Capítulo 5:

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El verano está empezando. Hemos terminado nuestras carreras de Magisterio. Mi amiga se ha prometido. Tenemos muchas cosas que celebrar. Así que, entre todos, hemos decidido irnos una semana a la playa.

Termino de meter mis cosas en la maleta y bajo. Allí está Pablo esperándome en su Mercedes. Me ayuda a guardar mi maleta y nos vamos a la playa.

Vamos escuchando música y cantando.

- Te veo feliz hoy –me dice.

- Estoy muy feliz –le sonrió de oreja a oreja.

- Me alegra verte así.

Llegamos al hotel. Allí estaba Mónica y Raúl esperándonos. Los saludamos y subimos nuestras maletas a las habitaciones. Se supone que Mónica compartirá habitación conmigo y Raúl con Pablo. Guardamos nuestras maletas, nos ponemos los bikinis y vamos por los chicos. Ellos ya están listos así que bajamos a la playa.

Al llegar me siento en una tumbona. Mónica corre al agua con Raúl. Pablo se sienta a mi lado.

- ¿Te ayudo con el protector solar? –me guiña un ojo.

- Sí por favor –le sonrío.

Me tumbo, boca abajo, y empieza a masajear mi espalda. Se escapa un pequeño gemido de mi boca cuando roza mis muslos. En seguida me arrepiento. Siento mis mejillas arder. Por suerte no dijo nada.

- ¿Me puedes echar un poco en la espalda?

Me levanto sonriente y él se tumba. Echo crema en mis manos y empiezo a rozar su piel. Voy masajeando su espalda a la vez que voy extendiendo la crema por todas partes. Mis ojos se paran en su culo y sus musculosas piernas. ¿Qué es lo que estoy sintiendo? Casi puedo oír los latidos de mi corazón agitado. Me pongo nerviosa.

- ¿Qué pasa? –él se incorpora un poco para mirarme.

- Nada –logro decir –me he quedado mirando a esos dos tortolitos –señalo a Mónica y Raúl.

- Hacen una pareja encantadora –sonríe.

Le sigo poniendo el protector por sus muslos y sus piernas. Cada vez estoy más nerviosa.

- Venir a bañaros. El agua está buenísima –nos grita, mi amiga, desde el agua.

- ¡Sí, voy!

Dejo el protector en mi bolsa y salgo corriendo al agua. Pablo me sigue. Antes de que mis pies toquen el agua, siento como me levantan en brazos y sigue corriendo. Me mete en el agua y me abraza. Nos olvidamos del resto del mundo. Por un momento sólo estamos él y yo. Dentro del agua. Abrazados. Mirándonos a los ojos. Esos ojos azules que me están volviendo loca. Mi corazón empieza a latir muy rápido. Estoy poniéndome muy nerviosa. Mónica me salpica agua en la cara y hace que me gire y la mire.

- ¡Guerra de agua! –grito.

Empezamos a salpicarnos agua y todos reímos. Después de jugar un poco, las chicas volvemos a las tumbonas a tomar el sol. Los chicos se quedan en el agua. Le ayudo a ponerse crema en la espalda y nos tumbamos.

- ¿Qué sientes por Pablo? –yo la miro con los ojos muy abiertos.

- No es el lugar –le susurro.

- Vamos, están en el agua, no se van a enterar de nuestra conversación –me sonríe.

- Es mi amigo –me encojo de hombros.

- Él no te mira como amigo y lo sabes. No me creo que seas tan tonta como para no verlo –se sienta y yo la imito –Está loco por ti.

- Imaginas cosas. Somos buenos amigos. Sólo eso.

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