Capítulo 4
La dotación de la ambulancia era joven y eficiente, así que tardaron muy poco en tener a Ángela preparada para su traslado al hospital.
A Meera no le permitieron bajo ningún concepto acompañar a su madre en el interior de la ambulancia y ella protestó, pero Kaali le dijo:
—Yo te llevaré.
Poco después, la ambulancia se marchó con sus sirenas y luces a pleno funcionamiento.
—Es mi madre —dijo ella—. ¿Cómo se atreven a no dejarme ir con ella?
—Porque lo último que necesitan mientras tratan de ocuparse de ella es tener a una histérica dentro de la ambulancia.
Ese comentario fue como un jarro de agua fría para Meera.
—Yo no me pondría histérica.
—No, porque no vas a tener la posibilidad de hacerlo. Respira hondo y, tan pronto como le hayamos echado un último vistazo a la casa, te llevaré al hospital.
Meera recogió su chaqueta del suelo.
—Yo ya estoy lista —dijo.
—No te dejarán verla inmediatamente. Por lo menos, no hasta que no sepan más o menos lo que le ha pasado. Así que vamos a ver si no hay alguna ventana abierta, los grifos o el gas. Si no, luego te vas a encontrar en el hospital, sentada, sin tener nada más que hacer que preocuparte por si todo está bien aquí.
Aquello era lógico, así que recorrieron toda la casa para ver ti todo estaba en orden. En la cocina encontraron la tetera que debía haber puesto al fuego Ángela, ya sin agua y al rojo vivo, Meera se mordió el labio y admitió para sí misma que estaba demasiado nerviosa como para actuar inteligentemente.
Fue Kaali el que cerró la puerta, ya que a ella le temblaban demasiado las manos. Y, una vez en el hospital, en la sala de espera, le llevó un café de la máquina.
El café le hizo efecto enseguida, disipando la niebla que le había envuelto el cerebro hasta entonces. Por primera vez desde que lo había arrastrado al interior de la casa, miró directamente a Kaali.
—Lo siento —dijo.
Él la miró a su vez, sorprendido.
—¿Por qué?
—Por todo. Por actuar como una tonta.
—Tienes una buena excusa, ya sabes.
Meera agitó la cabeza.
—La verdad es que no. Y la forma en que le he metido en esto... Me dijo que tenía cosas que hacer, así que...
—Nada tan importante como esto.
—Solo quería decir, señor, que si se quiere marchar, lo entenderé.
—Hace un rato, me llamaste por mi nombre.
—¿Lo hice?
Meera apenas podía recordar nada de lo que había dicho, solo sabía que, en el momento en que vio a su madre tirada en el suelo, lo único que había pensado era que Kaali sabría lo que hacer.
—De cualquier modo, gracias por traerme —añadió—. Pero realmente, no es necesario que se quede ahora.
—¿Me estás echando? Si quieres estar sola, Meera...
—No. No quiero. Pero...
—Entonces me quedaré. ¿Hay alguien a quien quieras llamar? Lo haré yo, si lo prefieres.
Meera sintió un destello de humor.
—¿Realmente sabe marcar un número de teléfono? Ishita se quedará impresionada cuando lo sepa.

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Una cuestión de negocios.
Fiksi PenggemarMeera no sabía si había tomado la decisión correcta. El atractivo y adinerado Kaali Bakshir le había propuesto matrimonio y ella, la sencilla Meera Dev Malik, ¡le había dicho que no! Como ayudante personal de Kaali, Meera ya era el equivalente a una...