella era la mejor forma de empezar el día, y esa calurosa mañana de verano no fue la excepción.

Ya estaban listos para irse, y con sumo cuidado el de cresta abrió la puerta. Siempre intentaban ser lo más silenciosos posibles, no querían molestar a sus vecinos a estas horas. Aunque, claro, a veces no lo conseguían del todo...

Con un fuerte ladrido y pisadas rápidas, el tercer miembro del hogar se robó toda su atención. Lo conocían perfectamente, y bajaron la mirada sabiendo que Webonauta estaba en medio de los dos.

El golden retriever meneaba su cola de un lado a otro, y mostrando su lengua afuera miraba a sus padres humanos con ilusión.
Ambos hombres sonrieron, ¿cómo no hacerlo?, la agradable energía de su hijo canino les bastaba para alegrar sus días.

—Lo siento, Nauta, no vamos a pasear.— habló el de cresta con suavidad. —Más tarde iremos al parque, ¿vale?

—No te preocupes, muchacho.— el mayor se agachó un poco y acarició la peluda cabeza. —Te aburres mucho sin nosotros, ¿no?

Las palabras de su novio tenían algo de verdad; tan solo pensar en su perro triste por la soledad partía su corazón como nunca. En esos instantes, al moreno se le ocurrió una brillante idea.

—Oye, ¿y si lo llevamos?— le propuso al contrario.

—¿Cómo?

—A la piscina.— aclaró sonriendo. —Que se venga a nadar con nosotros.

—No estoy muy seguro de eso, Horacio, quizás... alguien podría descubrirnos.

—A nosotros jamás nos descubrieron, ¿por qué lo harían ahora?— contestó relajado. —Venga, ruso, será divertido.

Volkov observó primero a Nauta, que lanzó una tierna mirada hacia él; y luego a Horacio, quien puso los mismos ojos de cachorro. Y ante esas caras bonitas, el peligris no pudo negarse.

—Está bien, pero no nos quedaremos mucho tiempo.— dijo finalmente, haciendo que el de cresta sonriera victorioso.

Y sin perder más tiempo, la familia salió de casa, dispuestos a disfrutar esa mañana juntos en la piscina.

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El animal no apartaba su mirada, el calmado movimiento de las pequeñas olas lo dejaban hipnotizado. Estaba de más mencionar las ganas que tenía de zambullirse, al igual que el moreno lo hizo con facilidad.

—¡Ven, Nauta, no tengas miedo!— le alentó al verlo tan cerca del borde.

—Nauta, mira.— habló el mayor sentándose a su lado, sumergió los pies en el agua y con la mano también la acarició. —Está bien, está fresquita, ¿ves?

Eso lo animó mucho, y con su pata trató de imitar los movimientos de Volkov. Apenas percibió la temperatura fue directo a quitarse el calor, y de un chapuzón entró al agua.

La pareja rió de ternura, verle caminar feliz por la parte elevada era una imagen de lo más adorable.

—¡Míralo míralo!— dijo Horacio entre pequeñas risas. —¡Ven, Nauta, ven!— este le obedeció, nadando hacia donde él se hallaba.

Ellos nadaron y jugaron juntos en el agua por un buen rato, mientras que el ruso los observó desde la distancia con una imborrable sonrisa.

Estaba contento, y no solamente por el momento, también por todo lo que pasó este último tiempo. Contento por aquel presente que la vida le dió, por las maravillosas experiencias que vivió y las que falta por vivir.

Estaba contento por el mañana que le esperaba junto a su futuro esposo y su hijo perruno.

Y con esos hermosos pensamientos, el peligris finalmente entró a la piscina para estar junto a sus dos seres queridos.

Una vez más le dió la razón a su pareja, traer a Webonauta fue una buena idea.
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Fin<3

volkacio [ drabbles ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora