Capítulo 2:

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Me desperté, el sábado, por la mañana y estaba sola. Roberto se había ido. Miré mi móvil y no tenía ningún mensaje. ¿Dónde estaría? Lo llamé y no me contestó. Le mandé mensajes y sin respuesta.

Estaba preocupada. Llegó por la noche y completamente borracho. Yo estaba en el sofá cuando entró.

- ¿De dónde vienes? –me levanté y llegué a su lado -¿Dónde has estado?

- He estado celebrando con unos amigos.

- Estás borracho –lo acompañé a la cama y calló rendido.

Me metí a su lado y tardé horas en dormirme. ¿Por qué? Habíamos estado toda la semana sin vernos y fue él quien me dijo de pasar el fin de semana juntos. Y se desaparece todo el sábado, dejándome sola y preocupada. Sin llamarme ni mandarme ningún mensaje. Nunca había hecho algo así. En cinco años que llevamos de novios. ¿Por qué ahora? Justo en el momento que más lo necesitaba...

Por la mañana me desperté y él aún estaba dormido. Recogí mis cosas y le escribí una nota:

- "No entiendo cómo te has podido desaparecer todo el sábado sin decirme nada. Te llamé mil veces y nunca me respondiste. Te mandé mensajes y nada. Apareces por la noche y completamente borracho. Sin darme explicaciones. No sé qué te está pasado. Me voy a mi casa. Ya hablaremos"

Antes de llegar a mi casa compré un test de embarazo. Toqué mi barriga plana. ¿Estaré embarazada? La verdad, llegaría en un momento complicado. No habíamos terminado nuestras carreras, ni nos habíamos casado, como siempre habíamos hablado. Y justo ahora estamos enfadados...

Llegué a mi casa, solté mis cosas, puse el test en el baño y me senté en el sofá. Debería llamar a Mónica para que me acompañe mientras me hago el test. Cogí mi teléfono y sonó el timbre de la puerta. Al abrir era Roberto.

- ¿Por qué te has ido así? –me preguntó enfado.

- ¿Por qué te desapareciste todo el sábado? ¿Por qué llegaste borracho? ¿Por qué no me llamaste?

- Vamos, Laura, no estoy para tonterías. Me duele la cabeza –se quejó.

- ¡Ah! ¡Qué bien! –me crucé de brazos.

- ¿Piensas estar enfadada todo el día?

- Estoy esperando que me expliques.

- Salí a celebrar con mis amigos. Me tomé unas copas de más y ya.

- ¿Esa es tu escusa? –puse los ojos en blanco.

- ¿Qué pasa contigo, Laura? ¿No puedo salir con mis amigos cuando quiera?

- Claro que puedes salir con tus amigos –me enfadé –Pero podías haberme llamado o dejado un mensaje. Habíamos quedado para pasar el fin de semana juntos. Me invitaste a tu casa y te fuiste sin decir nada. Dejándome sola. ¿Te parece bonito?

- No te dejé sola. Sólo salí unas horas con unos amigos –se cruzó de brazos –Estás insoportable.

- ¿Perdona?

- Sí. Llevas rara toda la semana. Y ahora salgo y me montas el drama.

- Quizás sólo tenías que preguntarme qué me pasa.

- ¿Qué te pasa?

- Tengo siete días de retraso.

- ¿Qué? –se llevó las manos a la cabeza –No me jodas, Laura. Justo en éste momento no puedes estar embarazada. Lo hablamos muchas veces. Primero terminamos nuestras carreras, nos vamos a vivir juntos, nos casamos y luego vienen los hijos...

- ¿Y qué quieres que le haga yo? –me crucé de brazos.

- ¿Has ido al médico? ¿Te has hecho un test?

- No –miré al suelo –He comprado el test y lo tengo en el baño...

- ¿A qué esperas? –me miró fijamente a los ojos –Ve al baño y hazte el maldito test.

Lo miré sin creer como me estaba hablando. ¿Estaba enfadado porque podía estar embarazada? Sin decirle nada, fui al baño y me hice el test. Salí del baño con el test en la mano y lo puse sobre la mesa.

- ¿Qué pone?

- Tarda un rato.

- A ver, pensemos con claridad –me dijo desde el otro extremo de la habitación –Si diera negativo, aquí no ha pasado nada. Si da positivo va sabes lo que hay que hacer...

- ¿Qué hay que hacer según tú?

- Abortar –me miró a los ojos –Si sale positivo vas a abortar.

- No voy a abortar, Roberto –le mantuve la mirada –El bebé no tiene la culpa de nuestros fallos.

- ¿De qué fallos estás hablando? Estamos terminando nuestras carreras. No vamos a tirar todo por la borda por tus estúpidas hormonas.

- ¿Quieres dejar de hablarme así? –me crucé de brazos –He dicho que no voy a abortar. Si estoy embarazada voy a tener al bebé.

- Conmigo no cuentes para tus locuras –se cruzó de brazos.

- ¿Qué quieres decir? –mis manos empezaron a temblar.

- Que si quieres tener al bebé lo tendrás sola. Yo no estoy de acuerdo en esto.

¿De verdad me estaba diciendo que si no aborto me deja? Nunca lo había imaginado. No era el hombre del que me había enamorado. No era el hombre que yo pensaba. ¿Hay un "problema" y sale corriendo? No, esto era el colmo.

- Vete –dije mirándolo y las lágrimas empezaron a salir de mis ojos.

- ¿Qué?

- ¡Que te vayas! –casi le grité.

- ¿Estás loca?

- ¡He dicho que te vayas! No quiero verte. No eres el hombre que yo pensaba que eras. ¡Vete!

- ¿Vas a tirar todo a la basura? ¿De verdad vas a ser tan estúpida?

- El único que está siendo estúpido y egoísta eres tú. No quiero volver a verte –le dije conteniendo mis lágrimas.

Se dio la vuelta y abrió la puerta. Miré el test y vi el gran negativo. No estaba embarazada. Suspiré. Cogí el test y le grité.

- Para que lo sepas, no estoy embarazada.

- ¡Bien! –dijo cerrando la puerta.

- Vete Roberto –volví a repetir.

- ¿Por qué? No estás embarazada. Podemos arreglar las cosas.

- No hay nada que arreglar. En cuanto has visto un "problema" has salido corriendo. No eres la clase de hombre que creía que eras.

- No te entiendo...

- No necesito que me entiendas –lo interrumpí –Sólo quiero que te vayas.

Abrió la puerta y se fue. Me desplomé en el sofá y lloré todo lo que tenía que llorar. Todo se había terminado. Cinco años con una persona que no era como yo creía. Era cierto que lo habíamos hablado, mil veces, de cómo sería nuestro futuro. Pero las cosas pueden cambiar de un momento a otro. 

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