Llegó el día de la boda. Mónica estaba muy nerviosa. Le ayudé a ponerse su vestido de novia. Era hermoso. Había escogido un vestido con corte de sirena. Con su espalda al descubierto y pequeñas florecitas de encaje por toda la falda. Se había recogido el pelo en un moño despeinado y una corona sujetaba su velo.
- Estás preciosa –dije conteniendo las lágrimas.
- Gracias –me sonrió.
Salimos, la ayudé a montarse en el coche nupcial y yo me subí en otro coche. Llegué a la iglesia y esperamos a que llegara la novia. Todos estaban ya dentro. Pablo salió con Luna. Tenía un vestido rosita con una pequeña corona de princesa.
- ¡Laura! –gritó la pequeña y corrió hacia mí.
- Pero qué guapa está mi pequeña princesita –le di un beso.
- Estás preciosa –me sonrió Pablo y me dio un beso.
Tenía puesto un vestido, de color azul pastel, por debajo de la rodilla.
- Gracias tú también estás muy guapo –le sonreí.
Me dejó a Luna, con su cestita llena de flores y entró en la iglesia. Llegó el coche nupcial con Mónica. La ayudé a bajarse. Le dio la mano a su padre y me llevé a pequeña para que fuera entrando en la iglesia. Luna se quedó quieta. Me miró nerviosa y vi que iba a comenzar a llorar. Tenía miedo. Fui a su encuentro. Le cogí de la mano y empecé a caminar con ella. Ella iba sonriendo. Tirando florecitas por la gran alfombra roja. Llegamos al final y me senté, con Luna sobre mis piernas. La música nos indicó que la novia estaba entrando. Todos nos volvimos a mirarla. Raúl se notaba nervioso.
Llegó junto a él, su padre le dio un beso a Mónica y ella se colocó a su lado.
Luna se portó realmente bien. No habló nada mientras estábamos dentro de la iglesia. Salimos y le entregué un puñado de arroz para que se lo tirara a los novios cuando salieran. Pablo estaba a nuestro lado. Sonría. Estaba guapísimo con su traje azul marino y su camisa blanca.
Los novios salieron y le empezamos a echar el arroz. Luna reía y reía.
Nos fuimos a la fiesta mientras los novios iban a echarse algunas fotos. Pasó poco tiempo hasta que los novios llegaron. Hicimos el brindis y todos nos sentamos en las mesas para comer.
Llegó la fiesta. Mi parte favorita. Los novios iniciaron el baile. Después todos nos unimos a bailar. Cogí a Luna en mis brazos y bailé con ella. No paraba de reír.
La novia iba a tirar el ramo de novia. Me llevé a Luna conmigo y nos pusimos para coger el ramo. Mónica se colocó de espaldas con el ramo en las manos. Le dije a Luna que intentara coger el ramo cuando ella lo tirara. La niña me aseguró que lo cogería sí o sí. Hicieron una cuenta atrás. Pero Mónica no tiró el ramo. Se dio la vuelta y nos miró a todas.
- Lo siento chicas –nos sonrió a todas.
Luna se soltó de mi mano y fue corriendo hacia Mónica. Ésta se agachó, le dijo algo al oído y le dio el ramo. La niña corrió hacia mí y me entregó el ramo. Yo la miré sin entender.
- Mira a papi –me dijo la pequeña.
Yo me volví y me encontré a Pablo con una rodilla en el suelo y sosteniendo una pequeña cajita con un hermoso anillo. Llevé mis manos a mi boca. No me lo podía creer. Todos nos miraban.
- Laura, para nadie es un secreto que llevo bastantes años enamorado de ti. Llevo meses guardando éste anillo, que compré para ti. No sabía cómo dar el paso. Hasta que hablé con Mónica y me ofreció su ayuda. Nuestra amiga nos conoce muy bien a los dos –todos rieron –Laura, ¿quieres casarte conmigo?
- ¡Sí! –lo abracé y lo besé.
- ¡Bien! –Luna saltaba de alegría.
Todos comenzaron a aplaudir. Pablo me colocó el anillo en mi dedo y yo lo miré ilusionada. Íbamos a casarnos. Desde ahora seríamos una familia. Juntos los tres.
FIN
ESTÁS LEYENDO
Amigos
RomanceLLevo 5 años con mi novio. Nuestra relación es perfecta. Hemos acordado irnos a vivir juntos cuando terminemos nuestras carreras. Pero todo está empezando a ir mal. Tengo 5 días de retraso. ¿Estaré embarazada? ¿Debería contárselo a Roberto?