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Era jueves. Pero ese día la mañana de Jisung no transcurrió con normalidad. Su pecho estaba lleno de nervios y esto no lo dejó pensar con claridad durante ninguna de sus clases.

Sus profundos pensamientos solo pudieron ser interrumpidos gracias al tiempo que pasó con Hyunjin durante el receso. Probablemente así serían los próximos días. Aunque desde el día en que Hyunjin le propuso que salieran no había vuelto a tocar ese tema, porque se sentía muy apenado como para hacerlo. No cabía duda de que sus habilidades sociales eran cero.

Esta vez Minho no se unió a ellos mientras comían. Esto no le sorprendió a Jisung, ya que en primer lugar ni siquiera estaba acostumbrado a interactuar con él. De hecho, durante todo lo que llevaban del día, Minho no le había dedicado ni siquiera una sonrisa.

Pero la verdadera preocupación de Jisung se acercó más y más al llegar la hora de la salida. Esa tarde salió del instituto directo a su casa.

Lo único que tenía en mente los últimos días era la posibilidad de que el autor de la carta fuera Minho. Pero, claro, esto era muy poco probable. ¿Por qué? ¿O qué tal si era Hyunjin? Desde que lo conoció parecía estar bastante interesado en él. Pero le sonaba más coherente la posibilidad de que solo quisiera ser su amigo.

De todos modos, se sentó en el borde de su cama frente al armario, buscando con la mirada el atuendo perfecto para la ocasión. No debería arreglarse mucho, no sabía si se trataba de alguien importante o de un secuestrador. Tampoco quería verse tan desarreglado en caso de que, en efecto, se tratara de alquien conocido.

Al final optó por una camisa gris, unos vaqueros azules y unas zapatillas deportivas. En realidad, algo que usaría en cualquier día casual. Miró el reloj que estaba colgado en la pared de su habitación.

── ¡Jisung-ah!

Jisung oyó la voz de su madre llamarlo desde el piso de abajo. De inmediato salió de su habitación. Al bajar las escaleras se encontró con una inusual sorpresa.

── ¿Minho?

Estaba ahí sentado en el sofá de su sala, sosteniendo una taza de té. Jisung continuó bajando los últimos escalones, confundido. Le echó un vistazo a su madre, quien sonreía.

── Tu amigo vino a visitarte; dijo que quería hablar de algo importante contigo. ──Explicó ella.

Minho no dijo ninguna palabra, sin embargo miró fijamente a Jisung con una expresión relajada. No era fácil adivinar qué estaba pensando en ese momento o cuáles eran sus intenciones.

Muchas cosas estuvieron a punto de salir de la boca de Jisung, pero al final optó por continuar con el intenso contacto visual con el mayor, hasta que su madre decidiera intervenir por él.

── ¿Por qué no lo invitas a pasar a tu habitación? No se preocupen por mí, justo iba de salida. ──Se acercó a donde Minho estaba sentado y agarró su bolso, saliendo de la casa después de despedirse de ambos.

── ¿Qué haces aquí?

Jisung intentó sonar lo más casual que podo sobre el asunto, pero su lenguaje corporal tembloroso y su respiración acelerada lo delataban.

Minho lentamente se puso de pie y se acercó al menor.

── Tu madre es realmente simpática. Debo decir que su parecido es increíble. ──Habló mientras veía la taza que tenía en sus manos, esquivando la pregunta. Luego le echó un vistazo a su alrededor. ──Bonito lugar.

── ¿Pasa algo, Minho?

El otro pareció pensárselo antes de decir otra palabra.

── Es un asunto complicado, Sung. ¿Por qué no vamos a tu cuarto?

Jisung instantáneamente sintió su corazón detenerse durante un segundo ante la petición. La idea de estar en su habitación con Lee Minho, completamente solos, lo asustaba. Ciertamente también le emocionaba, pero más lo primero.

Aún así, asintió con algo de duda, y le indicó el camino hacia su cuarto. Ambos subieron las escaleras en silencio. Entraron al cuarto del menor y este se sentó en la silla de de su escritorio, abrazando un peluche que tenía cerca. Minho se sentó en el borde de la cama.

── Sé que todo esto debe parecerte muy repentino. Nos conocemos hace relativamente poco tiempo, así que también es confuso para mí. ──Se encontraba mirando con atención el suelo frente a él mientras sus manos estaban entrelazadas entre sí.

── ¿A qué te refieres?

Minho se comportaba realmente extraño.

── Salgamos juntos un día. ──Su mirada pareció iluminarse de repente cuando la alzó para mirar al menos a los ojos.

── ...¿Ah? ──Fue lo único que salió de su boca. Minho volvió a su expresión seria.

── Que salgamos algún día. Tú y yo. ──Se levantó de la cama y comenzó a caminar alrededor de la habitación, echándole rápidos vistazos a las decoraciones en esta. ──Ya sabes, una salida casual, de amigos.

El menor tenía la boca entreabierta. Nunca en su vida se habría imaginado esas palabras salir de la boca de Minho. Claro que sintió que había algo extraño detrás de todo esto, pero decidió pasarlo por alto.

── Sí, sí... Está bien.

──...Bien.

Minho finalmente se quedó quieto y metió sus manos a sus bolsillos, aún mirando al contrario a los ojos.

── Supongo que te avisaré mañana.

Jisung asintió, aún con algo de duda. No porque no quisiera aceptar la propuesta de su mayor, sino porque toda aquella situación le parecía surreal. De cualquier forma, se levantó de su silla, quedando frente a frente con él.

── Entonces... ──Se llevó una mano a su nuca para rascarla. ──Nos vemos mañana.

Minho asintió y se dio la vuelta para salir de la habitación. Su expresión no había cambiado en todo este tiempo. Jisung lo siguió hasta la puerta de entrada de la casa.

── Nos vemos, Sung.

Parecía querer decir algo más que esas palabras, pero no se permitió hacerlo. Vio al menor sonreírle por última vez y finalmente se fue, dejándolo pensativo.

── ¡Diablos! ──Volteó a ver el reloj de la sala, que marcaba las 3:46. Se apuró a correr a su habitación y agarró una chaqueta de cuero, para luego salir disparado de la casa en dirección al río Han.


𝐂𝐑𝐔𝐒𝐇 | HYUNSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora