Capítulo 10

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Donghae se despertó con la sensación de un glorioso calor filtrándose en su cuerpo. No demasiado, lo justo. Los ojos todavía cerrados, y su cabeza se sentía en un lugar cómodo y refrescante. Briznas de hierba le hacían cosquillas en los dedos y sus ojos se abrieron para encontrar árboles sobre los que moteaba la luz del sol que brillaba sobre él desde un cielo azul salpicado con tenues nubes blancas.

Se sentó y se quitó los calcetines para poder mover los dedos de los pies en el pasto, disfrutando de la sensación, el olor.

Mirando hacia arriba, él se empapó en el prado verde solitario, con el enorme árbol de hojas plateadas en su centro. Y luego su mirada se posó en un espectáculo que lo llenó de un embriagador calor. El calor que no tenía nada que ver con el día soleado.

Se puso de pie y caminó a través de la espesa hierba. —¿El maestro de pociones?

La alta figura vestida con botas de cuero hasta la rodilla, una camisa y pantalones del verde más oscuro, con el largo y brillante cabello con el color de la luz del sol, se giraba hacia él.

Una sonrisa de encías iluminó el rostro marfil y suave del elfo, su cara finamente esculpida, curvando sus sensuales labios y encendiendo una chispa en sus ojos de caliente amatista.

La visión robó el aire de Donghae. Su corazón se desaceleró a un latido fuerte que sentía en sus venas. Y todo lo que podía hacer por segundos era mirar y disfrutar de la belleza.

—¿Necesitas una poción? —La voz aterciopelada que había llegado a conocer tan bien cepilló sus sentidos.

—Eunhyuk —suspiró, sin saber dónde había encontrado el oxígeno para hablar.

Y entonces los brazos de Eunhyuk estuvieron a su alrededor. Su boca cubrió la de Donghae con un beso que clavó los dedos de los pies de Donghae profundamente en la tierra blanda; tenía sus propios brazos rodeando la cintura del elfo, y tiró de él suavemente hasta que pequeños gemidos salieron de su garganta sin ningún control.

Una de las manos de Eunhyuk se hundió abajo para tomar posesión nuevamente de su culo, apretando a través de sus pantalones de chándal. La otra se unió a la primera.

Cuando las dos manos ahuecaron las nalgas de Donghae y lo levantó, Donghae rodeó con sus piernas las magras caderas y con sus brazos alrededor del cuello de su amante, sin romper nunca el beso. Porque se había vuelto muy claro para él que lo necesitaba para respirar. Necesitaba a este hombre para vivir, para vivir de verdad.

Ellos se movían con pasos largos a través del prado cerca del árbol. Eunhyuk se arrodilló, sosteniendo la parte de atrás de Donghae, y Donghae todavía se agarraba con sus piernas a su alrededor. Eunhyuk lo tendió en el elástico suelo. Se inclinó sobre él, devorando su dulce boca, sondeando con su lengua y presionando el canto de bienvenida de su deseo en la ingle de Donghae.

Se apartó el tiempo suficiente para arrastrar la camiseta de Donghae sobre su cabeza, y luego su boca de nuevo, mordiendo sus labios, lamiendo con su lengua a lo largo de la línea de su mandíbula, jugueteando con la punta de la misma con sus orejas hasta que Donghae serpenteó por debajo de él.

Se levantó de nuevo, iluminado por el sol, lo que creó un halo dorado que brillaba a su alrededor mientras se movía. Deslizó los pantalones de Donghae y la ropa interior por sus piernas y los sacó. La hierba a la sombra de los árboles, era fresca contra la caliente piel de Donghae, y olía de alguna manera más fresca y más verde de lo que jamás podría recordar. El cielo era más azul, también, el color más rico. O tal vez era todo por el hombre etéreo y hermoso que estaba de rodillas entre sus piernas, mirando hacia él con tal fascinación, embelesado y deseoso, reflejado en el calor en sus ojos, que Donghae pensó que podría explotar por la gran intensidad emocional de su mirada. Ni siquiera podía hablar. Todo lo que podía hacer era estar allí y mirar hacia él, deseándolo con cada fibra de su ser.

El Elfo y el Zapatero adaptación EunHaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora