♯ 𝐌𝐲 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐆𝐚𝐦𝐦𝐚 | SungJake

Capítulo 6.

Wooyoung estaba fuera de sus límites, se había vuelto agresivo, en ese momento quería destruir a una sola persona, Jake.

─ P-Por favor no me hagas nada... Aléjate... ─pidió Shim entre sollozos.

Quería salir corriendo y esconderse pero sabía que no iba a ser tan fácil hacerlo.

Cuando vio a ese lobo negro aventarse sobre él, corrió lo más rápido que pudo, intentando ocultarse en algún lado pero el peli naranja le pisaba los talones.

No había escapatoria, esa angustia, desesperación por ayuda, estaban consumiendo al menor, estaba tan asustado.

Cayó de las escaleras llevándose un golpe en la pierna, pero eso no fue suficiente para detenerlo.

Quería vivir, quería tener una familia que amar y que lo amara, se levantó empezando a correr pero el agarre en su pierna lo hizo caer de nuevo, estaba ahora justo enfrente de la persona que una vez amo.

─ Hasta que la muerte nos separe Jake... ─repitió el alfa tomando su forma humana nuevamente.

Tomó al castaño del cuello empezando a ahorcarlo con fuerza, enterrando sus garras en él.

─ No hagas esto por favor... ─dijo el menor tratando de quitarlo de encima, lo mordió, lo empujó, le dio patadas pero fue imposible.

─ ¡Cállate! ─el mayor empezó a golpearlo, liberando aquella furia qué no debía ser para el gamma, él había sido el más afectado y no lo merecía.

Cada golpe iba creando una nueva hematoma en la piel del castaño, se levantó con la poca fuerza que tenía ignorando lo mal que se sentía.

Corrió hacia la cocina buscando algo con que defenderse, pero Wooyoung no lo dejó, gritos, llantos llenos de desesperación por no poder hacer nada.

Jake había sido educado como un omega y no como un gamma, su naturaleza agresiva estaba reprimida, no podía ni siquiera defenderse.

Wooyoung rebasó más los límites golpeando la cabeza del gamma contra la mesa tratando de matarlo y cumplir con lo prometido en la boda.

Quería separarse de él y hacer su vida con la persona que amaba, tenía el dinero que había buscado desde un principio, ya no le hacía falta nada más, solo estar con su Omega.

Shim iba debilitándose más ante los golpes, estaba perdiendo el conocimiento hasta que finalmente sus sentidos dejaron de trabajar quedando inconsciente en los brazos de Wooyoung.

Aquellos mismos brazos qué una vez lo protegieron, le estaban quitando la vida ahora, el alfa lo miró con odio dejándolo en el piso, para asegurarse de que nunca más despertará.

Se levantó y fue a su habitación empacando sus cosas pero no contaba con que la empleada de la casa que ayudaba a Shim a escondidas, se supone que debían estar dormidos ya.

Entró y fue a la cocina encontrando al gamma en el piso, asustada llamó rápido a una ambulancia siendo escuchada por Wooyoung quien bajó rápido.

Agarró aquel teléfono y lo rompió, pero ya era tarde, la ambulancia ya venía en camino.

─ ¿Quién eres tú? ─preguntó el alfa.

─ Y-Yo ayudo al joven Shim. ─respondió con miedo.

El pelinaranja la tomó del pelo y la arrastró hasta la salida.

─ Más te vale quedarte callada, si dices algo de lo que viste en esta casa... No vas a salir con vida de aquí y así como terminó ese maldito gamma... Vas a terminar tú. ─amenazó el más alto tirando a la empleada.

Ella solo pudo asentir y salir corriendo del lugar, entre sus cosas buscaba aquel papel con una dirección apuntada, Shim se lo había dado en cuanto empezó a sospechar de aquella infidelidad.

Subió a su auto manejando hasta la dirección antes dada, al llegar, tocó el timbre con desesperación hasta que finalmente las puertas se abrieron.

De su bolso saco un sobre y se lo entrego a la persona que le abrió, sin decir nada subió a su auto empezando a manejar hacia su propia casa con miedo.

Karina, la empleada qué recibió la carta, la llevo hasta las manos de Jisoo, la madre de Shim Jaeyoon.

Leyó la carta y se levantó de inmediato, fue corriendo al cuarto de su esposo quien dormía plácidamente.

No le dio tiempo de seguir durmiendo y lo despertó dándole la carta en sus manos, aquella carta decía todo lo que estaba pasando, debían salvar a su pequeño pero ya era tarde.

Solo podían hacer una cosa... Pedir que se anule el matrimonio.