Número 1. No Mires Atrás.

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// ¡Solo ésta semana un capítulo para probar! //

Primera Parte. Bill.


Bill

La noche era joven y no había nada que pudiera detenerme; había estado con mis amigos esa mañana, Berlín brillaba a la luz del día pero vibraba al anochecer.

Durante las mañanas nos la pasábamos en casa de Albert, Mich y Melanie. Normalmente era él, Albert, de castaño cabello grasoso y ojos verdes, quién empezaba a beber y el resto lo seguíamos. Esa noche en el club estábamos todos, como pocas veces, sobrios o al menos no demasiado borrachos.

Una vez que entramos al club todos fuimos por caminos distintos, yo iba detrás de Mich, pero lo perdí de vista al caminar entre la gente que bailaba en cualquier espacio que pudiera encontrar. Llegué hasta un sitio en la barra y supe lo que tendría que hacer para conseguir algo de diversión, esperé un rato y a pesar de las luces encontré con la mirada a alguien que quería comprar lo que yo vendía.

No tardé mucho en ubicar a un hombre - en ocasiones deseaba que fueran mujeres también - que me lanzaba miradas lascivas, de tal modo que no me quedaba ninguna duda de que lo quería. Me acerqué a él y solo cruzamos un par de palabras, le dije el precio: el asintió y se encaminó al área de los baños.

Lo seguí dentro de una cabina y suspiré de cansancio al ponerme de rodillas y llevar las manos a la hebilla de su cinturón y sobre el cierre de su pantalón.

La triste vida de un drogadicto.

Kora

- ¡Corre imbécil!

Escuché voces desconocidas cerca de mí y luego me di cuenta de lo que pasaba: de nuevo había calculado mal; me había desmayado junto a la puerta trasera del club. Sabía que no debía ir sola cuando me inyectaba pero me aburría en el departamento y aunque me costaba mucho trabajo hacer amigos, por algún motivo cuando bailaba en medio de la multitud eufórica no me sentía sola ni tímida.

Me sentía libre.

- ¡Espera! - De nuevo las voces.

Suspiré y comencé a abrir los ojos. Un hombre de no más de 25 estaba inclinado sobre mí, su rostro estaba muy cerca, aún estaba oscuro y pude ver a su amigo acercarse.

- ¿Estás bien dulzura? - Dijo el que estaba más cerca de mí.

Me moví un poco y el tipo cogió mi bolso, tirado a mi lado, pensé que me lo daría pero no: sacó mi billetera y revisó mis credenciales.

- ¿Kora? ¿Qué clase de nombre es ese? - Se burló.

Intenté ponerme de pie, su amigo me empujó de nuevo, me pregunté si tal vez el imbécil habría escapado de éste par.

- Feo nombre, lo sé... - me reí sin ganas y esperé que tal vez si les caía bien se irían y me dejarían en paz.

- Creo que está drogada, Karl. - Dijo el que estaba de pie.

Sentí manos sobre mis costados, ¿de verdad había tenido que salir ese día?

***

Cuando me puse de pie apenas podía caminar, me arreglé los pantalones, subiéndolos y asegurándome de subir el cierre mientras recargaba la espalda contra la pared de ladrillo, seguía estando oscuro, decidí meterme de vuelta al club para evitar toparme con otro par de idiotas allí afuera.

Entré al club nuevamente y me limpié las lágrimas del rostro; necesitaba encontrar un baño, quería vomitar y me dolía el cuerpo.

Tambaleante llegué al pasillo entre los baños de hombre y mujer, casi me caigo.

Feel It All (Tokio Hotel/Tom y Bill Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora