C A P Í T U L O D I E C I O C H O
Después de haber vomitado frente a Raphael, no me quedó más remedio que asearme y dejar eso atrás. Jona llegó y mandó a unas doncellas a que limpien la habitación mientras Raphael espera pacientemente en un rincón.
—Imagino que ya no querrás
entrenar —supone, viéndome salir del baño.Raphael está aquí porque muy seguramente ya es medio día y le pedí ayer que me despertára si yo misma no lo hacía. Luego iríamos al bosque a entrenar con mis poderes. Pero ahora estoy nerviosa, con otros problemas en mente.
—Me temo que eso tendrá que esperar —suspiro, aún sintiéndome asqueada por el reciente vómito. —Buscaré a Viar y le contaré lo sucedido, espero que pueda ayudarme.
—¿Ayudarte con qué? —Raphael se acerca, frunciendo el ceño— ¿Te pasa algo malo?
Miro hacia mí cama, junto a ella aquel rincón el cual acabé de vomitar. Las doncellas continúan limpiando el líquido negro, un tanto asqueadas. Me gustaría limpiarla yo misma, pero si veo esa cosa una vez más, vomitaré de vuelta.
—Creo que sí —deduzco, volviendo a mirar a Raphael. El me observa preocupado.
—No confío en el druida, pero sí el puede mantenerte a salvo, debemos ir con el —asiente suavemente, dirigiéndose a la puerta.
Vuelvo a suspirar y me encuentro con los ojos de Jona, quién se mantiene junto a las doncellas. Se queda en silencio, sin pedir explicaciones. Lo que me hace sonreír.
—Buenos días, Jona.
—Querrás decir buenas tardes —niega, mirando su reloj de la muñeca con expresión hastiada. Suelto una risita y salgo de la habitación, siguiendo a mi leal amigo.
Caminamos rápidamente, apresurados. El... momento con Dorian sigue en mí cabeza, causando que me olvide de todo y de todos. Raphael me da pequeñas miradas de reojo, de vez en cuando.
—¿Quieres decirme qué te sucede? Ayer parecías bien.
Sí le digo que Bellatrix no ha muerto del todo y que una parte de ella o de su espíritu se ha metido en mí, no va creerme. Así que esperaré a que Viar lo confirme.
Sí es que el me cree.
—Ya te enterarás —digo con simpleza.
Seguimos caminando por los pasillos del Castillo, pues la habitación de Viar queda en el subsuelo y sorprendentemente no nos encontramos con Dorian ni con Thomas en el camino. Al parecer ambos están bastante ocupados, después de todo sus cargos no son nada sencillos.
Al llegar a la habitación de Viar, toco la puerta con mis nudillos, deseando que no haya salido o algo así. Para mí fortuna, la puerta se abre y la mirada seria de Viar nos recibe.
—Davina —su expresión se vuelve sorprendida al verme. —¿Necesitas algo?
Me da ternura su confusión, ya que últimamente no hemos estado en los mejores términos. El liberó a Bellatrix, y se que fué para ayudar a Thomas, pero igualmente me sentí traicionada.
Aun estoy reacia a hacer las pases con Viar pero debo perdonar y dejar ir el pasado. Además, lo necesito.—Hola —esbozo una sonrisa medio amable, Raphael simplemente se limita a mirarlo mal. —¿Podemos pasar?
—¿Traes a tu niñera contigo? —chista el druida, observando a Raphael con desconfianza. —No sé ha despegado de tí desde que llegaste.
ESTÁS LEYENDO
DORIAN Y EL REINADO OSCURO | II
FantasiLIBRO II Siete años han pasado desde que el Internado Shellymoore cerró, y desde que Dorian Di Angelo se convirtió en el nuevo Rey de Italia. El antes inocente muchacho, se transformó en un hombre cruel y sin piedad. Tomando al pobre pueblo de Roma...