Capítulo 5: Preocupaciones

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Al día siguiente

Madrugada

Mientras el pequeño de grandes lentes caminaba por las calles cuestonandose sobre el caso en sus manos se encontró a un impresionante futbolista el cuál admiraba por lo que su emoción lo hacía vibrar.

De alguna forma este lo invitó a jugar con él y, ni corto ni perezoso aceptó; debido a su habilidad para el manejo del balón lo impresionó por lo que le dio una muñequera color blanco; en otra parte llegó una carta en la agencia de detectives Mouri, el próximo objetivo sería a nivel nacional donde habría muchas víctimas.

Entre las probabilidades que había, deducían que sería en el concierto de Yoko Okino, lo más sospechosos eran el periodista y el camarógrafo.

En la tarde

Conan estaba en el regazo de Ai mientras ella bebía una taza de té, sin darle demasiada importancia al abrazo que le estaba dando.

Ella tomó un largo sorbo antes de soltar suspirar relajada. -Algo te está molestando, ¿verdad?

-Si. -dijo agotado, con la voz amortiguada, se dio media vuelta viendo a su novia dejando de lado la taza para acariciarle el cabello. Con una sonrisa encantada se derritió ante su toque. -El concierto se llevará a cabo el tres de diciembre.

-¿Eh? ¿El mismo día que la final de la J-League? -preguntó extrañada.

-Si. -afirmó. -¿Lo ves? Es extraño, ¿no? -se quejó atormentado. -Y además me pregunto, ¿por qué el culpable nos dio pistas sobre su objetivo? -preguntó. -No sería más difícil para él, ya que habría más seguridad.

-Tienes razón. -coincidió el Profesor Agasa, a un lado de los mini adolescentes, sin darle importancia a los mimos.

-¿Será que va a necesitar la presencia de más seguridad para colocar las bombas o simplemente es muy confiado? -preguntó de nuevo el infante.

-Quién sabe. -contestó Ai concentrada más en acariciar el cabello de su novio que en sus deducciones. -Quizás hay otro lugar donde pueda haber más de 80.000 personas.

-O tal vez el culpable está mintiendo. -murmuró Agasa entre pensamientos.

-No, recuerdo sus métodos él no miente, puede estar seguro. -contestó firme Edogawa. -O tal vez...

-Tal vez, ¿qué? -insistió Miyano acomodando los mechones de su cabello.

-¿Existe un significado oculto en esas palabras...? -murmuró conflictuado. -Simplemente las piezas no cuadran en mi cabeza.

-Tan solo por este instante olvídate del caso, si necesitas algo del caso te ayudaré pero ahora deja de pensar. -le dijo Miyano.

Kudo no hizo nada, solo se dejó consentir.

Tres de diciembre

En ese día Conan trato de hacer que los adultos dudaran que las bombas están en el estadio del concierto pero Kogoro lo contradijo.

-¿Algo te preocupa, Conan-kun? -preguntó Sato.

-Hoy es la final de la J-League al igual que el concierto de Okino-san, es extraño, ¿no?

-Es verdad. -concordó Sato entendiendo lo que señalaba el pequeño.

-Es una coincidencia, solo una coincidencia, ¡maldición! ¡deja de decir tonterías que interrumpen la investigación! -se quejó Kogoro, sin importarle lo que decía el niño.

-No, también lo hemos pensado y hemos dividido la seguridad. -concordó con las sospechas, Megure.

-El juego iniciará a las 3:30 p.m, así que está a punto de empezar. -afirmó Takagi.

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