Capítulo 2: Impresión

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Ai

Todo estaba bien, él como siempre impresionando a todos con sus habilidades hasta que... me dio esa maldita mirada.

Mientras golpeaba el balón me miró de forma atrevida, obviamente retándome; lo peor es que no podía retractarme de ese reto.

¡Me prometió el último bolso de la colección Fusae!

Ni muerta me negaría a eso.

—Estupido, Edogawa. —murmuré molesta; sin embargo, no puede evitar sonreír.

Desde el instante en que empezamos esta apuesta, nos habíamos vuelto más competitivos, más animados e incluso más cariñosos; puesto que debido a esto empezaron a dejarnos más tiempo solos, lo cuál fue gratificante para ambos.

Corrí hacia al lado en que desvió la mirada en un pestañeo, volviendo a mi y luego al balón que subía más y más alto. En un momento golpeó con fuerza el balón hacia mi, Este chico es un diablillo.

Lo atrapé con facilidad y lo deslice hasta el piso. —Eres insoportable. —murmuré, al recibir una sonrisa brillante supe que me entendió por completo. Lo deslice por mi pie y lo hice saltar antes de pegarle con fuerza, resoplé al ver la facilidad con la que lo atrapó.

Así fue como empezó una exhaustiva competencia, de quién vencía al otro; desgraciadamente ninguno logró salir victorioso aunque recibimos muchos aplausos cuando decidimos que había sido demasiado.

—Vaya, definitivamente tenías razón. —escuche la voz del futbolista Hide-san. —Si, es más impresionante.

Qué le habrá dicho ese idiota.

—Se lo dije. —él afirmó con gran orgullo.

Al mirar a nuestros acompañantes note como me victoriaban, con un suspiro simplemente me acerque a ellos, no le tomo mucho para caminar a mi lado, con esa insoportable sonrisa de engreído.

—¡Hey! —escuché tras nosotros.

Al darme la vuelta, me paralice de la sorpresa.

—¡Wow! ¡Un chico guapo! —exclamó emocionada Sonoko.

No pude evitar sonreír abiertamente. —¡¡Es Higo-san!!

—Shinichi Kudo.

Casi se me sale el corazón al escuchar la dulce voz de mi idolo nombrando a mi novio.

—¿Lo conoces? —pregunto.

¿Conocerlo?

Conozco hasta su ropa interior. —pensé, alarmada de que diga algo más.

—Bueno... —solto el tonto de mi novio nervioso, mirandome de reojo.

Prácticamente gritándome que lo ayudará a salir de ese embrollo.

—¿Conoces a Shinichi? —por suerte Ran salto a su rescaté.

—Si, asistí a uno de los partidos que jugó. —exclamó, sabía que es bueno en el fútbol pero que hasta Higo-san lo haya ido a ver, vaya. —De hecho hable con él brevemente. —afirmó mostrando una sonrisa calmada. —Sus modos de jugar son muy similares al de él, especialmente el de este niño.

—¡He! —casi pude escuchar el mini-paro cardíaco que nos dio al escucharlo. —Eso... bueno... —se notaba muy nervioso. —¡Es porque hemos entrenado fútbol con Shinichi-niisan! —soltó con esa voz infantil que casi me hace reír a carcajadas.

—Ya veo... —murmuró con sorpresa. —Así que aprendieron de él. —exclamó con una sonrisa calmada, al parecer nos creyó. —Sigan jugando fútbol, pequeños. —afirmó poniendo sus manos en nuestras cabezas, revolviendo con suavidad nuestro cabello.

Undécimo delanteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora