(sin título #7)

111 5 0
                                    

• angst, basando en la foto de arriba.
• inspirado en los últimos streams del coma de H.
——

[ Un disparo se escucha a la distancia. ]

Volkov pasó toda la semana en el hospital, al igual que su suegra y cuñada.
Ya casi no va a trabajar, y cuando debe hacerlo, lo único que siente es temor.

Temor a que Horacio despierte del coma y no esté allí para verlo.
Temor a que su último recuerdo con él sea de esta manera.
Temor a que no logre sobrevivir y lo pierda para siempre.

[ Un cuerpo cae por el impacto de la bala. ]

Después de la agotadora jornada el ruso vuelve al hospital. Se dirigió al cuarto donde su amado se hallaba, pensando que se encontraría con Charllot o Maia.
Pero cuando entró, vió algo que lo dejó atónito.

[ Suspira, estático en su posición; solo le queda observa el arma que usó contra el joven inocente. ]

—¿Q-Qué está pasando?— dice sin aliento. —¿Qué hace usted aquí? ¿Quienes son estas personas? ¿Qué es...?

—Sabía que vendría.— le interrumpe Andrés, quien está cerca de la camilla observándolo con una fría mirada. —No debes estar aquí.

—¿Qué le están haciendo a Horacio?

[ Lentamente se acerca hasta él, arrodillarse, mira todo lo que en un pasado fue. ]

—No es asunto suyo, agente Volkov.— contesta. —Esto fue decisión de mi hijo. Trabajará para nosotros ahora en adelante.

Suelta un suspiro entrecortado, no puede creer lo que está oyendo.
—Pero... él no...

[ Tan dulce. Tan alegre. Tan inocente.
Tan frágil.

Lo han llamado así tantas veces, que empezó a odiar todo de ese ser. ]

—Está dormido, no puede tomar una decisión así. Él nunca lo querría, esto es en contra de su voluntad.

—Como dije, Viktor Volkov, esto no es asunto tuyo. ¡Sáquenlo de aquí!

[ Odiaba toda esa parte de él, se odiaba. ]

Jamás imaginó que esa sería la última imagen que viera de su pareja. Acostado en la camilla, en la camilla, conectado con varios cables a una máquina desconocida. Trataron al de cresta como un experimento más, y no podía hacer nada para impedirlo.

—¡No pueden hacerle esto!— dice desesperado, mientras a la fuerza lo sacan de la habitación. —¡Por favor, él merece ser feliz!— por más que lo intente no puede liberarse. Su temor se hizo realidad, y al borde de las lágrimas grita una vez más. —¡Horacio, despierta! ¡Horacio!

[ Oye su nombre. No supo de donde proviene, pero sea lo que sea, ya era demasiado tarde.

El daño ya está hecho. Sus manos se han manchado. Enterró el último rayo de luz que quedaba en él.

—Muy mal por ti, Horacio... ]
.
.
.
.

﹒fin !¡

volkacio [ drabbles ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora