Treintaiuno: La primera Ola

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C A P Í T U L O T R E I N TA I U N O

No entiendo, y seguramente nunca lo entenderé. Como es posible amar y odiar al mismo tiempo, como es posible tener miedo y querer salvarlo.

Éste mundo cada día se torna más loco, o quizás soy yo la que se está volviendo demente.

El gran barco no se detiene, navega en un suave vaivén que puede hacer dormir a cualquiera, es relajante.
El cielo estrellado y nocturno se alza majestuoso y pierdo la mirada a través de las hermosas luces de las estrellas. Me siento tan insignificante al lado de ellas, y eso me gusta. Aveces me gusta sentir que soy humana, una normal. Que no tengo que estar luchando contra la oscuridad y cosas asi.

Aveces... cierro los ojos y sueño con una vida diferente. Porque los supuestos héroes, los elegidos que tanto queremos ser al leer libros; tan solo son esclavos del destino.

Nacemos con un propósito, y morímos al cumplirlo. ¿Quiénes somos entonces realmente?

La verdad, no tengo idea.

Observo las manchas rojizas que se han empezado a formar en mí cuerpo, tan ocultas y silenciosas como un asesino nocturno. Me pregunto a que se deberá. Tendré que preguntárselo a Viar, aunque seguramente no será nada malo.

-Davinita -me espanto al oír la voz alegre de Thomas y el se ríe- Disculpa, no pensé que te asustaría.

-No te culpes, son mis nervios -admito, largando un suspiro de alivio o de cansancio, no lo sé con certeza.

-Estás asustada, lo entiendo -afirma y roza mi mejilla con sus cálidos dedos- Todo saldrá bien, Davina.

-No sabemos a lo que nos estamos
enfrentando -no puedo evitar que me tiemblen las manos- Lo que sea que la retorcida y manipulada mente de Dorian pueda crear, es aterrador.

-Haremos todo lo posible por salir
vivos, todos -dice despreocupado y apoya sus puños sobre las barandas del barco.

-Especialmente tu, que tienes un reino que cuidar -le sonrío, más calmada- Antes no había tenido tiempo de felicitarte por tu excelente trabajo como Rey. Se nota que naciste para ésto.

Thomas sonríe, halagado.

-Pues no niego que me preparé toda mí vida para saber como cuidar del reino y convertirlo en un pueblo prospero. Sin embargo, aveces me siento un usurpador. Qué casualidad, justo como me llamaste meses atrás.

-¿Oigo, quizás, rencor? -me río, para evitar la incomodidad.

-No, para nada -se apresura a decir, divertido.

-Disculpa nuevamente si te ofendí en el pasado, o si te lastimé -digo, completamente avergonzada- No te merecí, Thomas. Ojalá algún día encuentres una mujer que te valore como lo mereces.

Thomas se pone serio.

-No quise hacerte sentir así -ahora es el quién se disculpa- Sí, me dolió en su momento, pero entiendo todas las razones que tuviste. Y me alegra poder seguir a tu lado hasta el día de hoy, Davina. Desde el primer día que te conocí en aquel instituto de Irlanda, supe que eras una chica especial. Y lo sigues siendo.

DORIAN Y EL REINADO OSCURO | IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora