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Han Jisung llegó al Río Han. Eran las 4:00 p.m. A medida que el sol se ponía lentamente en el horizonte, el paisaje se tiñó de tonos más oscuros y las luces del parque comenzaron a iluminarse.

Suspiró decepcionado y echó un vistazo a su alrededor. No logró reconocer a nadie familiar. Comenzó a caminar, casi arrastrando sus pies, hasta llegar a la zona en la que se encontraban las bancas y tomó asiento, esperando a que alguien se acercara a él. En el fondo estaba seguro de que ya no había remedio; había llegado muy tarde. Estaba a punto de ponerse de pie, pero una silueta se apareció frente a él, obligándolo a levantar la mirada.

── Hey ──un chico no muy alto se detuvo frente a él.

Llevaba una mano en el bolsillo, y con la otra sostenía un ramo de rosas blancas. Además no parecía estar muy arreglado para la ocasión. El chico, que Jisung al instante reconoció, se acercó a él.

── ¿Seungmin? ──Jisung se veía desconcertado.

De todas las posibles personas nunca se imaginó que fuera un compañero de clase con quien jamás en su vida había intercambiado una sola palabra.

Bueno, pensándolo bien, sí lo hicieron un par de veces en el pasado. Aún así, no entendía cómo había llegado a pasar esto.

Seungmin soltó una risa genuina y tomó asiento a un lado de Jisung, extendiéndole el ramo de flores. Este lo tomó y lo examinó con atención.

── ¿Fuiste tú quien escribió esa carta? Lo siento, es que, para ser sincero, nunca lo hubiera imaginado.

── Lo entiendo. ──El chico no dejó de sonreír en ningún momento. ──Creí que esta sería la mejor manera de poder hablar contigo más abiertamente.

── Pero... ¿Desde cuándo? O... Quiero decir, apenas sí nos conocemos.

Seungmin volvió su atención al paisaje frente a ellos. El sol había comenzado a descender gradualmente hacia el horizonte, emitiendo una luz cálida y dorada que iluminaba todo el entorno.

── Me gustas desde hace casi un año.

Jisung miró a ambos lados rápidamente. Decir que las palabras de Seungmin fueron inesperadas era poco.

Lo único que se le ocurrió pensar era en qué momento le había dado a Seungmin alguna razón para enamorarse de él. Ambos se conocieron en la secundaria superior. Ni siquiera podría considerarlo un "amigo", porque su interacción más importante probablemente habría sido prestarse un lápiz.

── Seungmin, yo...

── No necesitas decir nada. Hablaremos mañana, Han. ──Le mostró una cálida sonrisa.

Se levantó de la banca e hizo una pequeña reverencia hacia Jisung, quien se mantuvo sentado. Este no pudo decirle nada más antes de verlo alejarse.

Jisung se mantuvo sentado en silencio mirando el ramo en sus manos. Habían muchas cosas pasando por su mente en ese instante. Entre ellas, el hecho de que aquel chico había esperado por él casi durante una hora para poder confesarle sus sentimientos. Algo completamente inesperado para él.

Su mente estaba hecha un revoltijo de emociones y pensamientos. Nunca antes en su vida tenía que haber rechazado a alguien, pero no podía no hacerlo. No solo no le interesaba Seungmin ni le había llamado la atención durante todos los años en que se conocían, sino que además estaba enamorado de alguien más.

Por el momento, lo que más le preocupaba ahora era tener que volver a verle el rostro mañana.

── Diablos.

¿Qué debía decirle? ¿Debía mejor ignorarlo? No, eso sería muy cruel de su parte.

Después de un encuentro prácticamente fallido, Jisung llegó a su solitaria casa y fue directo a su cama después de haber aprovechado su tiempo afuera en el que comió algo antes de regresar. Se tumbó en el suave colchón bocabajo con sus brazos extendidos, dejando escapar alguna especie de ruido de frustración.

Por lo que restaba del día, se dispuso a tranquilizarse e intentar descansar para aclarar su mente.

𝐂𝐑𝐔𝐒𝐇 | HYUNSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora