Capítulo 5

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Eunhyuk se apartó con la esperanza de que no fuera demasiado tarde.

—No —le rogó Donghae, su voz ronca—. Por favor, no te vayas. Vuelve.

Pero Eunhyuk no respondió cuando se abalanzó hacia la ventana y corrió las cortinas cerrándolas totalmente, luego hizo una pausa, esperando, con esperanza.

Cuando no pasó nada, suspiró con un irregular alivio.

«Demasiado cerca». Tendría que haber cerrado las cortinas antes. Todo podría haber sido destruido por un destello de luz de la luna en el momento equivocado.

Sacudido por la cercana llamada, dejó que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, y luego regresó a la cama donde estaba Donghae mirándolo. Sintió que el hombre todavía flotaba en una nube de alcohol, seguro de que la poción que Eunhyuk le había dado probablemente lo había despejado, alejando algo de la niebla de su mente.

—Estoy soñando esto, ¿no? —Donghae le preguntó—. Tú eres... eres una de las voces.

Eunhyuk se sentó en el borde de la cama, desconcertado, tratando de seguir los pensamientos del hombre. —¿Las voces?

—La señora Park dijo... que en la oscuridad... —Su voz se apagó—. No importa. Sólo bésame de nuevo. —Su mano se deslizó a lo largo del muslo de Eunhyuk, frotando un camino desde la rodilla hasta la ingle.

Eunhyuk cerró los ojos y respiró lenta y agitadamente al tacto del hombre. —¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? dijo en voz baja, sintiendo como si estuviera en un territorio nuevo ahora, con Donghae despierto—. Soy un extraño para ti. «A pesar de que tú no lo eres para mí. Ni mucho menos».

—No te sientes como un extraño.

Un destello de esperanza brilló en él. —¿No?

—No. —Donghae levantó ambas manos y tiró hacia abajo a Eunhyuk hasta que sus labios estuvieron a un soplo de distancia—. Tú te sientes... correcto. —Él se arqueó hacia arriba, cerrando el espacio entre ellos, y encontró la boca de Eunhyuk en la oscuridad.

«Correcto». La palabra resonó en su mente una y otra vez mientras Donghae lo hizo regresar a la danza, lo que obligó que todos sus pensamientos y preocupaciones quedaran en la distancia una vez más. Donghae le hacía difícil el poder recordar algo, excepto que todo lo que Eunhyuk quería estaba aquí.

Donghae empujó fuera el cobertor, apartándolo de su camino, y luego empezó a palpar a Eunhyuk como si tratara de determinar lo que llevaba puesto. Su mano buscó encontrar el cinturón de cuero de Eunhyuk y comenzó a tirar de él, buscando a tientas desabrocharlo. —Mucha ropa —jadeó—. Fuera. Necesito sacarlas. Las tuyas. Las mías. Todo.

Una llamarada de calor atravesó a Eunhyuk con la idea de tener el cuerpo desnudo de Donghae contra el suyo. Él ayudó a Donghae a desabrochar su cinturón, se puso de pie y se quitó la túnica. Pero los dedos inquisitivos del hombre no se quedaban quietos. Donghae se puso de rodillas sobre la cama, agarró el borde de la camisa de Eunhyuk, y tiró de ella hacia arriba.

Agachando la cabeza, Eunhyuk dejó que lo hiciera.

—Mucho mejor —suspiró Donghae. Puso las palmas de sus manos sobre los hombros de Eunhyuk, bajándolas por sus brazos, y luego volviendo a subir—. Tan malditamente cálido. ¿Eres así de caliente por todas partes? —Sus manos se movían en una línea determinada de la cintura de los pantalones de Eunhyuk, encontrado y liberando los botones de la bragueta, y empujó a un lado las aletas, dando libertad al dolorido miembro de Eunhyuk—. Oh, sí... —El puño de Donghae le dio una apreciativa sacudida.

El Elfo y el Zapatero adaptación EunHaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora