El avión tembló y se hundió ligeramente, mis dedos agarraban el reposabrazos con tanta fuerza que podía sentir mis uñas clavándose en el cuero falso. Un suave ding llenó la cabina cuando las luces de los cinturones de seguridad se encendieron en lo alto. No me había quitado el mío desde que abordamos, con o sin luz.
"Tripulante nervioso, ¿Eh?"
Dijo el hombre a mi lado, un caballero corpulento con cabello gris ralo y un traje de negocios desaliñado.
"¿Cómo lo sabes?"
Le pregunté sarcásticamente y con una tímida sonrisa.
"Bueno, estás sudando a chorros, estás blanco como un fantasma, y agarrando el reposabrazos como si alguien intentara arrancarte de él…"
"Sí, no soy bueno en todo eso de volar"
Me dio una palmada en el hombro, me es muy incómodo cuando extraños invaden mi espacio personal, pero lo dejé pasar.
"No estás solo, amigo mío"
Él se rió y levantó la mano para exponer sus uñas, se las había mordido hasta convertirlas en protuberancias.
"Mi hábito nervioso es morderme las uñas, cada vuelo las uso hasta quedar en nada"
Sonreí y asentí haciendo mi mejor esfuerzo para parecer amigable. Honestamente, no me importan una mierda los hábitos nerviosos de este hombre, especialmente mientras el avión todavía estaba rebotando arriba y abajo. Oí que algo se movía en el compartimento de arriba y volví a mirar al corpulento mordedor de uñas. Todavía estaba sonriendo todo amistoso, como si estuviera esperando una respuesta.
"Martín…"
Dije finalmente soltando el reposabrazos y viendo mis nudillos cambiar de blanco a un rosado más suave mientras extendía mi mano hacia el hombre. Él correspondió al gesto y envolvió su mano regordeta y sudorosa alrededor de la mía dándole una fuerte sacudida.
"¡Germán!"
Dijo jovialmente.
"¿Cuáles son las probabilidades, eh?"
Levanté una ceja, confundida por un momento. Entonces me di cuenta de lo que quería decir y dejé escapar una risa genuina.
"Jaja… qué gracioso"
Lo decía en serio, pero aun así sonaba falso.
Regresé mi mirada a la ventana a mi derecha. Reflexioné por un segundo por qué siempre elegía el asiento junto a la ventana en los aviones cuando estaba aterrorizado de volar. Siempre me arrepentía. Aún así, la oscuridad permaneció en el cielo todo el vuelo. Miré hacia la nada, nada nos rodeaba excepto nubes en tonos de gris. El temblor finalmente se detuvo e hice todo lo posible para que mi cuerpo se relajara.
"Bueno, ¿Por qué vas a Madrid?"
Germán intervino de nuevo, pensando que había hecho un amigo durante el vuelo. Giré mi cabeza hacia atrás en su dirección y miré hacia el pasillo, la azafata todavía estaba filas y filas lejos de mí. Necesitaba algo para beber.
"Entrevista de trabajo…"
Dije.
"Siempre quise mudarme a España y…"
El avión volvió a temblar, esta vez con fuerza. Observé a la azafata perder un poco el equilibrio y casi golpear con su carrito de bebidas a uno de los pasajeros. Las luces se atenuaron en la cabina del avión, y podría jurar que vi un destello de luz verde cuando el avión se sacudió. Giré la cabeza para mirar de nuevo por la ventana y no vi nada.
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Historias Para No Dormir 4
HorrorHistorias para no dormir 4 es la cuarta edición antológica compuesta de 25 historias de terror de duración variada. Cada uno de los relatos va evolucionando de manera asombrosa, atrapando al lector en una espiral de ansiedad y locura. El autor recre...