Ishita se levantó lentamente, como una muñeca mecánica, y la siguió al interior del despacho de Kaali. Luego se quedó de pie delante de la mesa, sin aceptar siquiera su oferta para que se sentara. Meera se sentó tras la mesa y esperó.
Por fin, Ishita dijo:
—No sabía que estuvieras aquí.
—Eso es bastante evidente.
—Tuve que bajar de nuevo al centro de copiado y cuando volví, tu despacho estaba vacío y el señor Bakshir se estaba marchando, así que pensé que te habías ido a almorzar. Pero nada de eso importa, ¿verdad? Oh, Meera, ¿Qué voy a hacer?
La desesperación que se leyó en su voz sorprendió a Meera. Nunca antes la había tenido por una buena actriz, ¿Pero cómo podía ser sincera esa mujer?
—Yo diría que eso depende de lo que hayas hecho ya. Has estado muy ocupada, ¿verdad?
Ishita abrió mucho los ojos.
—¿Crees que hice esto a propósito?
—¿Y qué otra cosa voy a creer? Has admitido haberle dado a Veer la información de Universal Conveyer y has prometido conseguirle los planos del proyecto Brannagan.
—Tenía que conseguir tiempo. Una posibilidad de pensar algo —dijo Ishita con cara de pánico y se sentó en el borde de una silla—. No me crees, ¿verdad? Meera, yo necesito este trabajo, tengo una hija que mantener. No creerás que soy suficientemente estúpida como para arriesgarme a perderlo, ¿verdad?
Meera no respondió, pero en su mente surgió la duda. Se había dado cuenta de que no parecía como si Ishita se fuera a beneficiar económicamente de la información que Veer estaba vendiendo. Así que, ¿por qué lo habría hecho? ¿Por el dudoso placer de ligar con él? Si tenía en cuenta el riesgo que corría, no merecía la pena en absoluto. Y no podía odiar tanto a Kaali como para ponerse en semejante riesgo...
—Bueno, soy una idiota —dijo Ishita—. Fui demasiado tonta como para ver lo que estaba sucediendo. ¿Recuerdas la cantidad de veces que se pasaba por aquí Veer cuando estábamos trabajando en esa oferta? Y sabes por ti misma la cantidad de preguntas inocentes que hace. Apenas puedo recordar lo que le dije, pero no fueron más que migajas, pero a él le sirvieron. Y tal vez le pudo echar algún vistazo a los papeles, Dios sabe que había montones por todas partes. Yo nunca le dediqué ni un pensamiento, Meera. ¡Se suponía que estaba de nuestro lado!
Meera recordó entonces lo que Veer había dicho de que no se podía permitir pasarse semanas recogiendo pedacitos de información para luego juntarlos como si fuera un rompecabezas. Meera había dado por hecho que eso significaba que Ishita lo había tentado con información, dándosela poco a poco para maximizar sus atenciones. Pero podía ser igualmente que Ishita le estuviera diciendo la verdad, que Veer le había sacado esa información sin que ella se diera cuenta.
En ese caso, por supuesto, la inocencia no era una defensa. Se suponía que una secretaria personal tenía que ser tan confidencial como un abogado, o tal vez un confesor. No tenían que hablar sin pensar. Nunca tenían que contar los secretos de la empresa. Así que, si Ishita había hablado, aunque fuera inocentemente, seguía siendo responsable y tendría que afrontar las consecuencias.
Meera respiró profundamente.
—Por supuesto, voy a tener que contárselo a Kaali.
—¿Contarle qué? Yo no he robado información, Meera. Te lo juro. No la he facilitado. No a propósito. Esto le podría haber sucedido a cualquiera. Quiero decir, ¿Estás tú absolutamente segura de que no se te ha escapado nada? Veer se pasaba tanto tiempo hablando contigo como conmigo. Debía pensar que merecía la pena y ahora es dolorosamente evidente que era más que un ligón.
ESTÁS LEYENDO
Una cuestión de negocios.
FanfictionMeera no sabía si había tomado la decisión correcta. El atractivo y adinerado Kaali Bakshir le había propuesto matrimonio y ella, la sencilla Meera Dev Malik, ¡le había dicho que no! Como ayudante personal de Kaali, Erin ya era el equivalente a una...