Final: Paz

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Narrador

Haibara nada más patear corrió en búsqueda de su novio, sin importar que pasará ella estaría a su lado; no le importo cuanto se sacudió el suelo. Cuando todo se detuvo corrió lo más rápido que sus pequeñas piernas le daban; al verlo saltó a sus brazos.

Ella envolvió sus brazos en su cuello, mientras que él envolvió los suyos por su cintura cayendo al suelo; a ninguno le importó que ese hombre seguía por ahí.

—Ai... —murmuró con dulzura aferrándose a ella.

—¡Cállate! —le gritó molesta. —¡Eres un imprudente! —se quejó levantándose para verlo a los ojos.

—Lo siento, de verdad lo siento. —susurró llevando su mano a su mejilla, acariciándola suavemente.

Ella soltó un suspiró agotada. —A la próxima hago que te encierren. —se quejó con las mejillas ardiendo levantándose del piso.

—Oh vamos, amor. —"reprochó" con diversión levantándose también del suelo.

El hombre estaba realmente impactado ante el comportamiento de esos dos, voces haciendo eco en el lugar también llamaron su atención.

—Es hora de volver Karl Kent. —murmuró la niña pasando los lentes que tenía al rostro de su amante, ambos quedándose mirando con melosidad juntando sus frentes.

El exfutbolista se tensó ante la intimidad que expresaban los mocosos.

—A ti, siempre. —le respondió en un susurro tierno antes de separarse.

—¡Lo logramos! —gritó emocionada Ayumi llegando con esos dos que los recibieron con una sonrisa, aún lado el hombre conflictuado, cuestionando si era normal el comportamiento de los niños.

—¡Si! —le siguió Mitsuhiko efusivo.

—¡La liga Juvenil de detectives lo logró! —gritó Genta.

—¡Sí!

No mucho después llegó la policía y arrestaron al hombre, a los niños los examinaron por si tenían heridas y a Conan lo curaron, aparte de conocer a casi todos los policías también conocían a los paramédicos.

Un par de semanas después

—¿Siguen jugando? —preguntó Ran con una sonrisa al ver a los niños acercarse agotados, llevaban el uniforme rosado con rayas moradas que los distinguía.

—Si. —le respondió Genta tirándose en la banca de al lado completamente agotado, lo cual era comprensible llegaban jugando desde el mediodía hasta ahora que el sol estaba mostrando sus últimos reflejos.

—Realmente no entiendo porque están siendo tan competitivos. —comentó Ayumi arreglándose la vincha que siempre usa, puesto que se estaba cayendo al moverse tanto.

—Creo que tienen alguna especie de apuesta. —comentó Mitsuhiko ventilándose así mismo al lado de su amiga.

—He, una apuesta. —dijo Sonoko con una sonrisa entretenida.

—¿Una apuesta? —preguntó extrañada Ran. —¿Será que Ai-chan quiere algo? —volvió a preguntar dándoles agua a los niños.

—¿Esa mocosa quiere algo? —se preguntó Sonoko impresionada e interesada.

Todos miraron a esos dos que seguían dando toques.

—Hablando de regalos. —exclamó Ran recordando algo que quería hacer con los pequeños. —¿Para navidad no les gustaría jugar al intercambio de regalos? —sugirió emocionada.

A lo que los niños empezaron a gritar muy emocionados llamando la atención de los adolescentes encogidos. —¿Qué sucede? —preguntaron.

—Juguemos al intercambio de regalos.

—¿Eh?

Tiempo después

—¿Quién te tocó? —preguntó Ai apoyando su cabeza en el hombro de su novio.

Ambos estaban viendo una película abrazados o bueno, Edogawa es quien la abraza pues esta estaba sentada entre sus piernas y ella se apoyaba en su pecho.

—Ayumi-chan, ¿y tú? —preguntó Conan tomando el mentón de su novia para poder verla a los ojos.

—Kojima.

Ambos se quedaron mirando fijamente sin opinar realmente en nada.

—¿Cambiamos? —preguntó Sherlock con una mirada en blanco.

—Si. —contestó sin más.

—Perfecto, ahora concentrémonos... —murmuró deslizando su pulgar por sus labios. —En la película. —siguió dándole un profundo beso.

Edogawa se apartó con una sonrisa brillante y se volvió a concentrar en la película; Ai se quedó mirando su perfil por lo que fue unos largos segundos con la mente en blanco, la había embobado de tal manera que la dejó sin raciocinio, al recobrar su razón frunció el ceño molesta, ¿la dejaba así y luego huía?

—¿Crees que lo dejaré así? —preguntó apretando los labios.

Conan la miró extrañada, no sabía cómo reaccionar cuando ella se dio la vuelta quedando sentada en sus piernas.

—Como si no pudiera detener tu razonamiento. —comentó burlona antes de estampar sus labios contra los de él.

El azabache se quedó impactado ante el beso tan demandante que estaba recibiendo, pero no le costó mucho dejarse ser; ni siquiera había notado cuando encendió la competitividad de su novia pero valía la pena en ese instante.

Si quería que solo pensara en ella, no necesitaba tanto esfuerzo pero en ese instante lo estaba logrando magníficamente; sus pensamientos referentes al mundo se esfumaron de su mente, contrario a eso solo podía enfocarse en ella; sus labios; su olor; su temperatura; su textura; su sabor.

Sólo había una cosa que lo estaba volviendo loco y, tenía nombre, apellido y una expresión que lo cautivaba por completo; esa sería una increíble tarde donde tendrían que ver de nuevo esa película pero que importaba.

De repente un fuerte estruendo se escuchó, causando que ambos se separaran, se miraron sorprendidos.

—¿Crees que estará bien? —preguntó algo preocupada Shiho.

—Ya deberías estar acostumbrada a esto, princesa. —afirmó Conan riendo.

Ella solo se encogió de hombros. —A veces me preocupa que le pase algo realmente grave.

—A mi también, pero...

—¡Estoy bien! —gritó su padre adoptivo desde abajo.

—Siempre trata de mantenernos al tanto, y nos aseguramos que el cuarto tenga todo tipo de alarmas ante cualquier emergencia. —comentó deslizando un mechón tras su oreja, se sorprendió al no notar sus aretes. —¿Por qué...? —preguntó extrañado.

—Los he estado buscando estos días, no los encuentro. —respondió ella frunciendo el ceño extrañada.

—¿Te ayudo a buscarlos? —preguntó Shinichi.

—Si. —murmuró suavemente mostrando una inmensa sonrisa. —Pero, después. —comentó volviendo a besarlo.

Era una delicia y estaban dispuestos a enloquecerse mutuamente; era la perfección.

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Disculpen eso

Subí el capitulo equivocado, pero aquí esta, solo faltaría el epilogo y lo subiré mañana

Undécimo delanteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora