Número 2. Nos sofocamos.

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//¡Espero que les guste el remix de Stormy Weather! (Si no, pueden escuchar la versión original, yo sólo doy opciones.)//

Kora

Cuando desperté me tuve que sentar en la orilla del colchón, me sentía enferma, me sentía adolorida, imágenes de la noche anterior me venían a la mente. Pronto me tuve que llevar las manos al rostro para intentar detener las lágrimas que había empezado a derramar. Me quería arrancar la ropa y quemarla junto con cada cosa que me venía a la mente en ese instante.

Me di la vuelta y me encontré a ese tal Bill, tenía el cabello desordenado y sus extremidades sobresalían por el colchón. El chico era bueno, amable y tal vez un poco extraño. No podía entender cómo era que él había dado con éste estilo de vida. No lo entendería nunca.

Con las piernas temblorosas me puse de pie y decidí que lo mejor era que me fuera antes de que despertara, seguramente nos volveríamos a ver pero en ese momento no necesitaba que me viera e intentara ayudarme... necesitaba darme un baño e irme al trabajo, si es que aún tenía uno.

Salí y me encontré a su amiga en el pasillo, estaba de pie pero daba la sensación de estar tumbada contra la pared a sus espaldas. La rubia me miro con recelo.

- ¿Te vas tan pronto? - Me aparté torpemente el cabello del rostro y sostuve su mirada. - Aún es temprano.

- Yo diría que es tarde. - La empujé al pasar a su lado. - Si no eres tan bruja como pareces, le dirás a Bill que lo veré mañana en la noche.

- ¿Y si lo soy? - Respondió.

- Entonces le dirás que me veras mañana en la noche. - Le dediqué una brillante sonrisa.

La chica me siguió hasta la puerta con pies descalzos.

- ¿Por qué eres tan perra?

Abrí la puerta sin ganas de mirarla una sola vez más, pero no iba a dejarla así nada más.

- Pensé que las perras te prendían. - Le lancé un beso al aire y eso la enfureció completamente. - ¡Díselo!

Mi apartamento estaba a unas cinco calles, fácilmente podría llegar a aquella casa y buscar a Bill pero esa era la menor de mis preocupaciones en ese momento. Lo que necesitaba era darme una ducha tan pronto como pudiera y correr al trabajo, esperando que nadie notara nada extraño en mí, como los moretones y las ojeras. En especial mis ojeras.

La cafetería estaba casi vacía, había poca gente y aquello no era bueno para el negocio cuando uno vivía de las propinas. Al terminar mi turno me senté afuera del local y consideré mis opciones, tendría que pensarlo bien, pero la ansiedad no me lo permitía. Me desconcentraba cada pocos minutos y me decía a mí misma "a la mierda, ¡hay que hacerlo!" y luego intentaba volver a concentrarme. Me temblaban las manos y se me ponía la boca seca.

Fui de vuelta a casa y me saqué toda la ropa hasta que ya solo estaba vistiendo mi ropa interior, me tumbe en la cama y busqué debajo de uno de los cajones, había pegado con cinta adhesiva una bolsita allí abajo y pensaba inhalar ese polvo blanquecino en ese mismo instante. Apenas cogí la bolsita entre mis dedos llamaron a la puerta. Suspiré y la volví a poner en su sitio con cuidado. Me puse una camiseta grande encima y fui a ver quién era. Por el ojo de la puerta vi a Paul de pie frente a la puerta.

- ¿Qué quieres? - quité la cadena a la puerta y abrí, dejándolo pasar. Siempre debía vestir como un ricachón, traje y camisa, rara vez corbata, siempre zapatos tan brillantes que podía verme en ellos.

- ¿Estas de turno? - Cerré la puerta y puse la cadena. - Necesito que estés de turno.

- No estoy de turno. - Le respondí. - ¿Por qué lo necesitas? - le pregunté y crucé los brazos sobre mi pecho.

Feel It All (Tokio Hotel/Tom y Bill Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora