Por su bien... y por el nuestro junto a él...

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El enfado en el rostro de la chica se hacía notar. Sentía como si sus esfuerzos no hubiesen servido de nada. Quería simplemente dejarse llevar por el enojo y destrozarlo todo...

Pero... ¿realmente podría hacerlo?

De hecho, la verdadera cuestión era, ¿con quién estaba enojado?

¿Con él por no darle la respuesta que quería? ¿O con las dos zorras que se declararon a SU suertudo antes que ella?

Contestando la primera pregunta... ¿Cómo siquiera podía enojarse con él? Hablamos de Naegi Makoto, un chico bastante dulce e inocente que se preocupa más por los demás que de sí mismo. Un rasgo que tanto ella como las demás aman de él.

Para la segunda respuesta es un no. El amor es como la guerra, todo vale. Desde tácticas sucias, escaramuzas hasta engaños o traiciones, o si eres descarada con tus intenciones, vas sin importarte la opinión de los demás. Hasta tenía que admitir que aprovecharon la oportunidad.

Pero ese rasgo que a ella tanto le gustaba le estaba causando dolor a sí mismo. Posiblemente todas quisieran estar con él, ser las únicas en su vida, incluyéndose claro, pero no se percataron de que eso le afectaba.

Ella pudo ver el conflicto en su rostro, el dolor en sus ojos la asfixiaba, estaba tan concentrada en declarase que olvidó ver como el suertudo tomaba la situación. Incluso si, por alguna razón llegase a elegir a alguien, ya sea ellas o alguien más de fuera que ni siquiera conozcan, al final terminarían lastimadas.

No quería eso, tanto Celes como Taeko las considera a esas chicas como dignas rivales...

Taeko: ¿En serio debo de considerar esa opción?

Si estuviese como Celestia Ludenberg, su orgullo como Apostadora Definitiva definitivamente no aceptaría una resolución así, ella siempre, SIEMPRE debería de ganar. Pero como la chica normal, Yasuhiro Taeko, que suele ser bastante mal genio cuando la irritaban, también es bastante racional hasta el punto de llegar a aceptar si algo estaba mal (influencia de Naegi).

Y como en estos momentos era Yasuhiro Taeko, terminó concluyendo en la respuesta más lógica y razonable para todas...

Taeko: En serio ni quiero escucharle decir un "Te lo dije"...

Eran las 7 de la noche según el reloj de su pared, había pasado todo un día encerrada en el cuarto pensando en la solución al problema pero, la razón por la que no fue a ver a la princesa otaku fue una cuestión de orgullo, además de no querer aceptar una oferta, oferta que rechazó de manera tajante.

Taeko: Haah... Solo hablo con ella, ¡y ya está! - mirando a su espejo - Tengo que cambiarme... 'Solo por hoy... saldré como Yasuhiro Taeko'

Buscó en su armario, entre las distintas ropas de estilo gótico, algo simple, sin tantos detalles. El hecho de salir así ante sus compañeros de rangos F la hacía sentir incompleta.

Espera... Ya me he mostrado sin mis.... ¡No, eso no era! Ahora que recuerdo...

Buscando en su armario, encontró algo que se le fue entregado cuando se convirtió en estudiante de Kibougamine: su uniforme, el cual nunca usó.

Taeko: Incluso Togami-kun usó el uniforme, contrario a mí... Es irónico que justo ahora me acuerde de que lo tenía...

Se cambió rápidamente y salió de su habitación rumbo al comedor. Si había pasado a alguien, poco le importaba, su mente estaba en otro lado.

Al llegar al lugar...

Kuwata: ¡Jajajaja! ¡Aún me acuerdo de lo que...!

Owada: ¿Y ahora que te pasa? - mirando a donde había apuntado - ¡¿Pero qué...?!

DANGANRONPA: Un vistazo al multiversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora